miércoles, 19 de abril de 2017

¿POR QUÉ SOLO EN FRANCIA? / por Antolín Castro


Curro Díaz: solo es respetado su cartel y categoría en Francia... por ahora


..la afición francesa tiene peso y es respetada; siendo así hemos de convenir que en España les importa un pimiento lo que quiere la afición si ello no coincide con los intereses de los que manejan el cotarro. Lo que es posible en Francia no lo es en España



¿POR QUÉ SOLO EN FRANCIA?


Antolín Castro

España
Estamos viendo cómo en la programación de las ferias francesas se produce el hecho de que el torero de Linares, Curro Díaz, puede entrar en las corridas de las figuras. Todo un misterio que alguien debería explicar ya que en España eso no sucede ni de broma. 

Veamos esos carteles: Nimes, toros de Garcigrande para Curro, Juli y López Simón; en Mont de Marsan, toros de J.P. Domecq para Curro, Manzanares y Dufau; en Dax, toros de Montalvo para Curro, Castella y Manzanares. Citamos solo estas importantes ferias.

No hay ni punto de comparación con las ferias españolas, nada que ver. Citaremos las de primera hasta ahora: En Valencia, toros de Fuente Ymbro para Padilla, Curro y Ureña; en Sevilla ni le anuncian y en Madrid dos tardes, toros de Montalvo para Curro, Ureña y López Simón; toros de Parladé para Curro, Fandiño y David Mora.

Nada contra los toreros que le acompañan en el paseíllo en España, todo lo contrario, pero ¿qué sucede para que las empresas y los toreros como Juli, Castella o Manzanares no le den cancha en la península? y ¿cómo es posible que le dejen hueco para matar esas corridas de Garcigrande y Juan Pedro Domecq que solo matan las figuras y solo ellas? 

La respuesta correcta solo la pueden dar los citados, empresarios y toreros, ya que los aficionados no lo entienden. Y si lo entienden no les gusta lo que suponen que es. Parece obvio que la organización en Francia es muy diferente -ya lo hemos señalado muchas veces-, donde hay que tener en cuenta a las asociaciones de aficionados y los méritos contraidos, no siendo posible saltarse eso a la torera.

Es decir, la afición francesa tiene peso y es respetada; siendo así hemos de convenir que en España les importa un pimiento lo que quiere la afición si ello no coincide con los intereses de los que manejan el cotarro. Lo que es posible en Francia no lo es en España. Y como aquello lo consideramos justo, pues Curro se ha ganado el puesto en esos carteles a pulso, hemos de convenir que lo que sucede en España es injusto a todas luces.

Dicho esto así de claro, no queda ninguna duda de que en España mandan unos cuantos y hacen y deshacen como les da la gana, sin que los empresarios o los dueños de las plazas puedan corregir el vicio que estrangula la confección de carteles, despojándoles, no solo de justicia, si no de interés para los aficionados y verdadera competencia entre los toreros.

Una vez más hemos de proclamar: Para vivir como aficionado cabal hay que vivir en Francia. Pues ya verán como no se dan por aludidos.

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