miércoles, 12 de julio de 2017

La Feria de Julio de 1982 / por Enrique Amat



Los carteles de la feria de Julio de Valencia del año 1982, organizada por la sociedad integrada por los hermanos José y Manolo Flores Camará y el matador de toros retirado Pedro Martínez Pedrés, con Emilio Miranda en funciones de gerente, estuvieron compuestos por un total de siete corridas de toros, dos novilladas picadas y un festejo de rejones. De los festejos mayores, uno fue una corrida concurso de ganaderías organizada por la Diputación y otra la Corrida de la Prensa.


La Feria de Julio de 1982
Enrique Amat
Dámaso González volvió a revalidar en las corridas de San Jaime sus continuados éxitos en esta plaza, convirtiéndose de esta forma en el gran triunfador de la temporada en Valencia. Anunciado hasta en tres tardes, se llevó un total de cuatro orejas. Por su parte, el recién alternativado Vicente Ruiz El Soro, anunciado hasta en tres tardes, mantuvo su cartel de gran esperanza del toreo valenciano y, a pesar de no tener suerte en sus dos primeras comparecencias, logró abrir la puerta grande en la última de ellas. Y Luis Francisco Esplá, sin llegar a tocar pelo, ofreció una de sus mejores faenas ante un sensacional toro de Miura.

Los carteles de la feria de Julio de Valencia del año 1982, organizada por la sociedad integrada por los hermanos José y Manolo Flores Camará y el matador de toros retirado Pedro Martínez Pedrés, con Emilio Miranda en funciones de gerente, estuvieron compuestos por un total de siete corridas de toros, dos novilladas picadas y un festejo de rejones. De los festejos mayores, uno fue una corrida concurso de ganaderías organizada por la Diputación y otra la Corrida de la Prensa.

Un largo abono en el que Vicente Ruiz El Soro, ídolo de la afición de Valencia y quien había tomado la alternativa en el ciclo fallero, fue anunciado como base del abono, en correspondencia al enorme cartel del que disfrutaba en esta plaza. Y otro de los ídolos de esta afición, el manchego Dámaso González también hizo un triplete de paseíllos en el ciclo, en tanto que el alicantino Luis Francisco Esplá fue el único del resto de acartelados en hacer doblete y a él se le unió José Hernández El Melenas.

El serial dio comienzo el día 23 de Julio con la lidia la primera de las novilladas anunciadas. Un festejo en el que se lidiaron unos muy deslucidos utreros de Dolores Aguirre, al que se enfrentaron Luciano Núñez, Fernando Galindo y Luis Miguel Campano. Tres toreros sobrados de oficio y buen concepto, quienes cumplieron con creces, pero quienes no pudieron meter ni una oreja en el esportón en una tarde de viento desapacible.

Un concurso fallido

Al día siguiente tuvo lugar una corrida concurso de ganaderías organizada por la Diputación. Un festejo que, a pesar del interés que se puso en su organización, acabó resultando un fiasco por el pésimo juego de los astados elegidos, y todos los trofeos que estaban en liza en el mismo quedaron finalmente desiertos por decisión del jurado. Este estuvo compuesto por Domingo Ortega, Agustín Parra Parrita, José María Membrives, Manuel Montoliu, Manolo Tornay, Carlos Barragán y Paco Ibáñez en funciones de presidente. Una corrida en la que se lidiaron ejemplares de los hierros de Hernández Plá, Ramón Sánchez, El Tomillar, Núñez Hermanos, Murube y Félix Cameno, que dieron al traste con el festejo. Y así, la terna de matadores que formaron por José Fuentes, Luis Francisco Esplá y José Copete Copetillo vio estrellados sus deseos de triunfo.

Al día siguiente se anunciaba la segunda de las novilladas de la feria. En la misma triunfó Luis Miguel Campano tras cortar una oreja, poniendo de manifiesto una vez más su facilidad para andar en la cara de los astados. Frente a un noble encierro propiedad de los Hermanos Peralta, con 1º y 6º luciendo el hierro de Viento Verde, el sevillano Curro Durán se llevó otro apéndice tras mostrar soltura y oficio y el valenciano Ramón Monzonís El Moncho sólo dejó atisbos de su interesante corte de torero, dando una vuelta al ruedo tras despachar al sexto.

La segunda corrida de toros del ciclo, que registró media entrada en los tendidos, estuvo protagonizada por el heterodoxo e iconoclasta José Hernández El Melenas, quien a base de entusiasmo logró cortar la única oreja de la tarde. Una corrida en la que se lidiaron reses muy bien presentadas de Salvador Guardiola, remendadas por un ejemplar de Pérez Angoso, frente a la que el mejicano Jorge Gutiérrez no pasó de la corrección y el siempre entusiasta Tomás Campuzano no se cansó de dar muletazos y de estar en la cara del toro. Dio la vuelta al ruedo después de matar al segundo.

