Es el momento de defender con entusiasmo
lo que vemos en nuestras plazas de toros
- Artículo de opinión de Williams Cárdenas reivindicando la importancia de esta etapa de la Tauromaquia que nos ha tocado en suerte, nunca mejor dicho.
Enero / 2017
Los aficionados a los Toros somos muy dados a la auto flagelación en cuanto al estado de la Fiesta, especialmente respecto de la baraja taurina que en los últimos años llena los titulares de los medios con sonados triunfos, y porqué no, algún que otro fracaso. Siempre se apunta aquello de que “El tiempo pasado fue mejor” y con eso despachamos la posibilidad de profundizar en el análisis.
No digo que no, digo que antes se toreaba con una pureza y autenticidad extraordinarias. Que en alguna época anterior la baraja taurina era tan amplia como variada y que en el torero se notaba su formación empírica, que muchos compensaban con una gran imaginación que les permitía improvisar momentos auténticamente geniales. Eso está claro.
Pero si nos detenemos un poco a reflexionar acerca de los tiempos actuales y de las figuras que más destacan en el escalafón, nos podemos llevar una sorpresa. En efecto, pocas veces en la historia del Toreo hemos encontrado que coincidan en ellas tres Figuras de Época, como las que desde hace unos cuantos años nos deleitan con su valor, sapiencia, arte y magisterio.
Me estoy refiriendo a José Tomás, Enrique Ponce y José Antonio “Morante de la Puebla”. Cada uno representa una manera de expresar el Toreo basado en las virtudes en las que soportan su Tauromaquia, a saber, José Tomás en el valor, Enrique Ponce en la sapiencia y Morante de la Puebla en el arte. Creo que ellos poseen las más genuinas esencias de los pilares en los que se funda el toreo de toda la vida.
José Tomás
La condición básica para sobresalir en el Arte de Cúchares no es otra que el valor. Sin este, se puede estar, brillar, sufrir o deambular por las plazas de toros, pero para triunfar en toda regla es indispensable una alta dosis de valor que te permita ir a la contra de lo que te sugiere el instinto de conservación. Pues bien, si hay un torero que nos ha conmovido en las décadas recientes por su estoicismo y valentía, ese no es otro que José Tomás, el torero de Galapagar, aún cuando en los últimos años se prodiga menos de lo que sus legiones de seguidores desearían. De él podemos decir también que cuando alcanza el climax de sus actuaciones, los niveles de verdad y pureza con los que ejecuta el Toreo son difíciles de igualar. En donde se anuncia las plazas se abarrotan y su presencia se convierte en un auténtico imán, que impulsa como un revulsivo la economía de las ciudades donde torea. Su trayectoria está allí, no tiene nada más que demostrar, habiendo alcanzado las cotas más altas de éxito y reconocimiento.
Enrique Ponce
En un caso excepcional. Pedro Romero, el de Ronda, hacía cálculo de los toros que había lidiado y en sus cuentas superaba los 5.000 toros muertos a estoque. Pues bien, las cifras de Enrique Ponce andan muy cerca en 27 años de alternativa, siempre a primer nivel, disputando el Cetro del Toreo a las figuras durante tres décadas seguidas y cada año lo vemos mejor, más maduro y más experimentado. El secreto de Ponce es su sabiduría, que es como añadir al valor un elemento que lo sublima y hace que el Toreo alcance su objetivo: Dominar la fuerza y la violencia del toro con la inteligencia del hombre! Hablamos entonces de la difícil facilidad con la que el torero de Chiva nos complace tarde a tarde, y últimamente, con actuaciones que son auténticas lecciones de Tauromaquia. No es que las de antes no lo fueran, es que ahora el torero valenciano añade el poso de sabiduría que aportan los años y que hacen que su obra sea singular en maestría, dominio y poderío.
Morante de la Puebla
Recuerdo que a finales del Siglo pasado, cuando se retiraron Rafael de Paula y Curro Romero, los que somos aficionados a esta forma soberbia de interpretar la Tauromaquia nos sentíamos tristes y huérfanos. Y es lógico, pues es muy difícil que aparezcan genios de estos que además del valor básico y del dominio de la técnica del toreo, requieren ponerse estéticamente guapos y haber sido tocados por una varita mágica. No nos imaginábamos la sorpresa que nos depararía un pueblo de Andalucía, la Puebla del Río, donde para entonces se estaba fraguando un torero, que por su manera de interpretar la Tauromaquia, iba a ser el Adalid del Arte de nuestro tiempo. Quienes lo hayan visto en una tarde de inspiración saben a que me refiero. Para hacer lo que hace Morante hay que tener una alta dosis de valor y una inteligencia estimable, pero donde su expresión se eleva mas allá de lo comprensible es en esa forma de torear en la que se conjuntan arte a raudales, estética, duende y pellizco. Qué es el pellizco? Pues eso que te llega al alma, que hace que te levantes de tu asiento y que se queda grabado en las retinas y en nuestra memoria.
Cualquiera de los tres, en cualquier época anterior de la Tauromaquia, habría sido una Figura Máxima del Toreo, lo curioso y por lo que debemos sentirnos realmente afortunados, es que estos tres toreros han venido a coincidir en estos años, para hacer el puente de Platino entre los siglos XX y XXI de la Tauromaquia.
Julián López “El Juli”
Ahora bien, si revisamos con mayor detalle el escalafón de las figuras del Toreo de los años recientes, nos daremos cuenta de que está repleto de toreros importantísimos, cada uno con méritos propios para llenar líneas doradas de la Historia de la Tauromaquia, comenzando por Julián López “El Juli”, que en buena medida resume las virtudes de los anteriormente nombrados, con una carrera de auténtico vértigo, pues apenas era un chico cuando ya competía con connotados Maestros, como en sus tiempos lo hizo José Gómez Ortega “Gallito”.
En resumen, esta que no pasa de ser una opinión, simplemente persigue reivindicar la importancia de esta etapa de la Tauromaquia que nos ha tocado en suerte, nunca mejor dicho, a fin de invitar a defender con entusiasmo lo que vemos en nuestras plazas de toros, pues la gran paradoja es que esto lo estamos viviendo en un momento en el que la Tauromaquia está siendo objeto de intensos ataques desde diferentes frentes, como nunca antes los había sufrido.
Madrid, 1º de enero 2017
William Cárdenas Rubio. Presidente AIT
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