domingo, 9 de abril de 2017

Hoy es Domingo de Ramos: "El Borriquillo" de Úbeda / por Juan Lamarca


 "El Borriquillo" de Úbeda

"ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN"


«¿Eres tú el rey de los judíos?»

Hoy se nos invita a contemplar el estilo de la realeza de Cristo salvador. Jesús es Rey, y —precisamente— en el último domingo del año litúrgico celebraremos a Nuestro Señor Jesucristo Rey del universo. Sí, Él es Rey, pero su reino es el «Reino de la verdad y la vida, el Reino de la santidad y la gracia, el Reino de la justicia, el amor y la paz» (Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey). ¡Realeza sorprendente! Los hombres, con nuestra mentalidad mundana, no estamos acostumbrados a eso.

Un Rey bueno, manso, que mira al bien de las almas: «Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18,36). Él deja hacer. Con tono despectivo y de burla, «‘¿Eres tú el rey de los judíos?’. Jesús respondió: ‘Tú lo dices’» (Mt 27,11). Más burla todavía: Jesús es parangonado con Barrabás, y la ciudadanía ha de escoger la liberación de uno de los dos: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?» (Mt 27,17). Y… ¡prefieren a Barrabás! (cf. Mt 27,21). Y… Jesús calla y se ofrece en holocausto por nosotros, ¡que le juzgamos!

Cuando poco antes había llegado a Jerusalén, con entusiasmo y sencillez, «la gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: ‘¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’» (Mt 21,8-9). Pero, ahora, esos mismos gritan: «‘Que lo crucifiquen’. Pilato insistió: ‘Pues, ¿qué mal ha hecho?’. Pero ellos gritaban más fuerte: ‘¡Que lo crucifiquen!’» (Mt 27, 22-23). «‘¿A vuestro Rey voy a crucificar?’ Replicaron los sumos sacerdotes: ‘No tenemos más rey que el César’» (Jn 19,15).

Este Rey no se impone, se ofrece. Su realeza está impregnada de espíritu de servicio. «No viene para conquistar gloria, con pompa y fastuosidad: no discute ni alza la voz, no se hace sentir por las calles, sino que es manso y humilde (…). No echemos delante de Él ni ramas de olivo, ni tapices o vestidos; derramémonos nosotros mismos al máximo posible» (San Andrés de Creta, obispo).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Este Domingo de Ramos se convierte, para los cristianos, en la puerta de entrada a la Semana más Santa de todas, aquella en la que rememoramos los gestos y las palabras de Jesús en su acto definitivo de dar su vida para darnos la Vida Nueva.


Juan Lamarca
Publicado el Domingo de Ramos de 2016
Así es como los ubetenses llaman a este paso, "El Borriquillo" que abre, hoy Domingo de Ramos, las impresionantes procesiones de la fervorosa Semana Santa de Úbeda.

Y en "Domingo de Ramos el que no estrene nada se la caerán las manos..", es el dicho con el que el gracejo ubetense reflejaba el alborozo de la gente, su sentir ante la llegada de Cristo triunfante, y que evitaba que Úbeda se convirtiera en un pueblo de mancos. Todos, el nene y la nena, el abuelo y la abuela, tal como cantaba "Pirulí" empujando su carro de chucherías por las calles, vestían o calzaban algo nuevo este grandioso día, el esplendor de la sacra festividad se realzaba con el resplandor del buen vestir acompañando a los desfiles procesionales. 

Los tiempos cambian que es una barbaridad, aunque hoy don Hilarión cantaría que degeneran, y por ello el recuerdo de épocas pasadas magnifican el orgullo de haberlas vivido. Ya desde el cielo y entre los luceros, don Manuel Fernández Peña, revivirá cuando a su casa de la Avenida de los Mártires -actualmente llamada Libertad, claro la libertad de ultrajar su memoria- llegaban al son de tambores y trompetas sus penitentes del "Borriquillo", para entregarle el varal de mando a su presidente. Para los vecinos del señor Fernández Peña, y los del populoso barrio, siempre fue un momento esperado; para ellos la Semana Santa comenzaba en ese instante, cuando su admirado y respetado don Manuel se colocaba al frente de sus "penitronchos" y a paso cuasimilitar, tambores y trompetas al viento, se dirigían veloces por la calle Trinidad abajo hasta la Corredera de San Fernando, al encuentro con su Jesús sobre el trono de Palma Burgos, y llevárselo en devota procesión por las calle de Úbeda.


Un nuevo año pues con la pasión de Cristo entre el pueblo de Dios, y cuando precisamente más se sufre la persecución religiosa de ésta época por el odio y la zafiedad del rojerío resentido -arderéis como en el 36, braman ya estas alimañas- que lanza contra los católicos y sus devotas tradiciones como es ésta secular y grandiosa de la Semana Santa. A pesar de ello es hoy cuando en horas vespertinas y en la católica Úbeda, la multitud se agolpará frente al pórtico de la iglesia de la Santísima Trinidad para ver descender por la cuesta hacia la Corredera de San Fernando esa obra maestra del recordado escultor malagueño Francisco Palma Burgos ubetense de adopción, el trono con Jesús a lomos de un borriquillo. Las palmeras en manos de los feligreses se agitarán entre ramos de olivo ya bendecidos por la mañana en misa de doce, al son de los acordes de la magnífica banda municipal de música, -gloria al maestro Plaza- a la que seguirá el rítmico estruendo de los tambores para que el agudo cornetín ordene a "los trompetas" aclamen al hijo de Dios. Todo un alborozo la aparición de Jesús escoltado por sus penitentes de capiruchos blancos, capas doradas ondulantes sobre un hábito verde de esperanza. Es el día cumbre del pueblo de Úbeda, la culminación del fervor de los cofrades y vecinos de una ciudad que durante todo el año dedica su ilusión y esfuerzo a su Semana Santa, y hoy es...¡Domingo de Ramos!


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