Foto: Jordi Pérez - Tendido Cero
«Tendido Cero» cuenta este sábado cómo las monjas del hogar de San José de Valencia le apuntaron a la escuela taurina y le siguen de plaza en plaza
Un torero entre monjas. Un torero bajo el manto de la fe, con hilo directo con la divinidad. De las frías calles y una desordenada vida en una familia desestructurada al calor de un Hogar, el de San José de la Montaña. Allí vive Jordi Pérez desde los once años, después de que los servicios sociales de la Generalitat buscaran una luz en el camino para el niño rubio y sus tres hermanos.
Rescatado de la marginación en plena infancia por las Monjas del Hogar San José de la Montaña, Orden de Madre de los Desamparados, entre hábitos le nació la vocación taurina, de la mano de su tutor, que le hablaba (y habla) de toros. Aquellas charlas le recordaban a aquellas con el dueño del taller de su tierra de Carlet que, cada vez que hacía una trastada, le decía: «Jordi, tú lo que tienes que ser es torero».
Y torero quiere ser de tanta conversación taurina con su tutor, que ejerce también de mozo de espadas. Y de «sastra» tiene a la madre Elisa, la directora del Hogar, natural de Ronda -en cuya plaza se «colaba» para ver a Antonio Ordóñez-, que le recose los vestidos -uno se lo regaló El Fandi y otro perteneció a Ponce- con esmero cada vez que llegan rotos por alguna cogida. «Arrímate», le dicen las monjitas, sus mayores fans, que le siguen a las plazas y, enfundadas en sus religiosos hábitos, le piden las orejas con pasión.
La madre Elisa cose el vestido de Jordi Pérez - Tendido Cero
Al principio, no echaban cuentas de su afición a los toros e incluso le apuntaron a clases de rugby. Pero no hubo modo de quitarle el veneno del toreo de la cabeza: «Yo quiero ser torero». Y las monjas se presentaron en la Escuela Taurina de Valencia para inscribir a «su» niño, donde hoy sigue. Ya ha toreado en la capital del Turia y este agosto hará el paseíllo en Málaga. En la Escuela Taurina dirige sus inicios Juan Carlos Vera, sobrino de Enrique Vera, que curiosamente protagonizó la película «El niño de las monjas».
Ha nacido otro «Niño de las monjas», Jordi de las Monjas, como lo bautiza el periodista Federico Arnás, que firma un emotivo reportaje en Tendido Cero sobre este aspirante a torero. Las cámaras del programa de La 2 han visitado el Hogar, donde Jordi Pérez vive su pasión rodeado de monjas, sus ángeles de la guarda. Allí entrena en el patio y en una de las catorce habitaciones del centro sueña faenas de gloria ya como matador de toros. «Mi sueño es tomar la alternativa y sé bien a quién brindaría el toro», confiesa a Arnás. Al otro lado del brindis imaginario, las monjas: «Con ellas, la vida me dio otra oportunidad».
Las hermanas se muestran muy orgullosas de la evolución de Jordi, sobre todo desde que se alistó a la Escuela Taurina: «Era un niño travieso y, a los tres meses de apuntarse, pegó un gran cambio en comportamiento, en disciplina, en valores...»
Jordi Pérez, a sus 18 años, avanza en sus pasos taurinos entre hábitos, en la Orden de los Desamparados, y persigue un sueño de verónicas y naturales mientras se forja como hombre. No posee un álbum familiar al uso, tiene fotos con toreros y su gran familia: las monjas del Hogar San José de la Montaña, sus «madres» y su mejor «apoderada»: Sor Elisa. Al fondo del toreo, siempre hay esperanza. Como la de este Jordi de las Monjas.
Todo ello se narra a lo largo de once minutos en un conmovedor reportaje, este sábado al mediodía (13,45) en «Tendido Cero». Para no perdérselo.
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- Lo mejor de la semana, en «Tendido Cero»
Los contenidos de Tendido Cero circulan principalmente por las ferias de Valencia y Santander. Curiosamente ambos ciclos vivieron el sábado su gran tarde, con Ureña y Román en el coso de Xátiva, y con Padilla, Talavante y Roca Rey en el de Cuatro Caminos. Esas dos corridas apoteósicas tienen un preferente y pormenorizado.
Precisamente en la capital valenciana el programa se ha encontrado con una historia conmovedora, la de Jordi Pérez. Un alumno de la escuela taurina que fue recogido de la marginación social por las monjas en plena niñez, al que le nació la vocación taurina entre hábitos y que ahora tiene en las madres a sus incondicionales.
El triunfo de Emilio de Justo en Azpeitia se destaca como lo mejor de la feria que abre los ciclos taurinos en el País Vasco. El programa también ofrece imágenes espectaculares de la desencajonada y un collage con distintas tauromaquias populares internacionales.
El cajón de la memoria se abre para ofrecer una corrida de 1967 que resultó histórica. Tuvo lugar en Las Ventas y de ella saldría la pareja formada por Luguillano y El Puri.
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