martes, 19 de diciembre de 2017

.¡Ay Carmena! / Por Paco Mora


A la doña no le cuadra que haya en la capital de España una Escuela Taurina, porque “hay sectores que no están de acuerdo” con que el Ayuntamiento financie enseñanzas de tal naturaleza. ¡Ni que se pretendiera dar en ella lecciones para la creación de alcaldesas como la actual de la Villa y Corte!

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¡Ay Carmena!

Paco Mora
Que no, que no me aclaro... Que no acabo de entender el tejemaneje que se lleva entre manos la alcaldesa Carmena con la Escuela Taurina Marcial Lalanda de Madrid. Le enmienda la plana al profesor Tierno Galván, que la fundó como aula de tauromaquia, cerrando el grifo del dinero municipal para su mantenimiento, y sin embargo se dispone a hacer obras en La Venta del Batán a expensas del Ayuntamiento, a la vez que cede sus instalaciones para que continúen en ellas las clases para las que fue creada la que ahora se carga. ¿Ustedes lo entienden? Pues yo tampoco.

Una cosa sí queda clara. A la doña no le cuadra que haya en la capital de España una Escuela Taurina, porque “hay sectores que no están de acuerdo” con que el Ayuntamiento financie enseñanzas de tal naturaleza. ¡Ni que se pretendiera dar en ella lecciones para la creación de alcaldesas como la actual de la Villa y Corte! Carmena acabará echándole la culpa al ínclito señor Montoro, por haber intervenido, en ejercicio de sus funciones, en la economía “sui generis” del Ayuntamiento que preside. Esto es un jeroglífico. Algo así como cuando Jaimito decía: “Mi hermana me ha pegado, pues para que se fastidie mi madre ahora no como”, sólo que traducido en un: “Montoro me recorta gastos, pues que se chinchen los taurinos y les cierro la Escuela de Tauromaquia”.

Uno ya comprende que doña Carmena no guste vestirse de manola y ocupar palco principal en Las Ventas para lucir su palmito de chulapona castiza, del brazo de don Cristóbal... Pero ¡hombre!, entre eso y quedarse quietecita en lo que respecta al mundo de la Tauromaquia, sólo existe el pequeño trámite de mirar para otro lado y aquí paz y después gloria... Que bastantes problemas tiene ya la buena señora como para ir pisando callos por donde ni quiere estar ni se la espera...

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