martes, 4 de julio de 2017

RECORDANDO AL TORERO GAVIRA / Por Serafín Piñeiro.


”Hoy se cumplen 90 años de la última faena del matador 
de toros nacido en el cartagenero barrio del Molinete”.

 Si bien, la excelente estocada en todo lo alto era de muerte, el toro tuvo tiempo de empitonar al diestro por la ingle derecha, lanzarlo a los lomos y, una vez en el suelo, tratar de cornearlo de nuevo aunque sin éxito. El cartagenero se levantó enseguida de la arena, pero al echarse la mano al vientre intuyó que la cornada era mortal; y no se equivocó, pues cuando era trasladado por las asistencias se le escapaba la vida a la altura del tendido tres, justo en el instante en el que 'Saltador' caía fulminado.


RECORDANDO AL TORERO GAVIRA


Serafín Piñeiro
Aquella tarde del 3 de julio de 1927 estaba resultando extremadamente calurosa, por lo que la gente aprovechaba que el segundo toro de la ganadería Hijos de Tomás Pérez de la Concha era arrastrado por las mulillas, camino del matadero, para dar un trago al botijo o a la bota de vino. Mientras tanto, la banda de música de la madrileña plaza de toros de Fuente del Berro, intentaba refrescar un poco el ambiente interpretando un pasodoble taurino.

Al poco, minutos antes de las seis, sonó el clarín para anunciar que el tercer astado del lote, con el número 47 y de nombre 'Saltador', estaba a punto de salir del toril. En realidad, a la vista de la falta de bravura y la poca casta de sus hermanos, los amantes de la fiesta no esperaban demasiado de aquel morlaco negro zaino, de cuernos finos y afilados que galopaba sin rumbo por el ruedo, pero el valeroso torero cartagenero Enrique Cano Iribarne, conocido por 'Gavira', necesitaba el triunfo.


Al final tanto en la suerte de varas como en la de banderillas, el toro resultó demasiado mansurrón e incluso peligroso; y como el animal no tenía recorrido con la muleta y se encerraba en tablas, el matador decidió hacer lo que mejor se le daba, es decir, entrar a matar y ofrecer al público esa célebre estocada suya que era envidia de tantas figuras del toreo. Así pues, una vez igualado el toro, Gavira con la espada en su mano derecha apuntó al animal y lanzó la suerte, aunque marcando mucho los tiempos y sin cruzar la muleta de su mano izquierda para tratar de entretenerlo. El resultado no pudo ser más trágico. Si bien, la excelente estocada en todo lo alto era de muerte, el toro tuvo tiempo de empitonar al diestro por la ingle derecha, lanzarlo a los lomos y, una vez en el suelo, tratar de cornearlo de nuevo aunque sin éxito. El cartagenero se levantó enseguida de la arena, pero al echarse la mano al vientre intuyó que la cornada era mortal; y no se equivocó, pues cuando era trasladado por las asistencias se le escapaba la vida a la altura del tendido tres, justo en el instante en el que 'Saltador' caía fulminado.


Tres días después, el 6 de julio, Cartagena entera pasaba por el Club Gavira, ubicado en la calle del Aire, para dar su último adiós al torero y, posteriormente, acompañar sus restos al cementerio de Nuestra Señora de los Remedios (Santa Lucía), donde descansan desde entonces. Gavira había nacido en el número 8 de la calle de la Pólvora, en el barrio del Molinete, el 9 de enero de 1893 (según afirma Diego Martínez en su biografía del torero), y tomó la alternativa en la plaza de toros de la ciudad el 22 de abril de 1923; aunque, como novillero, vistió su primer traje de luces diez años antes (1913).


Así pues, hoy se conmemora el 90º aniversario de la última faena de Gavira, un cartagenero al que la suerte quiso esquivar, pero que fue muy querido en su tierra; por ello, llegado el mes de julio merece ser recordado por las generaciones venideras. Gracias a Manolo Sánchez Juárez, Presidente del Club Taurino de Cartagena, desde el año 1994 puede disfrutarse en la ciudad de un bronce del maestro, -obra de Juan de la Cruz-, ubicado junto al Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy y dando frente al colegio Marista.


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