lunes, 11 de junio de 2018

UN FINAL DE OTROS TIEMPOS / por Antolín Castro


Escribano realiza el primer brindis al Rey. 

Mañana será otro día, seguro que añoramos el irnos a Las Ventas, pero para eso quedarán los recuerdos, para eso el final ha sido de otros tiempos, cuando torear no era ponerse bonito, era dominar las embestidas no predecibles de los toros. Puede ser un punto nuevo de partida.

UN FINAL DE OTROS TIEMPOS

S.I.18.- Hemos llegado al final del eterno ciclo isidril. Y lo hemos hecho totalmente ilesos que no es poco. Aguantar durante treinta y cuatro días, días fríos y lluviosos en su mayoría, el acudir a un recinto tan incómodo como la plaza de Las Ventas es todo un logro. Cuando uno sabe que hacer periodismo en el próximo campeonato del mundo de fútbol requiere asistir a menos espectáculos, se da uno cuenta que seguir este maratón trabajando es todo un logro.

El final de la feria propio de otros tiempos, pues así pienso que era antes el encontrarse en la plaza al Rey de España. En esta ocasión estaba, bienvenido, Felipe VI. Tras su ausencia recriminada el pasado miércoles en la corrida de Beneficencia, hoy ha sido toda una sorpresa verle en una barrera del 9. Gracias por su apoyo en estos momentos Majestad. Pediremos que venga también el nuevo Ministro de Cultura por si quiere hacernos caso.

De otros tiempos también la corrida de Victorino Martín, sin dejarse hacer monerías de forma gratuita. Estar delante de ellos precisaba de valor, coraje, entrega, oficio y una técnica acorde con sus distintos comportamientos. Hoy no hubo un ‘Chaparrito’ como el viernes, cuando se lidiaron sus parientes de Adolfo Martín. Hoy ninguno se dejó dar muletazos con facilidad. Y mucho menos el toreo de las posturas, ese que parece haber sustituido al auténtico.

Paco Ureña nos parece que llegó mermado de facultades, pero no de su decisión de hacer las cosas desde la verdad. Realizó un buen trasteo a su primero por ambas manos que emborronó con una estocada muy defectuosa. Seguro que perdió una oreja. En el quinto lo intentó pero con menos acierto y disposición.

Emilio de Justo habrá sorprendido a muchos con su firmeza a la hora de ponerse delante del peor lote. No podía haber triunfo pero dejó patente que tiene oficio y ganas de abrirse camino aunque tenga que ser con estas ganaderías y en Francia. Creemos que merece seguir gozando de oportunidades.

Manuel Escribano abría cartel y fue el primero de la terna en brindar al Rey. Por dos veces se fue a portagayola y en una el Victorino le ignoró por completo y en el otro le puso en aprietos de los que salió a salvo y le enjaretó unas vibrantes verónicas que, a la postre, fue lo mejor de su actuación. Con las banderillas, excepto cuando se arriesga en exceso para quebrar sentado en el estribo, no puede conectar con los tendidos con esos pares a toda velocidad y a toro pasado.

Mañana será otro día, seguro que añoramos el irnos a Las Ventas, pero para eso quedarán los recuerdos, para eso el final ha sido de otros tiempos, cuando torear no era ponerse bonito, era dominar las embestidas no predecibles de los toros. Puede ser un punto nuevo de partida.

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