sábado, 15 de abril de 2017

Ecuador ¡¡La virtud del toreo es crear!! / Por: Manolo Espinosa “El Ciclón”




¡¡La virtud del toreo es crear!!


Manolo Espinosa “El Ciclón”
Ecuador. 15.04.2017
Todo ser humano posee las facultades de iniciativa e imaginación, con las que puede crear y plasmar sus ideas en realidades sólidas; sean estas en mayor o en menor grado, pero hay que afirmar, que todo depende de un solo chispazo para que tengan impulso estas fuerzas y den forma o conviertan en lenguaje al pensamiento y comunicar el mensaje visual o de audio a los demás.

Podemos decir que se trata de algo insustancial, inmaterial, es lo etéreo, pero que tiene gran poder para construir una obra. Por lo general todo trabajo grande o pequeño necesita de esa chispa creadora, pero mucho más tratándose del arte, en especial de las obras clásicas, tales como la música, ópera, poesía, literatura, las obras plásticas y otras geniales que requieren de inspiración; señalando que se evidencia mucho más en el toreo, que requiere de la materia prima que es el toro y del escultor que es el hombre; todo esto enmarcado en el drama de vida o muerte. 

Quizás es el único arte en que la muerte cobra vida, siendo necesaria su presencia por ser protagonista e ingrediente muy importante en esta actividad que genera riesgos y emociones y en el que interviene la inspiración; cosa difícil que se produzca, puesto que para que surjan las musas es importante la tranquilidad. ¿Pero puede haber tranquilidad cuando la vida de un hombre se encuentra en peligro?. Difícil, pero allí está la capacidad del individuo que sabe dominar cualquier sensación de flaqueza y superándolo todo cae en un abandono, cuya el alma se abre como un capullo dejando escapar el aroma que impele a crear obras sublimes, tan grandes que han servido de inspiración a otros artistas, como también a los más representativos intelectuales del mundo, así también en los filósofos, porque en el fondo el toreo es filosofía. 

Imposible que nuestra mente pueda percibir el encanto de este fluir artístico, no lo podrá hacer porque en el no interviene el trabajo intelectual; este es un riachuelo espiritual con una corriente de sentimientos, que fluye de lo más hondo del ser y va alimentando la fuente de la inspiración, que paulatinamente se acrecienta a medida que transcurre el tiempo y el hombre desprendiéndose de su materia, se deja conducir por el paraje astral, en donde se produce el arrobamiento del alma y una seducción que sin tener control, derrama lágrimas electrizantes de emoción profunda, que solo quien la siente, de alguna manera podrá dar alguna relativa explicación pero muy distante de aquello que lo estremeció. 

El éxtasis jamás ha tenido ni tendrá explicación, porque este seduce a los sentidos quedándose el hombre en un vacio, en un estado místico, de contemplación, en que el tiempo no existe, ni las cosas, ni la mente; es allí cuando afloran los grandes momentos de la creación y entre paletas, pinceles, lienzos y colores, van adquiriendo formas los lances y los pases cargados de belleza, que cortan el aliento, que detienen el pálpito de un corazón galopante, y emerge un volcán que explota de emoción cuando los pitones van y vienen en torno a la faja, creando esa fiesta que se vive intensa al interior de la corteza humana.

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