jueves, 2 de agosto de 2018

IN MEMORIAM: 50 años del primer policía asesinado por ETA, Melitón Manzanas, inspector jefe del Cuerpo General



El 2 de agosto de 1968 la banda terrorista ETA asesinaba
 en Irún (Guipúzcoa) al inspector jefe de Policía, Melitón Manzanas en presencia de su esposa e hija.

  • El etarra Xabier Izko de la Iglesia fue condenado a pena de muerte en el Consejo de Guerra de Burgos de 1970 como autor material del asesinato de Melitón Manzanas.l La condena fue posteriormente revocada y sustituida por cadena perpetua. En 1977 fue amnistiado por la Ley de Amnistía y extrañado en Oslo volviendo poco tiempo después a España quebrantando la orden de extrañamiento.

Melitón Manzanas falleció casi en el acto. Había recibido tres tiros en la
cabeza, uno en la mano y otro en la muñeca. ETA reivindicó el atentado en una octavilla que difundió en agosto de 1968, donde se podía leer "Melitón Manzanas, ejecutado". Ante los rumores y falsas noticias que se sucedieron poniendo en duda la autoría del atentado, ETA volvió a difundir un comunicado de prensa el 13 de octubre de 1968, para reafirmar que había sido la autora. El crimen y su propaganda eran fundamentales para la banda en esos momentos, que ponía así en práctica su estrategia de acción-represión-acción contra el régimen franquista. Además, en este caso la figura del policía asesinado era propicia para hacer propaganda, pues Melitón Manzanas ya había sufrido dicha estrategia de ser acusado por miembros de la oposición al franquismo de practicar malos tratos y torturas a los detenidos. 

Es frecuente que se utilice este tema para justificar el asesinato. Aunque de forma directa no se justifique, en el fondo se ha presentado el asesinato como una acción de justicia por parte de ETA. En relación con esto es importante señalar que, pese a que la banda terrorista haya alegado históricamente motivos de lo más variopintos para matar (injusticias varias, opresión de las clases populares, defensa del medio ambiente, lucha contra la drogas, la condición de confidente de las víctimas, supuestas torturas y malos tratos...), los verdaderos motivos por los que asesinaba ETA los expuso la propia banda en su revista Zutik en diciembre de 1961 (citado por José Díaz Herrera en Los Mitos del Nacionalismo, pág. 514):

"Nuestro enemigo no es Franco. En este momento es la Dictadura de Franco, pero podría serlo la Democracia, la Monarquía o la República. Nuestro enemigo es España encarnada en cualquier sistema, forma de Estado o de Gobierno que niegue la libertad de los vascos a crear su Estado independiente"

Los demás motivos alegados para asesinar no dejan de ser meros artificios propagandísticos. Por lo tanto, cabe concluir que aunque a Manzanas le hubieran acusado de cualquier otra cosa que no fuese cometer torturas, el resultado habría sido posiblemente el mismo: lo habrían asesinado por representar todo aquello que odia ETA.

La respuesta del Gobierno al asesinato de Melitón Manzanas fue la declaración del estado de excepción en Guipúzcoa por un período de tres meses a partir del 5 de agosto, medida que fue prorrogada en octubre por otros tres meses más. Esta medida implicaba la suspensión de los artículos 14, 15 y 18 del Fuero de los Españoles que regulaban la libertad de residencia, la inviolabilidad del domicilio y el periodo de detención policial.

Xabier Izko de la Iglesia fue condenado a pena de muerte en el Consejo de Guerra de Burgos de 1970 como autor material del asesinato de Melitón Manzanas. El asesinato del jefe de la Brigada de Investigación Social de San Sebastián fue una de las acusaciones centrales contra los dieciséis miembros de ETA que se sentaron en el banquillo del Consejo de Guerra celebrado en Burgos en diciembre de 1970. Seis de los acusados fueron condenados a muerte, aunque la condena fue posteriormente revocada y sustituida por cadena perpetua, y los diez restantes acumularon penas que sumaban más de 500 años de cárcel. La banda terrorista ETA quedó diezmada por la legítima acción policial y judicial del Estado, que llevó a la cárcel a una parte considerable de sus cuadros dirigentes durante 1968 y 1969.

Melitón Manzanas González, de 59 años de edad, nació en junio de 1909 en San Sebastián. En esta ciudad estudió Peritaje mercantil y, en su juventud, formó parte de un grupo teatral. Al mes de iniciarse la Guerra Civil, fue detenido y encarcelado en el fuerte de Guadalupe, donde permaneció hasta ser liberado por las tropas del Alzamiento Nacional. Al terminar la guerra, entró en el Cuerpo General de Policía como inspector en 1941. Estuvo destinado en Irún y, de aquí, pasó a San Sebastián como jefe de la Brigada Social. Su actuación en la comisaría de San Sebastián le hizo "acreedor de más de cincuenta felicitaciones públicas por su destacadas acciones policiales al servicio de la región en donde encontró una alevosa pero gloriosa muerte", como rezaba una reseña oficial difundida tras su asesinato (Alonso, R., Domínguez, F., García Rey, M., Vidas rotas, Espasa, 2010). Estaba casado y tenía una hija.

El asesinato se produjo hacia las 15:30 horas en el descansillo del primer piso de Villa Arana, una casona de Irún con la forma del típico caserío vasco. La planta baja la ocupaba un negocio de equipos de imagen y sonido, y sobre la tienda había dos pisos. En el primero vivían Melitón Manzanas, su mujer y su hija.

Ese día, Melitón se trasladó en autobús, tal como hacía a diario desde la comisaría de San Sebastián a su domicilio en Irún, acompañado por su compañero el inspector Damián Seco que se apeaba en la parada siguiente y que, precisamente, también fue asesinado años después en Sevilla por los GRAPO.

Al llegar a Villa Arana, abrió la puerta y subió la escalera. Su mujer le oyó y abrió la puerta. Le dijo "vienes mojado"... y en ese momento sonó un disparo que alcanzó a Manzanas por la espalda. La mujer vio al asesino, un individuo joven, de estatura media, bigote y largas patillas. Incluso llegó a forcejear con él. El asesino realizó varios disparos más, aunque no llegó a herir a la mujer del policía. También fue testigo la hija de Melitón, que se asomó a la puerta del domicilio al oír el primer disparo. Su madre la empujó al interior de la casa y ella se acercó a una ventana, pidiendo ayuda a gritos. En el lugar de los hechos se recogieron siete proyectiles del calibre 7,65. El etarra, Izko de la Iglesia, había esperado a Melitón Manzanas dentro de la casa, en un pequeño sótano situado a la izquierda de la escalera.

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