La primera puerta grande del abono corrió a cargo del inefable Dámaso González, quien en la primera de sus tres actuaciones en la feria quiso poner de manifiesto su disposición de triunfar una vez más en este coso, en el que se encontraba como en el patio de su casa. Dos orejas fueron a parar a sus manos tras una actuación como siempre decidida, algo encimista y de muy largo metraje, pero siempre del agrado de los espectadores. Por su parte Vicente Ruiz El Soro, todo entrega y pasión pero algo apagado y confuso, no pudo llevarse ningún trofeo a pesar de sus enormes deseos, al igual que le sucedió a Juan Antonio Ruiz Espartaco. Los toros lidiados fueron de Mari Carmen Camacho, remendados por otros dos de Núñez Hermanos corridos en segundo y tercer lugr.

Un triunfo y una tragedia

Los toros de Núñez Hermanos siguieron teniendo protagonismo en esta feria, ya que al día siguiente, 28 de julio, saltaron al ruedo hasta tres cuatreños de este hierro, que ofrecieron una pésima presentación, para recomponer en encierro anunciado de Antonio Pérez, del que sólo murieron en el ruedo 1º, 4º y 6º. Antoñete encabezó la terna aquel día, y pasó sin pena ni gloria por el ruedo valenciano, ya que apenas dejó algún retazo de su empacada torería. Tampoco tocó pelo El Niño de la Capea, a pesar del tesón, la decisión, la voluntad y su interminable porfía. El salmantino sorteó un inválido por delante y un astado de irrisorio trapío en segundo lugar, hecho que provocó las protestas de los aficionados. Y asimismo se fue de vacío Vicente Ruiz El Soro, a pesar de su entrega y el apoyo incondicional de los aficionados.

Al inefable Dámaso González también a él le cupo el honor de descerrajar por segunda vez los goznes de la puerta grande. Fue ésta una tarde de luces y sombras, ya que durante la lidia del quinto de la tarde falleció de un infarto el banderillero Mariano Martín Carriles de la cuadrilla del albaceteño. Tras una laboriosa lidia en los dos primeros tercios, el torero sevillano se refugió en el burladero situado entre los tendidos 9 y 10, cayendo desplomado. Y pesar de que fue conducido con presteza a la enfermería, el equipo del doctor Felipe de Luz no pudo hacer nada para salvar su vida. Tenía 51 años. En este festejo también cortó una oreja del tercero Emilio Muñoz, quien firmó una excelente faena plena de sabor, verdad y torería y Francisco Rivera Paquirri se fue de vacío tras inhibirse con su primero y mejorar la nota frente al cuarto.

Este día se lidió un encierro de Ramón Sánchez, muy en el tipo y cuyo juego estuvo presidido por generosas dosis de casta y movilidad.

Los miuras dan espectáculo

La lidia del tradicional encierro de Miura, que otrora solía cerrar y poner punto y final a la feria, constituyó un auténtico espectáculo el día 30 de Julio. Sobre todo, por lo acaecido en la lidia del segundo de la tarde. Un ejemplar de nombre Dadito, marcado con el número 80 y de 494 kilos de peso que resultó bravo, noble, encastado e incansable en su embestir. Su matador, Luis Francisco Esplá, le plantó cara con gallardía y profesionalidad. Lo dejó lucir con muchísima generosidad en el caballo y luego lo muleteó profesional y sentido en una faena de gran calado. Sin embargo, su desacierto con los aceros le privó de mayores recompensas. Dadito, para el que muchos aficionados solicitaron el indulto, fue finalmente premiado con la vuelta al ruedo. Con todo, toro y torero acapararon todos los galardones de la feria, como los de la Agencia EFE, Hogar Castellano Leonés y de la Peña Jorge Herrera entre otros. Completaron el cartel Ruiz Miguel, enrazado y vibrante, y El Melenas, quien solventó la dura papeleta con dignidad y paseó el anillo tras despenar al que cerró plaza.

El último día del mes de Julio triunfó Angel Peralta en el festejo de rejones, tras cortar una oreja, la única que se otorgó en la actuación individual, por una labor plena de acierto. Luego cortó otros dos apéndices formando collera con Antonio Ignacio Vargas. Le acompañaron en el cartel Manuel Vidrié, Álvaro Domecq y el citado Vargas, quienes se las entendieron con un encierro del Marqués de Domecq remendado por una res de Louro Fernández de Castro. El festejo resultó accidentado, ya que el primero de la tarde cogió de salida contra las tablas al subalterno Eustaquio Sierra, infiriéndole una cornada de dos trayectorias en la parte posterior del tercio inferior del muslo derecho. Y el caballo Pesaña de Vidrié también sufrió una cornada sin gravedad.

La feria se cerró el día 1 de agosto con la celebración de la corrida de la Prensa. En ella pudo resarcirse finalmente Vicente Ruiz El Soro de sus dos anteriores actuaciones, cortando dos orejas del quinto toro de la tarde. Se lidió un encierro de Cebada Gago completado por un remiendo de Núñez Hermanos corrido en cuarto lugar y completaron el terceto Dámaso González, quien sorprendentemente se fue de vacío, y el algecireño Pedro Castillo, en el que fue su debut como matador de toros en Valencia.

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