jueves, 28 de septiembre de 2017

Lo que España debe a México / Por Paco Mora



..la Fiesta de los Toros tiene una gran deuda con el país azteca. Porque cuando los toreros españoles viajan a México se les acoge con respeto y entusiasmo y durante muchos años “allí hicieron las Américas”, dejando al regreso, muchos de ellos, sus cuantiosas ganancias en los bancos de Miami. Sin embargo, los toreros mexicanos que viajan a España están muy lejos de gozar de la reciprocidad que se les debe, ya que se les dan muy pocos puestos en las ferias importantes y generalmente con corridas duras y difíciles.


Lo que España debe a México

Paco Mora
No sé si lo habrán pensado, casi seguro que sí, pero si no es así, este es el momento de comenzar a formar una comisión compuesta por empresarios, ganaderos y toreros españoles para llenar este invierno todo México de festivales a beneficio de los damnificados por los terremotos del país hermano. Y no es una frase, porque no sólo somos hermanos de sangre, de idioma y religión, sino también y en gran medida en lo taurino. España, que como todos los conquistadores, debió hacer muchas barrabasadas en los tiempos de la conquista, también es verdad que dejó allí su religión, su idioma y muchas de sus costumbres gastronómicas y de todo tipo que, adaptadas y mexicanizadas con el tiempo, todavía recuerdan a lo que allí muchos llaman “la madre patria”, aunque algunos nos sigan llamando “gachupines” a los españoles. Mote que es muy probable que nuestros antepasados se ganaran con holgura.

Pero, sobre todo y de manera principal, la Fiesta de los Toros tiene una gran deuda con el país azteca. Porque cuando los toreros españoles viajan a México se les acoge con respeto y entusiasmo y durante muchos años “allí hicieron las Américas”, dejando al regreso, muchos de ellos, sus cuantiosas ganancias en los bancos de Miami. Sin embargo, los toreros mexicanos que viajan a España están muy lejos de gozar de la reciprocidad que se les debe, ya que se les dan muy pocos puestos en las ferias importantes y generalmente con corridas duras y difíciles.

Por todo, pero por eso también, Ponce, El Juli, Talavante, Manzanares y muchos toreros retirados, todavía en edad de merecer, que deben mucho a las plazas mexicanas, deberían estar ya manos a la obra para organizar esa comisión mencionada al comienzo. Porque aparte de las razones humanitarias hay que convenir en que quien no es agradecido no es bien nacido. ¡Que viva México!

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