jueves, 5 de enero de 2017

Zidane tiene un plan / por Juan Manuel Rodríguez


 
"...Decía Bill Shankly que el secreto de un buen entrenador es tener a once jugadores contentos, "los once suplentes". Pues bien: Zidane tiene contentos (y enchufados) a los 24, cada decisión que toma le refuerza aún más como entrenador y demuestra que el ruido y la furia exteriores no le van a desviar ni medio milímetro de su plan..."

Zidane tiene un plan

Estaba muy claro que la decisión (arriesgada, difícil y complicada) de dejar a Cristiano en la grada ante el todopoderoso Sevilla del temible Sampaoli, que venía ni más ni menos que a "asfixiar" al Madrid en el Bernabéu, era fruto de un plan estratégico general que ni Zidane ni CR7 estaban dispuestos a variar por mucho que el equipo tuviera cinco bajas importantes. Zidane vivió desde dentro el desplome del Madrid de Ancelotti, estaba allí cuando ocurrió y está claro que extrajo sus propias conclusiones, que ya veremos en mayo si fueron las correctas, sobre lo que se hizo mal entonces. De momento, el equipo ha arrancado 2017 más arrollador incluso que acabó 2016, y conviene recordar que el año pasado el Madrid lo cerró ganando ni más ni menos que el Mundial de clubes.

Hasta el tallo de la flor que sus enemigos dicen que tiene en el trasero ha empezado a quebrar Zidane, a quien cada vez resulta más complicado reducir a la categoría de un hombre con suerte. Suerte tiene, eso está claro, porque fue uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos y ahora entrena al mejor club deportivo de la historia, pero negarle a Zizou el mérito es como robarle a Ava Gardner la belleza, un desdoro para quien lo hace. No contento con dejar a Cristiano en la grada, cuestión ésta que fue erróneamente interpretada como que priorizaba Liga o Champions por encima de la Copa, Zidane llevó al banquillo a su "hermano" Benzema. Con dos pelotas. Y es tal el dominio que Zidane tiene de la situación y el control al que somete las ruedas de prensa que, después del 3-0, absolutamente nadie le preguntó por la ausencia de Karim.

Con Nacho, James, Asensio o Morata, que son menos titulares que Pepe, Isco, Cristiano o Benzema, el Real Madrid hizo lo que Sampaoli aseguró que haría el Sevilla, y fue a buscar arriba al equipo andaluz hasta estrangularlo. Así, a los andaluces no les llegó la sangre a la cabeza y, sin el balón y sin poder pensar, se convirtieron en la sombra del equipo que había deslumbrado a Europa con su valentía y su buen gusto pero que anoche, ante un Real Madrid B, se deshicieron como un azucarillo en un vaso de agua. La lección de Zidane a Sampaoli vino precedida por el baño táctico que le dio a Luis Enrique en el Camp Nou y el sobo que le pegó a Simeone en el Calderón. Decía Bill Shankly que el secreto de un buen entrenador es tener a once jugadores contentos, "los once suplentes". Pues bien: Zidane tiene contentos (y enchufados) a los 24, cada decisión que toma le refuerza aún más como entrenador y demuestra que el ruido y la furia exteriores no le van a desviar ni medio milímetro de su plan.

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