domingo, 13 de mayo de 2018

Amaia y Alfred consiguen un “puesto de mierda” en Eurovisión: la pareja catalano-navarra consuma su fracaso acabando cuarta por la cola.



Son dos productos típicos de la España zapaterista y rajoyista: él un niñato ensoberbecido sin demasiado cerebro y ella una chonifeminista pese a sus vulgares rasgos masculinos. Era justo que fracasaran en el eurobodrio. De ello nos alegramos profundamente. Como nosotros, media España.


Amaia y Alfred consiguen un “puesto de mierda” en Eurovisión: la pareja catalano-navarra consuma su fracaso acabando cuarta por la cola

Son dos productos típicos de la España zapaterista y rajoyista: él un niñato ensoberbecido sin demasiado cerebro y ella una chonifeminista pese a sus vulgares rasgos masculinos. Era justo que fracasaran en el eurobodrio. De ello nos alegramos profundamente. Como nosotros, media España. 

Si la España oficial tiene que estar representada en un evento, el que sea, por dos arquetipos éticos y estéticos tan deplorables, entonces es que esa España ha perdido el gusto, el norte y hasta la razón de ser. 

Celebramos el fracaso del catalán y la navarra con gran regocijo. Celebramos que no hiciera falta boicot de ningún tipo para sentenciarlos al vagón de cola del certamen. Amaia y Alfred han pagada caro su mediocridad musical al finalizar cuartos por la cola. Hubiésemos preferido para ellos el último puesto, pero no es mal fracaso el obtenido…

La parejita posturera cosechó 43 puntos, impulsada por los 10 otorgados por Rumanía, la mejor nota de entre todos los países para la delegación catalano-navarra.

Sin embargo, el televoto castigó a Amaia y Alfred. En esta clasificación acabaron cuartos por la cola con 18 puntos, lo que totalizó apenas 61.

Con esta puntuación, acabaron únicamente por delante de Reino Unido, Finlandia y Portugal.

Menguada quizás de recursos semánticos para referirse a su fracaso, Amaia echó manos de la misma referencia escatológica utilizada por su “partenaire” para ofender a los españoles: “Pues el puesto, una mierda”.

“Es lo que ya decíamos, que al final la posición no depende tanto de nosotros”, le ha añadido su compañero, que sí que se mostraba orgulloso del resultado de su interpretación, a lo que añadía: “Así que no pasa nada. Lo teníamos asumido, así que nos da igual”.

Sobre la victoria de Netta, que ha dado el quinto triunfo eurovisivo a Israel, Alfred, que ha confesado en más de una ocasión cuáles eran sus candidatas favoritas, se ha limitado a dedicarle un «Felicidades a Israel». Su compañera, que sí que ha entrado más al trapo, ha añadido que «la canción está bien, pero no es de mis favoritas». La pamplonesa sí que resalta el «postureo» que rodea el certamen, en el que, según cuenta, se presta mucha más atención a cosas que no forman parte tanto de la música.

Estas declaraciones van en línea de lo argumentado por Salvador Sobral esta misma semana, que dijo que la música «no puede ser fuegos artificiales» y que «Toy», la canción ganadora, le parecía «un verdadero horror».

Paradojas del destino, ayer tuvo que besar a Netta y cederle el micrófono de cristal.

TVE, por su parte, se ha mostrado también decepcionada como ellos con el puesto pero ha querido dejar clara que la culpa no es de Amaia y Alfred. “La culpa no es de ellos. Han cantado muy bien”, explicó Ana María Bordás, jefa de la delegación española en Eurovisión.

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