martes, 30 de mayo de 2017

19ª de San Isidro en Madrid. Una tarde llena de tristezas y otra más para olvidar / por J.A. del Moral.



El mal juego del ganado – ayer la corrida fue de José Luis Pereda – está siendo el denominador común de esta feria salvo pocas excepciones. A estos contados casos nos estamos agarrando para intentar salvarla. Lo más positivo del larguísimo serial corre por cuenta del público que está acudiendo no digo en masa pero sí en cantidad más que suficiente. Sea como sea, con público fiel y el de aluvión, la plaza de Las Ventas reluce cada tarde con la esperanza intacta. ¿Qué espectáculo lograría tanta anuencia durante tantísimas tardes seguidas en las que la decepción es tan dominante? Ningún otro.

La decimonovena resultó otro tostón sin apenas alicientes. Únicamente las estocadas de Gonzalo Caballero, sobre todo la que ejecutó para matar al último toro tras jugársela sin contemplaciones, tuvieron como resultado una gran ovación y la única vuelta al ruedo de la tarde. Estas estocadas y los arriesgados recibos a porta gayola en el recibo de los toros cuarto y quinto por parte de Morenito de Aranda y de Iván Fandiño, mas el sentidísimo minuto de silencio que se guardó tras el paseíllo en memoria de la muerte de Víctor Barrio que ayer hubiera cumplido 30 años y los brindis al cielo que los tres espadas hicieron, Morenito y Fandiño en honor del compañero fallecido y Caballero por el reciente fallecimiento de su señor padre, fueron los momentos más emocionantes. Pero el soso toreo de los tres frente a las sosísimas y tristísimas embestidas de sus enemigos, apenas lograron el interés del público salvo los sonoros enfados de lo sectores habitualmente contestatarios que esta vez llevaron razón.

Una tarde llena de tristezas 
y otra más para olvidar

J.A. del Moral · 30/05/2017
Madrid. Plaza de Las Ventas. Lunes 29 de mayo de 2017. Decimonovena de feria. Tarde muy agradable con dos tercios de entrada.

Seis toros de José Luís Pereda muy desigualmente presentados, bien armados, de pobre juego en distintos grados de fuerza y prácticamente nulos de bravura, de casta y de raza. La sosería y la falta de brío fueron el denominador común además de la apenas destacable manejabilidad de los seis salvo el sexto que tuvo más movilidad que sus hermanos.
Morenito de Aranda (nazareno y oro): Pinchazo y casi entera tendida, silencio. Pinchazo hondo y bajonazo, aviso y silencio.
Iván Fandiño (cobalto y oro): Estocada casi entera tendida trasera y descabello, palmas. Estocada trasera con vómito, silencio.
Gonzalo Caballero (ceniza y oro): Estocada de efectos fulminantes, ovación con saludos. Gran estocada y descabello, aviso y vuelta al ruedo.
En banderillas destacó sobre los demás peones, Miguel Martín al parear al sexto toro.
Finalizado el paseíllo sin deshacerse el desfile de cuadrillas, se guardó un minuto de silencio en memoria de la muerte de Víctor Barrio.


Entrar en detalles sobre la lidia de los seis toros corridos ayer sería tanto o más latoso que la contemplación de cuanto hicieron los tres espadas. Y es que la corrida de Pereda, aparte la gran presencia de algunos – cuatro de ellos cinqueños – fue tan gris y tan triste que, a lo largo del festejo, más bien seria decir funeral, entraron ganas de irnos para casa. Mientras duró el suplicio, pensamos en qué estarían diciendo los comentaristas de la televisión para llenar tantos momentos sin el menor interés ni importancia.


La voluntad de agradar, las ganas de poder resolver la papeleta, el empeño en seguir toreando en los baldíos intentos de remontar los imponderables de los actuantes, fue lo único positivo que pudimos anotar, cada cual a su modo.


Morenito de Aranda fiel a su buen concepto del toreo que ayer no logró plasmar como en su primera actuación en esta feria logrando cortar la primera oreja del interminable ciclo. Iván Fandiño, en lucha por reconquistar el brillo que tuvo en sus primeros años de matador, cuando los públicos le tomaron en cuenta como si se tratase de un valiente dotado de suficientes cualidades para que tanto él como su apoderado creyeran que podría llegar a figura y no pocos periodistas también, mientras otros como el que subscribe opinamos que la ecuación carecía de futuro. Y los más frescos y largos intentos en pos de conseguir triunfar de Gonzalo Caballero tras resultar herido el año pasado y superar anímicamente la prematura muerte de su padre, apenas lograron la aquiescencia y el interés de los espectadores. Meritísimo en su paciente espera de que sonara la flauta.


¿Para qué seguir…. para que los lectores se aburran al leernos tanto como en el transcurso de la tarde, ayer al menos más breve que en la mayoría de los festejos que se llevan celebrados?

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