viernes, 17 de agosto de 2018

HA FALLECIDO "ANGELETE", ÚLTIMO TORERO VIVO DOCTORADO POR MANOLETE.



CONTABA CON 95 AÑOS DE EDAD.

El decano de los matadores de toros EUGENIO FERNÁNDEZ “ANGELETE” ha fallecido esta mañana en su ciudad natal de Baños de Montemayor (Cáceres)

El matador de Toros fallecido había nacido en la localidad extremeña de Baños de Montemayor era el último matador de toros que aún quedaba vivo de todos los que habían tomado la alternativa de manos de MANOLETE en la plaza de toros de Barcelona el año 1943.

El diestro fallecido permaneció toreando hasta finales del año 1950 en el que anunció su retirada de los ruedos para ese año.

D.E.P. El diestro Eugenio Fernández “ANGELETE”.


Por su trayectoria profesional y su dimensión humana dentro y fuera de los ruedos, la Corporación Municipal de Baños de Montemayor, acordó, en 2007, en Sesión Plenaria rendir homenaje a la figura de Eugenio Fernández Sánchez ‘Angelete’ poniendo su nombre a una calle de la localidad y posteriormente, en 2015, rebautizando también con su nombre la plaza de toros de Baños de Montemayor para que de esta manera, las cualidades profesionales y humanas del diestro permanecieran en la memoria de vecinos y visitantes.

Carrera profesional de Eugenio Fernández Sánchez ‘Angelete’

Angelete, como era conocido en el mundo taurino Eugenio Fernández Sánchez, nació en Baños de Montemayor el 23 de Marzo de 1923.  De estirpe torera, puesto que era sobrino de Angel Fernández Pedraza ‘Angelete’ (de quien tomó el nombre artístico), matador que tomó la alternativa en Salamanca el 12 de septiembre de 1917 de la mano de Joselito ‘El Gallo’, para confirmarla el 23 de septiembre de ese mismo año en la plaza de Las Ventas de manos de ‘Cocherito’ y que compartió cartel con las principales figuras de la época, recorriendo las principales plazas de España y de América,  hasta su retirada el 31 de mayo de 1926.

Volviendo al sobrino, Eugenio Fernández Sánchez, desde muy temprana edad sintió el gusanillo de los toros y así se le pudo ver con once años matar dos becerros en la provincia de Cáceres, y con trece años, de manera oficial, otro en Trujillo. El parón de la Guerra Civil le obligó a interrumpir su prematura carrera, pero el 11 de junio de 1939 debutó con traje de luces en la plaza de toros de Salamanca causando una muy buena impresión. Tras este debut, participa en diversos festejos y en 1941 se presentó en Cáceres con picadores,  dando el gran salto el 13 de  septiembre de 1942 toreando en Las Ventas, y desde luego algo debía tener ese chico de apenas 19 años, cuando en ese mes repitió dos tardes más en el difícil y exigente coso madrileño, ganándose a público y crítica a la vez que inició una carrera imparable que le llevó, durante 1943, a torear cuarenta novilladas, (todo un record, si tenemos en cuenta las dificultades en el transporte de la época) ganando con ello el primer puesto en el escalafón novilleril y dejando claros su buen hacer y torería. Así, en este año, nos encontramos a Angelete autodefiniéndose, en unas declaraciones a la revista Escuela de Tauromaquia como “...de escuela rondeña pero queriendo hacer algo mio”, y ese algo suyo, ese estilo, fue glosado por los grandes críticos taurinos del momento (Cañabate, Kaito, Pepe Leganés etc.) en frases como: “Torero de seda con elegante naturalidad”, “Diestro que ciñe las verónicas como nadie”, “Esencia pura de un toreo singular” etc.

Los éxitos de Angelete se sucedieron y un  12 de octubre de 1943 Manuel Rodríguez Sánchez ‘Manolete’ le dio la alternativa en la Monumental de Barcelona cediéndole el toro Sombrerero de Dña. Caridad Covaleda, alternativa que confirmaría el 14 de mayo de 1944 en Las Ventas de Madrid, esta vez de la mano de Pepe Bienvenida y lidiando el toro Presumido de la ganadería del Vizconde de Garci-Grande.

A partir de aquí la trayectoria de Eugenio Fernández Sánchez, le lleva a torear en las principales plazas de España (Real Maestranza de Sevilla, Ventas de Madrid, La Glorieta de Salamanca, Monumental de Zaragoza etc.), ocupando crónicas y reportajes en los principales medios de la época que siguieron haciéndose eco de su depurado, estético y personal modo de torear.

El diestro también contó con una gran proyección internacional, puesto que en 1945 pudo disfrutarlo el público francés en plazas como Biarritz, Bayona etc. y ese fue también el salto a América, donde toreó en diversos cosos de México, como la Monumental, Mexicali y Orizaba, y en Venezuela. Prensa y afición del país azteca se rindió al maestro brindándole titulares como: “Torero del temple maravilloso y la suprema elegancia” o “En México hay un diestro que ha sentado cátedra del buen toreo”, la Asociación de la Prensa, le concedió por unanimidad la Oreja de Oro en la Monumental de México.


Posteriormente siguió toreando en distintos ruedos hasta su total retirada en la plaza de toros de Valencia de Don Juan en 1950.

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