lunes, 2 de julio de 2018

El Mundial del "y tú más" / por Juan Manuel Rodríguez



Recuerdo que Iago Aspas dijo entonces que las sensaciones no eran buenas, que las vibraciones no eran positivas, y que nadie pensara que Rusia-2018 iba a ser un paseo, un camino de rosas como ya estábamos vendiendo por aquí.


El Mundial del "y tú más"

A primeros del mes de junio, antes de que arrancara el Mundial, España jugó contra Suiza y contra Túnez, dos selecciones de perfil bajo; la selección empató a uno ante la primera y ganó por la mínima, 1-0, a la segunda, llegando además la victoria en los últimos minutos del partido. Recuerdo que Iago Aspas dijo entonces que las sensaciones no eran buenas, que las vibraciones no eran positivas, y que nadie pensara que Rusia-2018 iba a ser un paseo, un camino de rosas como ya estábamos vendiendo por aquí. Porque eso es lo que se dijo antes incluso de que empezara el campeonato, que España era la mejor de largo, que todo iba a ser muy sencillo, que se trataba de una operación exprés, entrar, jugar, levantar la Copa y salir camino del aeropuerto de Madrid Barajas. Pero, una vez más, nuestros rivales tenían una opinión contraria a la nuestra.

Cuando Aspas dijo que no tenían buenas sensaciones, de eso hará un mes, Lopetegui estaba en el banquillo de la selección, el Real Madrid aún no se había fijado en él, él no había aceptado, Luis Rubiales no había tomado la decisión de echarlo a la calle y Fernando Hierro no había pasado de la dirección deportiva a ocupar el puesto de seleccionador nacional. Los antimadridistas tienen un interés especial en demostrar que Florentino Pérez ha abortado este Mundial y los madridistas quieren responsabilizar de todo al presidente de la federación, que se equivocó al prescindir de Julen, porque puso de patitas en la calle a su entrenador, pero la explicación de lo sucedido en el Mundial es mucho más sencilla y la aportó en su día, como decía, el delantero del Celta de Vigo Iago Aspas: España jugaba mal al fútbol, muy mal, tenía problemas para generar ocasiones de gol y, por contra, le llegaban con demasiada facilidad. ¿Tan difícil era de entender que eso no iba a cambiar de repente y porque sí?

Sinceramente no creo que con Lopetegui en el banquillo la resolución del Mundial hubiera sido distinta. La selección llevaba un montón de tiempo sin perder con Julen... pero Hierro también ha firmado una tarjeta sin derrotas en su casillero: 4 partidos jugados, tres empates y una victoria. Lopetegui se fue sin perder y Fernando se irá sin caer derrotado... pero España jugaba mal y jugando mal, y sobre todo encajando muchos goles, no se gana un Mundial; de hecho el de Sudáfrica de hace 8 años ya no lo ganamos goleando precisamente sino manteniendo nuestra portería a cero y porque Iker Casillas estuvo sembrado el día de Paraguay. Así que Aspas, que ha sido por cierto de lo mejorcito, tenía mucha razón cuando, después de los dos amistosos, afirmó tener malas vibraciones.

No me sorprende que el antimadridismo le eche la culpa al Real Madrid puesto que llevan un siglo XX muy malo, lo que llevamos de XXI está siendo horripilante para ellos y el último lustro debe estar siendo una pesadilla; tampoco creo que a Florentino Pérez le quite el sueño. Pero, si nos ponemos a jugar al "y tú más", con un fútbol más o menos ramplón, marcando pocos y encajando demasiados, con malas sensaciones previas confirmadas más tarde o sin ellas, España ganaba a Rusia por 1-0 y lo tenía todo controlado cuando, al final de la primera parte, Piqué sacó la mano a pasear en una acción tan infantil que da miedo. Puestos a hacer fútbol ficción, y ya que algunos saben qué habría pasado con Lopetegui en el banquillo, yo me atrevo a vaticinar que, sin ese error de juvenil del defensa central del Barça, lo más probable es que España se jugara este sábado el pase a semifinales contra Croacia.

También es posible que, como decía, todo sea mucho más fácil que el "y tú más". Resulta que durante un tiempo nos beneficiamos de una generación irrepetible de futbolistas, unos jugadores hechos a la medida de un estilo, un estilo que, incluso sin esos jugadores sobre el terreno de juego, nos hemos empeñado en seguir empleando como única solución. Jubilados esos futbolistas (el último de ellos ha sido Iniesta, ayer mismo) la responsabilidad del nuevo seleccionador, que no será Hierro, consistirá en dotar a la nueva España de una nueva identidad y explorar otras posibilidades distintas con los nuevos jugadores que, a buen seguro, seguirán surgiendo en nuestro país pero que ya no serán nunca más los que ganaron un Mundial y dos Eurocopas.

Todo eso... y el respeto. Respeto para Portugal, a la que tratamos como una sucursal, para Irán o para Marruecos, de quienes se vino a decir que eran una banda; y respeto para Rusia, la número 70 del ranking FIFA pero que, muy a nuestro pesar, estará en los cuartos de final después de haberse empleado contra España con un sistema táctico prehistórico que fuimos incapaces de derribar. La selección debe replegarse, serenarse, pensar y rearmarse con otras ideas, sin desechar por supuesto el estilo que nos llevó a ganar un Mundial pero buscando un plan B y, llegado el caso, incluso un plan C. Y, si Piqué cumple al fin su palabra y lo deja, empezaremos también a escribir una nueva página sin recelos, sin dudas, confiando los unos en los otros, volviendo a sentirnos identificados con nuestros colores, con nuestro equipo, con nuestra selección. Se acabó una etapa dorada, la mejor de nuestra selección, y ahora empieza otra distinta. Pero los inicios también son divertidos, ¿verdad?...

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