viernes, 11 de mayo de 2018

SAN ISIDRO 2018. LA EMOCIÓN / por Antolín Castro


El picador descabalgado se busca nueva cabalgadura


Sin emoción la fiesta no es nada, o casi nada si es que algunos les gusta eso. Y se quiera o no la emoción la proporciona el toro. Es el ingrediente principal de nuestra Fiesta.

LA EMOCIÓN

España, 10/05/2018  
S.I.18.- Sin emoción la fiesta no es nada, o casi nada si es que algunos les gusta eso. Y se quiera o no la emoción la proporciona el toro. Es el ingrediente principal de nuestra Fiesta.

Hoy si había toros, un encierro de Fuente Ymbro muy bien presentado, y proporcionaron distintas emociones durante la tarde.

De esas emociones sacó partido el público asistente. Ya en el primer toro El Sirio salvó con un quite oportunísimo a Tomás López, caído en la arena, de un percance seguro. La reacción fue clamorosa con una ovación cerrada al buen subalterno. Este mismo banderillero, torero por supuesto, en el segundo fue perseguido tras el par de banderillas en una emocionante carrera hasta prenderlo, por suerte sin consecuencias, antes de llegar a la barrera. Momentos de emoción que son los que levantan a la gente del asiento.

Román en este toro segundo, de nombre Hechizo, hizo vivir nuevas emociones citando siempre de largo, vibraba el público viendo el galopar del toro al encuentro con la muleta. Faena que pudo tener premio si el valenciano hubiera manejado la espada con más justeza. Llevábamos dos toros y ya habíamos vivido más emociones que en las dos tardes anteriores. En todas presente el toro y con él los toreros.

Garrido se nos mostró con ese gusto que suele repartir en su interpretación torera pero echábamos de menos la emoción que a él no le proporcionó su lote.

Todavía tuvimos ocasión de vivir nuevas emociones en los siguientes toros de la tarde. En esta ocasión fue a través de los derribos a los picadores. El cuarto derribó a los dos de la cuadrilla de Joselito Adame, mostrándonos su poder. Una forma indiscutible para saber que el toro es el rey y el protagonista principal. Hubo otro derribo más y la plaza pudo saber que presenciaba una corrida de toros, no de cualquier otro sucedáneo. Joselito con ganas pero sin lote.

Cierto que para sus matadores no fueron los toros de carreta que a todos gustan, pero con su casta mantuvieron el interés de una tarde en la que el aficionado, por fin, no se fue de vacío.

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