martes, 11 de julio de 2017

6ª de San Fermín en Pamplona. Tan solo El Fandi rozó el triunfo en tarde de baldíos esfuerzos con un deslucidísimo corridón de Fuente Ymbro / por J.A. del Moral



Mal va la feria ganaderamente hablando. No bastan las reses sobrepesadas y descaradísimas de pitones. Faltan la bravura, la buena casta y, si apuramos, también falta la nobleza. La corrida de Fuente Ymbro empezó gafada al romperse un cuerno el primer toro. Fue sustituido por un sobrero del mismo hierro con las pésimas características que predominaron en el envío. Ricardo Gallardo llevaba 13 años consecutivos compareciendo en los Sanfermines y ayer no pudo tener peor suerte. Como serían los dos primeros, que Juan José Padilla y El Fandi abreviaron insólitamente sus respectivos trasteos muleteriles. Se esforzaron después con sus siguientes enemigos, lo mismo que Manuel Escribano con los dos de su lote. Padilla pasó prácticamente inédito y hasta desapercibido en esta plaza que siempre se vuelca con él como en ninguna otra. Lo mejor de la tarde corrió a cargo de El Fandi que con el quinto toro formó un lio con el capote y, sobre todo, con un memorable tercio de banderillas que puso la plaza boca abajo. Luego su muy larga faena fue un derroche de recursos y de alardes que no pudieron ser premiados con la oreja ya ganada porque un puntillero levantó al toro y el granadino tuvo que tripitir con el descabello.

Tan solo El Fandi rozó el triunfo en tarde de baldíos esfuerzos con un deslucidísimo corridón de Fuente Ymbro

J.A. del Moral . 10/07/2017
Plaza de toros de Pamplona. Lunes 10 de julio de 2017. Sexta de feria. Tarde medio nublada con rachas de viento y lleno.
Siete toros de Fuente Ymbro, incluido el sobrero que reemplazó al primero, devuelto tras romperse un cuerno por la cepa al derrotar en los tableros. De pareja y sobrada presentación. Muy armados con abiertas y en su mayoría veletas cabezas. Muy incómodo el imposible primero por gazapón, tardón y mirón. Tras medio prestarse en el capote, en la muleta desarrolló enseguida mucho peligro el segundo. El cinqueño tercero, más agradable de hechuras, blando de remos aunque con alegre movilidad y nobleza, sobre todo por el lado izquierdo viniéndose pronto a menos. Difícil de picar y de banderillear además de tardo y muy corto en la muleta el cuarto. Vibrante en los dos primeros tercios sin que le pegaran en varas y áspero en la muleta tras blandear el quinto. Poderoso en varas, pronto en banderillas y aparentemente soso además de áspero sin viajes gratos en la muleta el sexto.

Juan José Padilla (celesta y oro con remates negros): Estocada corta y dos descabellos, silencio. Casi entera a paso de banderillas, silencio. 
El Fandi (almirante y oro): Estocada casi entera, palmas. Pinchazo muy hondo y tres descabellos tras doblar en toro y levantarlo el puntillero, gran ovación con saludos.
Manuel Escribano (gran poder y azabache): Dos pinchazos echándose el toro, ovación con saludos. Dos pinchazos y estocada, aviso y silencio. 


El público soportó la corrida gracias al ambiente festivo, a las canciones de las peñas y a las meriendas que ayer compensaron del gran fiasco. Para colmo, los tres espadas alternaron en banderillas en los tres primeros toros y lo hicieron con mediocridad cuando no fallando. De Padilla solo podemos destacar su recibo en el primero con una de sus largas cambiadas de rodillas. Al cuarto ni siquiera quiso banderillear en solitario. Esta vez los que llevaron banderas piratas para arrojárselas al jerezano en sus vueltas al ruedo, tuvieron que plegarlas y hasta esconderlas.


El Fandi, con el segundo, solo pudo medio lucirse con el capote en el recibo y en un quite. Luego nada de nada. Se desquitó con sobradas creces frente al quinto que fue el toro que más duró y el que más se movió aunque para la muleta resultó mediocre. El granadino de explayó con el capote en el recibo y en un quite por zapopinas que le costar un grave percance y, acto seguido, con tres sensacionales pares de banderillas que pusieron la plaza en pie. La gente se metió también en la faena de David Fandila que fue pródiga en recursos y en detalles para la galería con el público muy de su parte. A punto de cortar una oreja tras un pinchazo hondo del que el toro tardó en doblar, un puntillero se lo levantó y tuvo que descabellar perdiendo el trofeo aunque no el cariñoso favor del público.


Manuel Escribano por su parte fue el que más trabajó en pos de lograr el triunfo como fuera y como fuese. A sus dos toros los recibió a porta gayola. En la de sexto toro se libró de puro milagro. Nada menos que tres pegó luego en el tercio. Tras cubrir al animal una poderosa suerte de varas, Escribano se esmeró en banderillas y se dio por entero en una faena de imposible solución. El esfuerzo del sevillano fue de campeonato aunque baldío y falló con la espada.

La penosa tarde terminó en desbandada general aunque con las esperanzas puestas en las tres corridas siguientes con las figuras como protagonistas. La esperanza es lo único que no se pierde en el toreo. Crucemos los dedos…

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