miércoles, 26 de julio de 2017

EL FUTURO EXISTE / por Antolín Castro

Daniel Rivas ante una becerra

Suerte Daniel, que siempre te hará falta, y sigue ese precioso camino de querer ser torero, la profesión más bonita del mundo. Que nadie malogre tu sueño o que Dios le castigue por ello. La Fiesta te necesita a ti y a todos los Danieles que sueñen con ser toreros.

EL FUTURO EXISTE

El futuro de la Fiesta es impredecible si nos fijamos en su conjunto. Los políticos detractores, las corrientes de los defensores de los animales, la falta de público, la poca incorporación de los aficionados jóvenes… Todo ello desde el exterior de la propia organización de lo que supone el espectáculo.

Claro que también hay enemigos dentro, mucho más dañinos, toreros, ganaderos y empresarios que viven y luchan solo por el día a día, por su día a día, lejos de adquirir compromisos con el futuro de nuestra querida Fiesta. Por su culpa, la ausencia de emoción en las plazas puede acabar con su supervivencia.

Todos estos males, que sin duda nos aquejan, atormentan a los aficionados, a quienes desean ver un futuro sin peligros, un futuro de verdad, de autenticidad. Es difícil salir de ese pensamiento negativo, aunque siempre hay momentos en los que sí se ve que el toreo no se va a acabar.

Hace unos días, tuve un empujón de ese optimismo necesario para seguir creyendo que el toreo es y forma parte de nuestro ADN. Sucedió en Las Navas del Marqués. Allí me encontré con el futuro de esa Fiesta que necesitamos. Un chavalín de nueve años me proporcionó los estímulos que se necesitan para saber que esto no tendrá fin.

Se llama Daniel Rivas, con nueve años como digo, y desde hace ya unos cuantos años su pasión no es otra que la de ser torero. Sorprende por la seguridad que muestra en su deseo, en su ilusión, en su sueño. No duda para nada en que algo se pueda oponer a ese sueño. Sólo con verle se recupera la moral.

Ya ha sido ganador de un certamen de toreo de salón, hace un par de años, con solo siete añitos. Verle coger el capote y la muleta, que es su juego favorito en cualquier momento del día, te hace ver que lleva el toreo dentro, muy dentro. Confiesa, con absoluta seriedad y rotundidad, que nació torero… y yo no lo pongo en duda. Sus padres viven y vibran junto a él y su afición. Todo sin distraer sus estudios, los que resuelve de forma brillante.

Vemos a Daniel con Curro Díaz. El futuro existe

Educado, respetuoso, riguroso con todo lo que represente el toro, nada le aparta de sentirse torero. Para mí un placer haber presenciado junto a él una corrida de toros. Lo atento que estuvo con todas mis consideraciones y comentarios a lo largo del festejo podría haber sido suficiente, pero nunca esperaba que fuera yo el que aprendiera de aquel chiquillo. 

Sus modales, en lo personal y en la clase magistral que me ofreció con los trastos, no me hacen dudar de su capacidad para llegar donde quiera. Ahora en la Escuela de Las Navas del Rey, donde su maestro, David Adalid, no para de alabar sus condiciones, le seguirán enseñando lo que le pueda faltar, pero torero ya hay como para pensar que el futuro existe.

Con las banderillas, enseñado por su maestro Adalid

Suerte Daniel, que siempre te hará falta, y sigue ese precioso camino de querer ser torero, la profesión más bonita del mundo. Que nadie malogre tu sueño o que Dios le castigue por ello. La Fiesta te necesita a ti y a todos los Danieles que sueñen con ser toreros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario