miércoles, 17 de mayo de 2017

En Galicia se habla de toros / Por Juan Miguel Núñez

Retrato del gran Alfonso Cela "Celita"
(Autor: Marcial Ortíz)

Hilario Taboada ha pedido la salida a hombros como reconocimiento a los protagonistas del evento; a los dirigentes del Sporting Club Casino de la Coruña y al excelso pintor Marcial Ortiz. 


En Galicia se habla de toros

Juan Miguel Núñez
Galicia es torera. Que nadie lo dude. Una tierra con tauromaquia propia. Declaración que avalan naturalmente los toreros de aquel gentilicio.

Pocos toreros gallegos en número, si se quiere, en comparación con los de otras comarcas o territorios de la gran España, donde siempre hubo y hay más facilidades para aprender y perfeccionarse en la actividad torera, sin duda por la proximidad a las dehesas y ganaderías donde se cría el toro bravo.

Pero toreros buenos, muy buenos, los toreros gallegos; ya lo creo; ahí están sus nombres, que compiten en la historia, o mejor, compitieron con los más destacados de épocas anteriores, algunas no tan pretéritas.

Tendríamos que referirnos también a los artistas gallegos de otras disciplinas, que inspiraron muchas de sus mejores obras precisamente en el toreo. Y, cómo no, hay que hablar de los aficionados gallegos. Un público que tiene menos oportunidades de acudir a las plazas, ya que son pocos los recintos de aquellos aledaños donde en la actualidad se dan toros.

Pero son magníficos, excelentes. Pocos aficionados gallegos, habrá que aceptar, mas, como ocurre con los actualmente sitiados catalanes, o en su día pasó también con los franceses, muy buenos aficionados. Pues el gallego partidario de lo taurino proyecta su afición y vocación desde una fina sensibilidad y apasionada entrega.

Un carácter que se fomenta en la actualidad prácticamente en un sólo escenario, la muy cuidada y coqueta plaza de toros de Pontevedra, último reducto de la actividad taurina en Galicia. Pues han echado el cerrojo a Sarria, en la misma provincia pontevedresa, de igual manera que en La Coruña hay un impasse impuesto por la decadencia política, y cada vez quedan más lejanos los cosos de Monforte de Lemos, Noia, Villagarcía de Arosa, Viveiro y Ginzo de Limia. Más recintos para celebrar corridas de toros que lamentablemente se perdieron, en Ferrol, Santiago de Compostela y Vigo. ¡Dios mio, que hecatombe si no fuera porque después de todo la afición gallega sigue tan viva y diligente en sus aspiraciones! 

Nos lo recordaba hace unos días uno de los últimos baluartes del toreo gallego: el valiente y artista Hilario Taboada, un rapaz de aldea, que, huido de la Galicia rural de hace más de medio siglo, se puso el mundo el mundo por montera, y no es metáfora, para hacer valer sus dotes en la profesión, toreando y triunfando en las principales plazas de todos los países con tradición taurina.

Luego Hilario no se confirmó en el estrellato de los privilegiados -ya se sabe lo difícil que es "esto"-, sin embargo, ejerce como eminente aficionado, que hace hincapié en los aspectos y personas que prestan relevancia a lo taurino, en este caso, a su Galicia torera.

¡El toreo habla gallego! dicho con más propiedad ¡el toreo fala galego! es su más reciente, gran y acertada expresión para ensalzar lo taurino, como él dice, con el entrañable y dulce acento poético de la lengua de Rosalía de Castro.

Y esto, a raíz de una reflexión que nos ha hecho llegar estos días el matador Taboada con motivo de un acto con sello muy taurino que ha tenido lugar en el Sporting Club Casino de La Coruña, entidad de reconocido abolengo herculino, que siempre se identificó y colaboró con "la Fiesta". De hecho, en su sede -hay que recordar- se encuentra actualmente ubicada la casi centenaria Peña Taurina Coruñesa , a la que durante muchos años dió vida el sempiterno aficionado Luis Mariñas y cuyo timón conduce ahora con firmeza y esperanza Álvaro Fernández, ilustre devoto asimismo de lo taurino.

Pues bien, allí, al Casino coruñés, o a la Peña que alberga, "o a la ciudad de La Coruña", como quiso significar el presidente de la entidad, Juan José Medín, el prestigioso pintor Marcial Ortiz, hijo de otro torero de antaño, Zitro (su apellido escrito al revés), hizo entrega de un fabuloso retrato con su firma del gran Alfonso Cela "Celita", el torero gallego por antonomasia, el mejor de la historia de esta tierra, cuyo brillante palmarés en la Edad de Oro del Toreo lo dice todo en la competencia y el pulso que tuvo con los colosos Joselito (el auténtico Joselito, aquel que mató un toro en Talavera) y Belmonte. 

El acto, en el que tuvieron igualmente una destacada participación el conferenciante Carlos Fernández en una disertación sobre "Celita" y Mari Carmen Calviño, ponente de cultura, fue algo grandioso por la numerosa asistencia de público, y por su propio y muy relevante significado.

Hilario Taboada ha pedido la salida a hombros como reconocimiento a los protagonistas del evento; a los dirigentes del Sporting Club Casino de la Coruña y al excelso pintor Marcial Ortiz. 

Y Puerta Grande también, muy emotiva por ser la del Cielo, para un aficionado con usia en el recuerdo, cuya memoria anida en los corazones de todos los gallegos y de los que un día descubrimos el toreo en esta tierra gracias a su erudita mediación, el eminente doctor José Manuel Segura Domínguez. 

Pero como esos sentimientos de gratitud los vive Hilario con la elegancia de la humildad, autoexcluyéndose de las alabanzas que debería compartir con los homenajeados, fundamentalmente el gran "Celita" y el propio pintor Marcial Ortiz, a mí me toca alzar la voz para gritar encantado, ¡viva la Galicia taurina... y viva uno de sus más genuinos y brillantes personajes: Hilario Taboada!

Larga vida, matador.


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