domingo, 19 de noviembre de 2017

Bélgica, refugio de delincuentes y criminales, un país absurdo y fallido: Mohamed es el primer nombre dado a los niños nacidos en Bruselas


Según algunas previsiones, Bruselas será de mayoría musulmana dentro de 20 años. Algunos barrios de la capital ya lo es. Una tercera parte de la población de Bruselas es musulmana. Lo que pasó por una broma de hace una década se ha convertido en realidad: desde el año 2001, Mohamed es, con diferencia, el primer nombre dado a los niños nacidos en la metrópoli belga. La capital europea ve el aumento de mezquitas clandestinas. 43 de ellas ya fueron reconocidas por el ministro de Interior, Philippe Courard.

Bélgica, refugio de delincuentes y criminales, un país absurdo y fallido: Mohamed es el primer nombre dado a los niños nacidos en Bruselas.

El meteórico ascenso del islam en Bélgica en los últimos años es imparable. En 1974, el gobierno reconoce esta religión oficialmente. Craso error, porque el islam es todo un sistema político, jurídico y religioso y no únicamente una religión, aunque en occidente se “venda” como tal por intereses expansionistas. La primera consecuencia de este fatal error es la introducción de clases de religión islámica en el currículo escolar en 1975. La segunda es la construcción intensiva de las mezquitas.

Según algunas previsiones, Bruselas será de mayoría musulmana dentro de 20 años. Algunos barrios de la capital ya lo es. Una tercera parte de la población de Bruselas es musulmana. Lo que pasó por una broma de hace una década se ha convertido en realidad: desde el año 2001, Mohamed es, con diferencia, el primer nombre dado a los niños nacidos en la metrópoli belga. La capital europea ve el aumento de mezquitas clandestinas. 43 de ellas ya fueron reconocidas por el ministro de Interior, Philippe Courard.

Bélgica es uno de los países europeos donde la naturalización es más frecuente. La comunidad musulmana de Bélgica tiene cerca de 350.000 miembros, alrededor de 150.000 marroquíes y 85.000 turcos, además de albaneses, iraníes, pakistaníes y senegaleses. El 15% de los imanes son ilegales en el territorio.

El 75% de los musulmanes de Bélgica se consideran practicantes. La juventud se radicaliza, rechazando los valores occidentales. Un fenómeno de “sobreislamización” se extiende entre los moderados y los extremistas. Entre el 70 y el 90% de la población musulmana de Bélgica celebra clandestinamente el Eid-el-Kabir (Fiesta del Sacrificio en el fin del Ramadán) en su casa, desafiando no sólo las normas de higiene y salud pública, sino también la ley. Durante este periodo, hasta 100.000 sacrificios se practican en unos pocos días de manera totalmente ilegal.

El proselitismo está en marcha. Hace 10 años, se convirtieron entre 6000 y 8000 belgas. Desde entonces, la tendencia se ha acelerado. El promedio se calcula en torno a 1.000 – 1.200 solicitudes al año. El número total de convertidos se estima en 30.000.

La difusión de la literatura islámica negando la igualdad de género persiste con insistencia y en contra de la propia ley belga: la exención de las clases de gimnasia y biología, piscinas separadas por sexos, fotos de pasaporte permitiendo los velos de las mujeres….

La islamización afecta incluso a la esfera económica. En 2009, después de la crisis inicial, los ejecutivos y empresarios musulmanes bien integrados en la vida socio-profesional requieren finanzas islámicas basadas en principios derivados del corán. En cuanto al plano judicial, la sharia interfiere en las decisiones judiciales de manera insidiosa (y siempre contraria a las leyes belgas).

La educación no es una excepción. En Bélgica, el Estado es neutro (es decir, no hay intervención ni injerencia en los cultos). Se reconoce y subvenciona las comunidades sobre la base de su utilidad social, y eso autoriza al Ministerio de Cultos a financiar la enseñanza religiosa.

Mientras que la escuela pública es un lugar, según la ley, de neutralidad religiosa, se permite sin embargo el hijab musulmán, un símbolo de la afiliación religiosa. Las escuelas también distribuye comidas halal. Por el contrario, no se permiten los crucifijos ni cualquier otra manifestación religiosa no musulmana, ni ninguna otra manera de proselistismo.

La clase política parece haberse dado por vencida, especialmente en temas de laicidad y de velo en la escuela.


Visibilización

¿Cómo se ha llegado a esto, que ha pasado? El fortalecimiento de la referencia religiosa se ha producido en el mundo musulmán en general, a partir de la década de 1970 y principios de 1980, tras el fracaso de la modernización en los países árabes. Y se ha desarrollado una variada red de asociaciones (mezquitas, escuelas, centros culturales), cuantitativamente importante y con una impresionante variedad de actividades.

De 1960 a 1970, el movimiento asociativo musulmán ofrece un sinfin de actividades sociales y culturales (educación, deportes, expresión artística, etc.) de cara a reconstruir una vida social muy común celebrando fiestas nacionales y religiosas. Las sociedades paralelas, las redes de medios de comunicación, económicas, sociales y políticas paralelas se extienden. Estas actividades son apoyadas por el movimiento sindical belga, entonces en posición relativamente fuerte.

Las reformas de la ley de nacionalidad, los múltiples casos de velos, los caprichos del proceso de institucionalización del islam y el surgimiento del islam político en el ámbito internacional están cambiando las demandas sociales y económicas de los trabajadores inmigrantes en reclamaciones de culto de los ciudadanos musulmanes, ya belgas. Las asociaciones culturales también se crean para promover la cultura del país de origen. Y en los últimos años, proliferan las asociaciones islámicas específicamente para ayudar a musulmanes: servicios de apoyo y servicios sociales de emergencia, etc. Algunas de estas asociaciones funcionan como grupos de interés étnico que reclaman derechos religiosos, políticos, económicos y sociales. Otras son pequeñas empresas a nivel local que están en el auge de los negocios étnicos (agencias de viajes, restauración, importación-exportación, tiendas de comestibles, etc.) O, más ampliamente en el comercio de “etno-islámico” (tiendas de velos, carnicerías halal, librerías…).

Por lo tanto, hoy en día la comunidad musulmana se sirve de la sociología urbana para demandar un espacio público como un lugar de lucha por el reconocimiento de su identidad.

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