Al iluso Gratacós (Gratacrack a partir de ahora) se le ocurrió pronunciar ayer el nombre de Messi en vano... y fue fulminantemente cesado en el tiempo récord de 5 horas. De Messi no puede hablar ahora mismo nadie en el club catalán salvo Bartomeu y Luis Enrique, y ambos para decir generalidades...
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No pronunciarás el nombre de Messi en vano
Juan Manuel Rodríguez
Hace tiempo que caló entre el barcelonismo la peculiar idea de que Leo es un pequeño diosecillo. Tanto elogio desmedido, tanto halago, tanta vaselina periodística, tanta cremita por la espalda y tanto masaje no podían caer en saco roto. Al iluso Gratacós (Gratacrack a partir de ahora) se le ocurrió pronunciar ayer el nombre de Messi en vano... y fue fulminantemente cesado en el tiempo récord de 5 horas. De Messi no puede hablar ahora mismo nadie en el club catalán salvo Bartomeu y Luis Enrique, y ambos para decir generalidades; y, por supuesto, la plantilla, siempre y cuando sea para decir que Messi es eso, un pequeño diosecillo al que se va a adorar cada cuanto al Camp Nou. La diferencia de esta etapa con cualquier otra es que Leo jamás estuvo antes a menos de un año de convertirse en agente libre y poder, por lo tanto, negociar con el club que le dé la gana. También el Real Madrid, ¿por qué no?...
El cese de Gratacrack no hace más que poner negro sobre blanco lo que comentaba aquí mismo el otro día: Leo Messi es el dueño total y absoluto de un club con más de cien años de historia. ¿A quién se le ocurre decir que Iniesta, Neymar o Suárez hacen mejor jugador a Messi? ¿En qué cabeza cabe que alguien de dentro del Barça sugiera la peligrosísima idea de que Leo es el mejor futbolista que ha habido, hay y habrá en el futuro pero que la plantilla la componen veintitantos jugadores? A raíz de semejante herejía, ¿podría llegar a interpretar cualquiera de los Messi que se ha enfriado el interés del Barça por alcanzar cuanto antes un acuerdo?... ¡A la hoguera con Gratacrack! ¡Que le corten cuanto antes la cabeza!
¿A santo de qué un cese tan fulminante?... Muy sencillo: el Barça tiene la necesidad de escenificar que Gratacrack es un hereje y, a ojos de los Messi, trata de poner distancia de por medio con el apóstata. Por supuesto que el club azulgrana corre el peligro de que desde fuera haya quien crea que se encuentra preso de una sola persona, pero como resulta que la interpretación coincide exactamente con la realidad a nadie le preocupa demasiado que se sepa una verdad universal: Messi es el diosecillo culé. Y como además los socios están encantados con esa idea, miel sobre hojuelas. Gratacrack es un efecto colateral. Naturalmente que los elefantes no comen mosquitos y que el pobre Gratacrack no juega en la misma división que Messi pero... muerto el perro se acabó la rabia. El ridículo es espantoso aunque, llegados a este punto, con Messi a 11 meses y 17 días de poder negociar con cualquiera, los escrúpulos no son una opción. Y así, de un modo tan absolutamente grotesco, el segundo mandamiento de la ley de Dios pasa a ser rápidamente el primero de la ley del diosecillo: "No pronunciarás el nombre de Messi en vano". Y ahora decid "amén" por la cuenta que os trae.
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