domingo, 30 de julio de 2017

ENCASTRADO EN EL PODER / por Eduardo Soto Alvarez


La sangrienta represión ha recrudecido, las víctimas, en su mayoría jóvenes, se juegan la vida para defender su futuro que, en definitiva, es el mismo del país; y el malandraje armado por el régimen, también arrecia su arremetida criminal, en complicidad con quienes precisamente juraron defender la patria y proteger la democracia.

ENCASTRADO EN EL PODER

Eduardo Soto Alvarez
Ex Embajador de Venezuela
Mérida, 29 de Julio de 2016
La pandilla chavistoide se apresta, con deliberada saña, para asestar artero golpe a lo que resta de la democracia venezolana. 

La sangrienta represión ha recrudecido, las víctimas, en su mayoría jóvenes, se juegan la vida para defender su futuro que, en definitiva, es el mismo del país; y el malandraje armado por el régimen, también arrecia su arremetida criminal, en complicidad con quienes precisamente juraron defender la patria y proteger la democracia.

La tutela cubana ordena a sus pupilos bloquear decisiones del organismo hemisférico, mediante toda clase de componendas, propiciando acciones unilaterales que fomentan simpatías y facilitan jugar a la víctima, pues los cubiches tratan de recrear con nosotros su propia historia.

Mientras nuestro Ilustre Clero clama por la democracia, la podrida cúpula castrense reafirma su vocación castrista y fuerza la tropa a la traición y al genocidio de su propio pueblo, asolado por el hambre y obligado a recoger mendrugos de los basureros.

Sin embargo, el tingladillo electoral ultima los detalles de la próxima farsa y sigue con su tendencia irreversible de anunciar sin informar y decidir en lo oscuro, como cuando instaló, hace un par de días, un programa de acompañamiento electoral internacional, sin ni siquiera divulgar quienes lo conforman.

La soberanía está hecha jirones, la economía en ruinas, la corrupción omnipresente, el hampa desbordada, la moneda pulverizada, la salud en escombros y la educación orientada a domesticar el pensamiento de nuestros niños y adolescentes. La trampa se va cerrando, diezman el poder municipal, desembolsan presupuesto solo a los adictos al régimen, la vialidad se cae a pedazos, crece la diáspora, confiscan pasaportes y cancelan sus operaciones varias aerolíneas.

El clamor de la comunidad mundial se hace ensordecedor, acompañando a la gran mayoría de nuestra población, para que se ponga fin a la tragicomedia constituyente, pero el régimen autista se atrinchera en el ostracismo, a costa del mayor sufrimiento del pueblo.

Estas son realidades en las que ha sumido el país el régimen chavistoide, encastrado en el poder por más de tres sexenios. Además, ahora pretende embaucar otra vez al pueblo, con la malévola maquinación para perseguir un pernicioso espejismo extranjero, pisoteando, el propio tiempo, el legado constitucional que trató de blindar su fundador.

A la dirigencia chavistoide, apóstata para colmo, le falta un elemento fundamental, el sentimiento de la patria venezolana y esta falla estructural del régimen se manifiesta en su repugnante obsecuencia a la tutela cubana.

Pero seguramente, ya todos sabemos lo que no debemos hacer mañana, por el mañana de nuestro país. 

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