jueves, 12 de abril de 2018

FERIA DE ABRIL. ENTRE EL TORILLO DE SEVILLA Y EL BUEN TOREO DE PABLO AGUADO

Pablo Aguado en la Feria de Abril de Sevilla. Corta una oreja y pincha otra

11 DE ABRIL DE 2018. TOROS DE TORRESTRELLA PARA JAVIER JIMÉNEZ, LAMA DE GONGORA Y PABLO AGUADO

ENTRE EL TORILLO DE SEVILLA 
Y EL BUEN TOREO DE PABLO AGUADO


Una tarde más, y ya son demasiadas, nos toman el pelo a los aficionados entre los taurinos con la anuencia de la autoridad.
El toro de Alvaro Domecq que en otras temporadas era encastado y con una presentación impecable, esta tarde se pueden calificar como ”torillo de Sevilla.

Se supone que a Sevilla por ser plaza de primera  supuesta categoría y elevados precios tiene que mandar el ganadero su ganado de cabeza de camada. Hoy los lidiados en segundo, tercer y cuarto lugar eran animalillos de plaza de tercera. Primero, asfixiado, sin fuerzas, que Lama se preocupó de engañar al usía con los capotes al cielo, era lo menos parecido a un animal bravo y encastado. Daba pena en vez de miedo.

El quinto, de anatomía parecida al primero, pero sin cara y el sexto se puede decir que fue el mejor del encierro y propició el triunfo de Pablo Aguado.  

La tarde transcurría entre el aburrimiento producido  a medias por el juego de los toros y la otra mitad por la vulgaridad de los toreros. El frío hacía estragos y el ambiente taurino desangelado y triste merecía salir corriendo de la plaza.

Pero como aún quedan algunas esperanzas entre los aficionados tuvimos la suerte de ver dos buenos pares de José Chacón y cuando parecía que habíamos perdido el tiempo surge un chaval de Sevilla llamado Pablo Aguado y nos hace revivir la esperanza.

Muestra ganas, un “echarse palante” y un gusto toreando que nos hizo disfrutar. Con buena colocación, muleta planchada, temple y estética, dibujó muletazos esplendidos con ambas manos. Cada tanda tenía remates diferente, pero muy toreros, así que al menos mereció la pena aguantar el frío y el tedio anterior de malos toros y pases vulgares .

Una cuestión a destacar. En el cartel figuraban tres toreros jóvenes sevillanos con cierto porvenir, pero la plaza solo presentaba en su aforo algo más de media entrada. Tienen tan engañado al aficionado que una gran mayoría ha desertado definitivamente de la plaza de Sevilla.

Si estos taurinos quieren recuperar al aficionado desertor, se equivocan anunciando torillos sin trapío, todo ello con las bendiciones de la autoridad complaciente.

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