miércoles, 16 de agosto de 2017

Última de la Semana Grande en San Sebastián. Un «Arpón» de lujo para Perera / por J.A. del Moral · 16/08/2017


El extremeño corta la única oreja en una desigual corrida de Garcigrande


El 15 de agosto, en toda España, es la gran fiesta de la Virgen. En Madrid, cantaban las seguidillas de «La verbena»: «Por ser la Virgen de la Paloma…» (Recuerdo siempre, en esta fecha, a Lina Morgan y Vicente Zabala padre, tan devotos de esa Virgen). En Elche, culmina el «Misterio», esa joya única: la Virgen sube al cielo para ser coronada. En la playa de Gijón, la multitud, enlazada, baila pacíficamente la tradicional «Danza prima». En San Sebastián, ante la pequeña Virgen del Coro, el Orfeón Donostiarra (¡nada menos!) canta la «Salve»; las barras de pinchos son un espectáculo; Don Juan Carlos asiste, acompañado por la Infanta Elena y sus dos hijos, junto a miles de aficionados, a la última corrida de la Semana Grande. El público lo recibe en pie, con una gran ovación. (¿En qué otro espectáculo masivo, aquí, se daría una reacción popular semejante?). Aunque algunos se empeñan en lo contrario, a veces, «Todo está bien», como dice el verso de Jorge Guillén.


Un «Arpón» de lujo para Perera

J.A. del Moral · 16/08/2017 
Los toros de Garcigrande (los predilectos del Juli) son variados de presentación y juego: deslucidos los tres primeros; manejables, cuarto y sexto; magnífico, el quinto, que propicia el triunfo de Perera.


En términos taurinos, El Juli es un «bicho», que no se deja ganar la pelea por nadie: ésa es su principal virtud, la ambición, unida a su gran técnica. En el primero, grande, abrochado de pitones, quita por chicuelinas con el compás abierto (la moda de José Tomás). Apenas comienza la faena, el toro canta la gallina, aunque embiste con suavidad y nobleza: El Juli, mandón, lo sujeta y liga derechazos, hasta que el toro huye a tablas definitivamente (el mismo problema que resolvió brillantemente Ponce, el día anterior). Entrando de muy lejos, espadazo desprendido. Veroniquea lento al cuarto, que sale dormidito pero se crece en el caballo. Brinda a Don Juan Carlos, muy ovacionado. El toro es manejable pero andarín, soso. Se dobla, rodilla en tierra; lo va metiendo en la muleta hasta dominarlo por completo, por los dos lados, con gran seguridad pero escasa emoción, por culpa del toro. Por el descabello, pierde el probable trofeo.

Sustituye a Manzanares, operado, Miguel Ángel Perera: le habían relegado un poco de la primera línea pero, con rotundas actuaciones, la está recuperando. El segundo toro pesa noventa kilos menos que el anterior: es incierto, se orienta, vuelve rápido, no le deja estar a gusto, a pesar de la firmeza del diestro, que le roba algunos naturales y se lo quita de encima. El signo de la tarde cambia en el quinto, que embiste suave ya de salida. Lo recibe con buenas verónicas. Banderillea Curro Javier con sabios recursos. Brinda a Don Juan Carlos y escucho gritos de «¡Viva el Rey!» ¡Por fin, un toro bravo! Miguel Ángel, muy firme, lo aprovecha: le da distancia, traza muletazos largos y mandones, por los lados, se luce en circulares completos, con el gran toro cosido a la muleta. El arrimón final acaba de calentar Illumbe. Por pinchar antes de la estocada, se queda en un trofeo (la faena era de dos). El bravo «Arpón» tiene una hermosa muerte de toro bravo, recibe una gran ovación : ¿por qué no se le da la vuelta al ruedo? Pendientes del diestro, me temo, no la han pedido.


Talavante está toreando muy bien, sobre todo con la mano izquierda, y matando regular. Juega bien los brazos en el tercero, que se encela en el caballo de Manuel Cid, ovacionado. Saluda Trujillo, por un par arriesgado. Alejandro dibuja una buena tanda de naturales; después de ella, el toro se apaga por completo. ¡Qué decepción! Sigue la mala racha con la espada. El último parece que va a ser como el quinto, es noble, va bien al caballo pero clava los pitones en la arena y flaquea. Es «Peleón»: como buen toro, no como mal vino. Talavante se luce en suaves muletazos pero el toro se apaga y la faena se queda en estimable. Mata muy lento, algo desprendido, y no se concede la oreja.
El juego de los toros ha sido el factor decisivo, como siempre: varios, decepcionantes, pero el quinto, un «Arpón» de lujo, parecía criado para que el capitán Acab (Miguel Ángel Perera, en este caso) alcanzara «la ballena alegre» (como la famosa tertulia) del triunfo: sólo la espada le ha impedido cortar las dos orejas.

Mientras escribo esta crónica, sobre la Concha se abren las flores multicolores de los fuegos artificiales: sobre el mar, es un espectáculo maravilloso. Tan hermoso como ver, en Illumbe, en libertad, un toro bravo y una bella faena.


FICHA
PLAZA DE TOROS DE ILLUMBE. Martes, 15 de agosto de 2017. Última corrida de la Semana Grande. Tres cuartos de entrada en los tendidos. Toros de Garcigrande (1º, 2º y 6º) y Domingo Hernández (3º, 4º y 5º), desiguales de presentación y juego; deslucidos los tres primeros, manejables 4º y 6º; magnífico el 5º.
EL JULI, de añil y oro. Estocada desprendida. Aviso (saludos). En el cuarto, media y cuatro descabellos. Aviso (saludos).
MIGUEL ÁNGEL PERERA, de verde botella y oro. Estocada corta (palmas). En el quinto, pinchazo y estocada (oreja).
ALEJANDRO TALAVANTE, de verde oliva y oro. Pinchazo, estocada y descabello (palmas). En el sexto, estocada levemente desprendida (petición y saludos).

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