martes, 18 de abril de 2017

Descanse en paz Antonio Ramirez / por Rafael Comino Delgado

El taurinismo granadino y creo que el español estamos de luto por la pérdida de un buen aficionado y un buen hombre.


Antonio y su familia sabrán cuanto han apoyado, en todos los aspectos, al taurinismo granadino, siempre sin darle la menor importancia. En la bondad, en el buen talante y estar presto a ayudar al necesitado era muy parecido a su padre.

Descanse en paz Antonio Ramirez

Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Hace una semana falleció, en Granada, Antonio Ramirez, importante empresario de la restauración y taurino de categoría especial. Hijo de Antonio Ramirez, propietario del "Bar Ramirez", a unos 40 metros de la puerta (antigua) del hospital Clínico de San Cecilio de Granada. 

Siendo yo estudiante de Medicina en Granada conocí a sus padres y hermanas, por la proximidad entre su Bar y el Hospital Clínico, donde acudíamos a hacer prácticas.

Para llegar a plaza de Toros , Monumental de Frascuelo, desde el Bar Ramirez solo hay que cruzar la Avda. Dr. Olóriz. En la puerta de dicha plaza pedían una oportunidad, por aquellos tiempos, Pedro Herranz, "Madriles" (hoy asesor artístico en las Ventas) y Cocherito de Bilbao (creo recordar). Del Bar Ramírez les llevaban con frecuencia bocadillos, refrescos y lo que necesitaban. Los estudiantes aficionados, como yo, también solíamos comprar "bocatas" en el Bar Ramírez y se los acercábamos, para ir aliviando la espera. Finalmente don Luis Miranda, gran empresario y gran caballero, les dio la oportunidad, en la que "Madriles" triunfó, ganándose la repetición varias veces.

Pero a lo que vamos, por aquel entonces Antonio Ramírez hijo era un niño, que no tendría más de 8-9 años y era frecuente verle por el Bar. 

Más tarde, ya cursando la especialización en el Clínico, donde era médico interno, nuestra segunda casa, la de los Internos, era el Bar Ramirez, hasta el punto que solíamos decir, "tires por donde tires acabarás en el Ramirez", era parada obligatoria. En más de una ocasión, llegadas las 12 o la 1 de la madrugada, Antonio padre, un gran hombre y un hombre grande, nos decía , ¡Ahí tienen Vds. las llaves, cierren cuando se vayan! Por cierto siempre nos hablaba de Vd. y nosotros a él también, que era lo normal por entonces, cuando en España había educación y respeto; esas cosas tan raras actualmente. Al día siguiente pasábamos a pagar la cuenta, que casi siempre era menos de lo consumido. ¡Ramírez era así! Por tanto vi crecer a Antonio hijo hasta que, por motivos profesionales, hube de dejar Granada.

A la desaparición de su padre tomó las riendas del negocio y lo multiplicó, trasformando el Bar en un muy importante restaurante de Granada, además de montar otros y varias cafeterías. Era buen restaurador y muy buen aficionado a los toros ( también lo fue su padre, pero menos).

El Restaurante Ramírez era y es un santuario de recuerdos taurinos, fotos , regalos de profesionales que pasaron por allí. Es un rincón taurino y gastronómico de obligada visita en Granada. ¡Ah! y uno de los pocos lugares donde las tardes de corrida en la TV se pueden ver los toros con prioridad al futbol.

Antonio y su familia sabrán cuanto han apoyado, en todos los aspectos, al taurinismo granadino, siempre sin darle la menor importancia. En la bondad, en el buen talante y estar presto a ayudar al necesitado era muy parecido a su padre.

Siempre que he vuelto a Granada he procurado pasar por "el Ramírez" para saludar a Antonio, comer en su Restaurante y, a veces, para ver alguna corrida en TV.

El taurinismo granadino y creo que el español estamos de luto por la pérdida de un buen aficionado y un buen hombre. ¡Descanse en paz!


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