El sistema taurino debe darse cuenta de la necesidad de competir a nivel marketing con los demás ámbitos culturales, deportivos, etc. La imagen de un torero frente a un toro derrotado sólo conseguirá el rechazo de quienes son agnósticos a la Tauromaquia, además de alimentar eso de "el toro es el pobre animal al que siempre ganan".
El marketing y el póster de El Juli
Delante de un quiosco asistía, como muchas otras mañanas, a las discusiones entre personas sobre los temas de actualidad, y mientras terminaba el quiosquero su intervención desde el estrado-ventanilla, ojeé uno de los semanarios taurinos. Se abrió, sin esfuerzo, por el medio de la publicación. Regalaban un póster de gran tamaño donde un torero, una Figura del toreo, se imponía a un toro muy bien armado pero en posición de rendición, abatido, sin opciones de lucha... Desde siempre me han horrorizado estas imágenes. Me enfadé con todo, incluso conmigo mismo, y mascullé para mis adentros:
"¡No sabemos vender el Arte de Torear!".
La Tauromaquia, el sistema taurino, tiene que empezar a darse cuenta de la necesidad de competir a nivel marketing con los demás ámbitos culturales, deportivos y de ocio de la sociedad. En ellos se busca la imagen más espectacular, la más impactante, la que mejor pueda definir el sentido de ese campo. Ver la imagen de El Juli mostrando todo su poder frente a un toro derrotado, es como si ponen un póster de Federer con cara de satisfacción y superioridad al lado de un Nadal en el suelo y roto por una lesión. Para los seguidores y fanáticos del tenista suizo quizá les produzca admiración, pero seguro que la imagen del tenis no saldría bien parada. Pues en la Tauromaquia, igual.
Me niego a creer que la imagen que mejor vende el Arte de Torear sea la de la apabullante superioridad de un hombre frente a un animal. El principal objetivo del marketing en las artes es llevar a las personas al contacto con el artista, de acuerdo, pero no debemos, no podemos olvidar de que en la Tauromaquia hay dos protagonistas principales, Torero y Toro. En el póster en cuestión, uno de ellos aparece vencido, aplastado, batido, y si me apuran reducido a un utensilio sobre el que el poder del hombre gana siempre. Si el marketing de la cultura taurina persigue difundirla y generar el máximo beneficio social posible, no se puede vender la derrota del toro. Esto lo único que conseguirá será el rechazo al torero por quienes son agnósticos a la Tauromaquia, y no digamos de aquellos que son contrarios. Con esas imágenes los antitaurinos ganan adeptos.
¿No sería mejor una imagen en la que el poder del torero se sobrepone a la fiereza del toro y donde se aúnen las fuerzas, el dinamismo, el riesgo, etc.?
La Tauromaquia tiene medios para poder equipararse a las grandes campañas de publicidad en la era de la imagen y, por qué no, del "más difícil todavía". Hoy nos causa admiración todo lo que conlleve un riesgo. ¿Hay algo más arriesgado que jugarte la vida frente a un animal temible? Creo que no.
En fin, sigo pensando que con imágenes como la que el semanario taurino en cuestión y el equipo de publicidad del torero eligieron para un póster central, más que en héroes, los toreros acabarán siendo villanos para el resto de la sociedad y el toro el pobre animal al que siempre ganan. El marketing taurino se debe adaptar a la sociedad actual, al contexto de lucha y arte que lleva al público a interesarse y a las plazas, y no ser un producto de interno de mero autobombo.
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