domingo, 22 de enero de 2017

COLOMBIA: FERIA DE LA LIBERTAD / Roca Rey, a hombros en el regreso de la Fiesta a Bogotá.



El Juli, Luis Bolívar y Roca Rey, que confirma alternativa, protagonistas del histórico acontecimiento.

  • El peruano le cortó las dos orejas al sexto y abrió la puerta grande al término de un festejo en el que Bolívar paseó un trofeo y El Juli perdió el premio tras marrar con los aceros.

Antes de arrancar el paseíllo, sonaron el himno nacional de la República de Colombia y el himno de la ciudad de Bogotá. Además, se escucharon gritos espontáneos de ¡Libertad, libertad! por parte del público. Una lona que cubría el ruedo pedía "Libertad, respeto y derecho" 

Roca Rey, a hombros en el regreso 
de la Fiesta a Bogotá

Bogotá, 22 Enero 2017
Roca Rey se llevó el gato al agua en el festejo de reapertura de la Santamaría de Bogotá y salió a hombros tras cortarle las dos orejas al sexto. Luis Bolívar obtuvo un trofeo de su primero y si El Juli se marchó sin premio fue, únicamente, por marrar con los aceros su estupenda labor al cuarto astado de la función.

Roca Rey brindó el sexto a los novilleros que se mantuvieron en huelga de hambre hasta lograr el regreso de los toros a la ciudad. Y no pudo dedicarles mejor homenaje que el del triunfo que obtuvo, pues le cortó las dos orejas y se aseguró la salida a hombros en olor de multitudes. Labor de muchos detalles, con algunos altibajos, pero con muestras de su toreo valiente, vistoso y variado, tanto con capote como con muleta. Destacó a la verónica en el primer tercio, al igual que en un poderoso quite por gaoneras, aclamado por la afición. Muleta en mano, trasteó por ambos pitones en terrenos de tablas, donde buscó refugio el toro. Allí hubo muletazos de desigual calidad, pues desiguales fueron también las acometidas del animal de Ernesto Gutiérrez. La entrega por parte de Roca fue el denominador común de la faena. Un pinchazo sin soltar y un espadazo sin puntilla terminaron de convencer al respetable para premiarle con el doble trofeo. El toro, aunque a menos, embistió por momentos con calidad, fijeza y humillación.
El primero no tuvo franqueza en su embestida, desluciendo el toreo de Roca Rey. Protagonizó el peruano una labor paciente, plena de valor sereno y con pasajes destacados al natural por el pitón izquierdo. A esos muletazos, lentos y vistosos, le siguió un final pleno de entrega, en el que el diestro pisó con enorme determinación la corta distancia. Conectó ahí con fuerza con el público. La estocada no tuvo el efecto esperado dada su buena ejecución y colocación y todo quedó en una vuelta al ruedo tras petición de trofeo.

El segundo mostró desde el comienzo de su lidia mal comportamiento, pegando arreones, resultando incierto en su embestida, peleando sin ninguna franqueza en el caballo... y en la muleta, sin pasar casi nunca; y cuando lo hizo, lo hizo con peligro. Absolutamente deslucido el ejemplar de Ernesto Gutiérrez. No pudo lograr ni un pase El Juli, que fue silenciado con semejante material. El toro, por su parte, fue fuertemente pitado en el arrastre.

El Juli emborronó con la espada la, hasta ese momento, faena más importante del festejo. Si su primero le puso las cosas imposibles, este cuarto sí se prestó más al lucimiento del madrileño. Sobresalió el poderío del torero, que fue haciendo al toro por ambos pitones. Aunque el animal fue a menos en su comportamiento, sobre todo en el último tramo del trasteo, sí es cierto que tuvo una gran condición en su embestida. La labor de El Juli fue a más. Presentó Julián todas sus credenciales de poderío y mando y se impuso al toro de manera impresionante. La conexión con el público fue total: hubo gritos de ¡torero, torero! y sólo media estocada, de defectuosa colocación, unida a dos golpes de descabello, enfriaron al público. Aun así, El Juli fue obligado a dar la vuelta al ruedo.

Luis Bolívar le cortó la oreja al encastado tercero tras una faena muy importante, en la que a fuerza de voluntad, entrega y disposición, haciendo las cosas muy bien en todo momento, se impuso a la difícil condición de su antagonista. Hubo muletazos de trazo largo, de toreo lento. El toro por momentos quiso rajarse, pero hasta las tablas se iba a buscarlo Bolívar, logrando destacados pasajes por ambos pitones. Hubo también circulares invertidos, con cambios de mano incluidos, con el toro respondiendo cuando logró sujetarlo el caleño. Labor con mérito, pues el animal puso a prueba las condiciones del diestro, que previamente había brindado a Felipe Negret, presidente de la Corporación Taurina de Bogotá.

No terminaron de romper ni toro ni torero en el quinto capítulo del festejo, enfriando también los ánimos del público el fallo a espadas del diestro de turno: Luis Bolívar. La faena comenzó lucida con el capote con tres largas cambiadas de rodillas al hilo de las tablas y se mantuvo en lo alto en el inicio de faena en los medios, con cambiados por la espalda y pases de pitón a rabo. Pero las ilusiones se desvanecieron pronto al comprobar cómo ni toro ni torero terminaron de entenderse. El público esperaba una salida a hombros que, finalmente, no se produjo. Silencio al torero y silencio para el toro.

Bogotá (Colombia), domingo 22 de enero de 2017. Festejo de reapertura de la Plaza Santamaría tras cinco años sin toros. 

Toros de Ernesto Gutiérrez. Julián López "El Juli", silencio y vuelta al ruedo; Luis Bolívar, oreja y silencio; y Andrés Roca Rey, que confirma alternativa, vuelta al ruedo tras petición. Entrada: Lleno de "No hay billetes". El toro del regreso de la Fiesta a Bogotá atendió por "Libertador", nº 6, de 471 kilos, y con él confirmó alternativa Andrés Roca Rey. Antes de arrancar el paseíllo, sonaron el himno nacional de la República de Colombia y el himno de la ciudad de Bogotá. Además, se escucharon gritos espontáneos de ¡Libertad, libertad! por parte del público. Una lona que cubría el ruedo pedía "Libertad, respeto y derecho" . El periodista y sociólogo Alfredo Molano entregó la llave de los toriles a los monosabios. Se guardó un minuto de silencio por todos los fallecidos en el mundo del toro los últimos cinco años. Los tres toreros y sus cuadrillas fueron obligados a saludar tras el paseíllo. La empresa organizadora también fue fuertemente aplaudida. Bolívar brindó la muerte de su primero a Felipe Negret, presidente de la Corporación Taurina. Saludaron montera en mano Ricardo Santana y Carlos Garrido tras sus excelentes pares de banderillas al quinto toro.

Luis Bolívar paseó del tercero una oreja.

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