miércoles, 15 de marzo de 2017

El Sevilla en el purgatorio / por Juan Manuel Rodríguez



Al Sevilla no le han eliminado ni los astros ni la mala suerte, al Sevilla le ha eliminado un buen equipo de fútbol, el Leicester, al que aquí, en España, probablemente por desconocimiento y también porque ahora mismo nos encontramos en la edad del pavo, se le ha faltado gravemente al respeto.


El Sevilla en el purgatorio

Un Mundial y dos Eurocopas seguidas nos han vuelto a todos un poco tontos, la verdad sea dicha. Antes no éramos así. Antes sufríamos más pero también respetábamos más a nuestro rivales. Ahora los respetamos, pero sólo de boquilla. Son las doce del mediodía del 15 de marzo de 2017, han pasado ya más de doce horas desde la eliminación del Sevilla en los octavos de final de la Champions, y aún estoy esperando a que alguien me diga por qué el séptimo clasificado de la Liga española es mejor equipo que el vigente campeón de la Premier. Al Sevilla no le han eliminado ni los astros ni la mala suerte, al Sevilla le ha eliminado un buen equipo de fútbol, el Leicester, al que aquí, en España, probablemente por desconocimiento y también porque ahora mismo nos encontramos en la edad del pavo, se le ha faltado gravemente al respeto.

Y aún hoy seguimos en las mismas. No hemos aprendido la lección. "El Leicester ha pasado pero el Sevilla es mejor". No, hombre, no; por definición, el mejor es el que gana y el peor es el que pierde. El Leicester ha sido mejor que el Sevilla en el global de la eliminatoria... ¡A ver si ahora va a resultar que no quiso meterle 4 en el Sánchez Pizjuán!... No le metió 4 en la ida porque, aún queriéndolo, y mucho además, su rival tenía otra idea al respecto. Y volvemos con la misma cantinela: "¡Qué suerte va a tener ahora el que se enfrente con el Leicester!"... No se gana una Copa de Europa sintiéndose superior al rival o ninguneándolo. Llegar a octavos es un milagro, clasificarse para cuartos es un portento, jugar una semifinal es una gesta, disputar una final es una maravilla y ganarla un prodigio. Ahora cerremos todos los ojos e imaginemos sólo por un instante lo que supone ganar 11 Copas de Europa. Y abrámoslos de nuevo y reflexionemos sobre los carros de basura que se arrojan a diario sobre el Real Madrid.

Hay que ver la facilidad con la que el señor Shakespeare puso en dificultades (hasta el extremo de eliminarlo) al Sevilla del profesor Sampaoli. El ex segundo entrenador del Leicester durante la etapa de Ranieri no diseñó nada especial ni se comió demasiado el coco: fútbol directo, lucha permanente por cada balón dividido, la velocidad de Vardy, la calidad de Mahrez y el aprovechamiento al máximo de cada jugada a balón parado. Se acabó. El Leicester fue así mejor que el Sevilla. Lo que nos enseña también esto es que la Europa League no tiene la dureza de la antigua Copa de la UEFA y no puede hacerle sombra a la Copa de Europa. El Sevilla se encuentra ahora mismo en el purgatorio del fútbol europeo, entre la comodidad de una competición que conoce y domina a la perfección pero que es de serie B, y otra que, siendo el cielo si te va bien puede convertirse en un auténtico infierno si, como pasó ayer, te noquean en el tercer asalto. Así también se madura y se adquiere experiencia... para la próxima vez.

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