sábado, 10 de diciembre de 2016

LOS GUARDIANES DEL MURO / por F.L.Mirones.


Hay un cambio de relato en el mundo. La gente ya no confía en los periodistas a sueldo.
Lo ha dicho el Papa, lo confirman los sociólogos, se palpa en las calles. Nos han mentido mucho. En cada redacción de periódico se contrata a los que van a contar lo que a la línea editorial de ese medio y a sus inversores convenga.

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LOS GUARDIANES DEL MURO

Hay un cambio de relato en el mundo. La gente ya no confía en los periodistas a sueldo.

Lo ha dicho el Papa, lo confirman los sociólogos, se palpa en las calles. Nos han mentido mucho. En cada redacción de periódico se contrata a los que van a contar lo que a la línea editorial de ese medio y a sus inversores convenga.

La corrección política de cada bando creado, ha matado a los escribidores valientes e independientes.

Los políticos les hacen la pelota; ellos ahogaron al estudiante de periodismo que quería cambiar el mundo, y dejaron crecer al aficionado a medrar echándose amigos poderosos. Al final, se hicieron compañeros de cama. Políticos y periodistas se retro alimentan. Comen juntos en restaurantes caros, van a las mismas fiestas, conviven demasiado... el roce hace el cariño.

El poder de ciertos tertulianos y presentadores con nombre de estado norteamericano grande, nutre de carnaza a sus adeptos, convirtiéndolos en adictos. La auto estima de los que se llaman a sí mismos mediáticos, crece geométricamente; ganan más que el Presidente del Gobierno, trafican con la desinformación, pero la gente se ha dado cuenta.

Pasaron de hacer buenos reportajes a crear EGOcumentales en los que posan cada diez segundos mirando al tendido con cara de pensar. Si levantas la ceja pareces profundo.

En las redes sociales eclosionaron los nuevos independientes. Las personas nos eligen o no de forma libre, saben que lo hacemos sin recibir dinero a cambio, intuyen que somos el último refugio de la opinión real y desatada.

La gente peligrosa es la que escribe bien. Un buen escritor por ahí suelto, sin control, es una amenaza para los que quieren engañarnos a todos. Caballos desbocados, imposibles de atar, forman manadas como esta.

¿Puede informar bien alguien que vive de ello y que recibe un sueldo de un medio determinado?. ¿Se fomenta en las redacciones, tanto de periódicos y revistas como de televisiones y radios, al periodista de raza, al tocapelotas capaz de disparar en cualquier dirección, al investigador pertinaz?, ¿o se prefiere al que ya sabemos lo que va a decir?.

La gente, cada vez más, se informa en los blogs, en los muros y en los gorjeos del pájaro azul. Porque aquí solo es leído el que dice algo, y eso, queridos amigos, está fuera del alcance de muchos que se llaman periodistas.

El pueblo elige a sus juglares, las personas conocen perfectamente a los que les hacen sentir el valor de las palabras bien colocadas.

Ya no vale que sobre un artículo ponga El País, ABC o El Mundo. Sus trabajadores hablan de sus intimidades en los medios como si nadie escuchara. Nos cuentan los trapos sucios de cómo en sus redacciones se vetan o promocionan noticias y personas según convenga a sus directores o presidentes.

Todo es mentira menos lo que está bien apalabrado, porque es imposible escribir falsedades con coherencia.

Si se equivocan tanto, deben irse; y si lo hacen deliberadamente, son inmorales.

Hay un cambio en el relato del mundo, ahora la información veraz es la que revela alguien que lo hace sin cobrar por ello. ¿por qué iba a mentirte?, no tengo nada que perder.

Nadie puede despedirme de mi teclado, ni de tu sonrisa.

Un aullido.
Fernando López-Mirones.

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