viernes, 14 de septiembre de 2018

Adiós a un símbolo de La Glorieta / por Paco Cañamero


Los Cacharreros,el tiro de mulillas, siempre fiel en los espectáculos
 programados en La Glorieta.

Hoy es injusta la página de ingratitud escrita por la actual empresa contra alguien que ha sido un símbolo de La Glorieta. Contra una familia conocida como Los Cacharreros, ejemplar en todo y quien, a lo largo de ocho décadas, formó parte de una estampa habitual en el coso charro. Ahora, con su mulillas definitivamente desenjaezadas, la Salamanca taurina ha perdido una de sus identidades. Que es lo mismo que si a la Salamanca monumental le roban la Torre del Clavero.

Adiós a un símbolo de La Glorieta

Paco Cañamero
Glorietadigital.com, 14 septiembre, 2018
Hasta el pasado año, una tradición de los festejos taurinos en Salamanca lo constituía el arrastre. El tiro de mulillas, siempre fiel en los espectáculos programados en La Glorieta y que desempeñaron durante casi ocho décadas, con eficacia y buen hacer, los miembros de una familia de la ciudad conocidos como Los Cacharreros. Los mismos que prolongaron su hacer durante cuatro generaciones formando parte de la estampa habitual en las tardes de toros. En tan largo periodo de tiempo fueron familiares para todos los aficionados, porque ya antes de la Guerra Civil, se responsabilizaron del arrastre al ser contratados por Eduardo Pagés, durante la época que ejerció de empresario en La Glorieta, gracias a la recomendación del señor Arenas, un publicista local que era el gerente y persona de máxima confianza en la ciudad de aquel colosal gestor taurino. Después siguieron su labor con don Pablo Chopera, para continuar con Manolo y sus primos los Choperitas, José Antonio y Javier, hasta el pasado septiembre que definitivamente se vieron obligados a desenjaezar las mulillas. Entonces, ya las cosas no eran igual y cada año, a la llegada de septiembre era un tremendo batallar para defender su legitimidad y su orgullo. Nada que ver con los tiempos de Manolo Chopera y los Choperitas, quienes siempre le dieron la categoría que supo ganarse esta familia que blasonó su vida con la honradez, el buen trato, su amor a la tierra y a la Fiesta Nacional.

Hoy es injusta la página de ingratitud escrita por la actual empresa contra alguien que ha sido un símbolo de La Glorieta. Contra una familia conocida como Los Cacharreros, ejemplar en todo y quien, a lo largo de ocho décadas, formó parte de una estampa habitual en el coso charro. Ahora, con su mulillas definitivamente desenjaezadas, la Salamanca taurina ha perdido una de sus identidades. Que es lo mismo que si a la Salamanca monumental le roban la Torre del Clavero.

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