lunes, 4 de diciembre de 2017

Profetas del pasado / por Juan Manuel Rodríguez



Ahora dice Valdanágoras, otro eminente profeta del pasado, que Cristiano e Isco quieren ganar solos. Tengo para mí que lo que en realidad quiere decir Jorge es que a Cristiano y a Isco ahora mismo no les salen las cosas porque cuando querían ganar solos la pasada temporada y, en vez de salir tras pegar en el poste, la pelotita pegaba en el mismo poste pero entraba, el exitoso técnico argentino no dijo nada.

Profetas del pasado

Profetas del pasado. Ahora, en diciembre, cuando está a ocho puntos del mismo equipo al que bailó literalmente hace menos de cuatro meses en la Supercopa de España por un resultado global de 5-1, resulta que todo el mundo sabía que el Real Madrid tenía peor plantilla que la temporada anterior; también lo sabía Marcelino, el entrenador del Valencia, pero en agosto todo el mundo se calló. Es más, en agosto no sólo no se dijo que el Real Madrid tuviera peor plantilla sino que se afirmó que la tenía mucho mejor y que había hecho muy requetebien contratando a jovenes valores como Ceballos o Theo y que era lo justo recuperar a Vallejo y Llorente, que se habían salido en sus respectivos equipos. Y de las marchas sólo se incidió en la de Morata, y yo creo que más por intereses bastardos que por motivos exclusivamente futbolísticos. De Mariano, que lleva más goles que Álvaro, nadie se acordó; de James se dijo algo más mientras que de Pepe... ¿quién es Pepe?... ¡ah sí, el de Casquero!

Ahora dice Valdanágoras, otro eminente profeta del pasado, que Cristiano e Isco quieren ganar solos. Tengo para mí que lo que en realidad quiere decir Jorge es que a Cristiano y a Isco ahora mismo no les salen las cosas porque cuando querían ganar solos la pasada temporada y, en vez de salir tras pegar en el poste, la pelotita pegaba en el mismo poste pero entraba, el exitoso técnico argentino no dijo nada. No oí entonces a Valdano advertirnos a todos que sí, que Cristiano e Isco querían ganar solos y, de hecho, lo lograban, pero que esa manía suya de pretender resolver se volvería pocos meses después contra ellos y contra su equipo. En Gijón, por ejemplo, Isco ganó él solo y, de hecho, así se destacó en toda la prensa deportiva. Y aquella forma que tuvo el malagueño de rescatar al Real Madrid en un partido que se había enredado no sólo no mereció ni un reproche sino que fue ampliamente elogiado: "Magia".

Sobre quien no han variado ni un ápice sus análisis los profetas del pasado es sobre Zinedine Zidane, que no tenía ni idea de nada cuando ganaba y sigue sin tenerla cuando pierde. Antes era una flor y ahora es un cactus. Para decirme que el Real Madrid lleva marcados menos goles que hace un año a estas alturas de la competición no me hace falta un analista, eso ya lo ve cualquiera; a mí me hace falta un analista para que me diga cómo es posible que el mismo once del Real Madrid que arrasó a la poderosísima Juventus de Turín ni más ni menos que en una final de la Champions fuera incapaz de ganarle este sábado a un mediocre Athletic Club de Bilbao. Por otro lado, y puesto que el Madrid está jugando habitualmente con un 4-4-2 y con Isco y sin Bale, lo que yo necesito es que me expliquen por qué, si el galés era el origen de todos los males, con su ausencia el equipo ha empeorado en vez de mejorar justo al revés de lo que se auguró. Igual nada tiene explicación o la explicación es tan sencilla como que esto es fútbol. Fútbol, señoras y señores, fútbol. Y que, a veces, el fútbol no tiene ninguna explicación.

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