miércoles, 5 de septiembre de 2018

Valladolid: El nefasto alcalde Óscar Puente


¿Alguien le fiaría una peseta a este individuo?

Ya resulta criminal que tres fuerzas unidas derrumben al que ha ganado las elecciones, pero más dantesco resulta que el tipo elegido para el cargo sea un dictador al más alto nivel, cosa que hacen todos los socialistas que han llegado al poder. Y son tan ruines, nefastos y malditos que, nadie de ellos es capaz de criticar la puta dictadura de Maduro en la que, como el mundo sabe, millones de venezolanos han tenido que emigrar de su país en una diáspora cruel huyendo del hambre, la miseria y la desolación; pero no, los izquierdosos aberrantes, siguen defendiendo al líder andino. Olé sus cojones.

ÓSCAR PUENTE, NEFASTO

Qué triste resulta para un medio informativo taurino tener que hablar de políticos, pero en el sentido más horrible de la palabra porque, antaño, -tampoco hace muchos años- cuando se nombraba a un político relacionado con los toros era porque éste entregaba algún premio, asistía a cualquier evento cultural o, sencillamente, asistía como espectador a los toros, caso del profesor Tierno Galván.

Todo ha cambiado y, los macabros políticos de izquierdas de la actualidad, la gran mayoría son enemigos de la fiesta de los toros cuando, lo que se dice su deber, se lo pasan por el forro de sus cojones y ponen cortinas de humos para que nadie vea lo problemas de la sociedad en que vivimos.

Un vivo ejemplo de semejante desacato lo tenemos en un tal Óscar Puente, alcalde  Valladolid porque Dios es un gracioso, de otro modo no se comprende. Y lo digo porque el referido Puente es alcalde porque la bendita democracia permite que tres partidos se unan para defenestrar al ganador y ser ellos los que rijan los destinos de un pueblo, ciudad, autonomía o el mismo país que, como sabemos, tenemos un presidente que no lo ha votado nadie; el tal Puente, ídem de lo mismo.

Ya resulta criminal que tres fuerzas unidas derrumben al que ha ganado las elecciones, pero más dantesco resulta que el tipo elegido para el cargo sea un dictador al más alto nivel, cosa que hacen todos los socialistas que han llegado al poder. Y son tan ruines, nefastos y malditos que, nadie de ellos es capaz de criticar la puta dictadura de Maduro en la que, como el mundo sabe, millones de venezolanos han tenido que emigrar de su país en una diáspora cruel huyendo del hambre, la miseria y la desolación; pero no, los izquierdosos aberrantes, siguen defendiendo al líder andino. Olé sus cojones.

¿Qué “delito” se le imputa al tal Puente? Según él está haciendo lo correcto, según Valladolid, ciudad en la que es alcalde por los motivos que he contado, no lo puede ver nadie, de forma muy concreta los aficionados a los toros puesto que, el alcaldín, se cargó la feria de San Pedro Regalado, cerró el museo taurino, ha impedido que se difunda la feria septembrina por las calles de la ciudad y, para colmo, como nos han contado, el tipo en cuestión antes era aficionado a los toros y hasta tenía un abono en el coso de la calle de Zorrilla. ¡Échale hilo a la cometa, diría el otro!

Desdichadamente, así son la mayoría de los dirigentes políticos de izquierdas que, cuando ocupan el poder les sale el dictador que llevan dentro y lo ejercen como más ahínco que el Maduro de Venezuela. Son ya innumerables las ciudades y pueblos de España los que sufren los desacatos de dichos dirigentes. Lo lamentable del asunto es que una maldita minoría nos lleve por la calle de la amargura  a las gentes decentes de este país que son la inmensa mayoría.

El alcalde de Valladolid junto a su amo

Esas gentuzas de izquierdas no piensan en el pueblo porque éste les importa una puta mierda. La prueba la tenemos en que, por ejemplo en Valladolid, un estudio al respecto ha dictaminado que su feria taurina tiene una repercusión de casi diez millones de euros para la ciudad que baña El Pisuerga, algo fantástico para todo el mundo; para todos, claro está, menos para ese desdichado alcalde que, sus razones tendrá, ha cambiado para mal, hasta el punto de odiar a la fiesta de los toros la que, como antes dije, era aficionado.

O sea que, aunque fuera solo por “negocio”, ese tipo debería de aplaudir la fiesta de los toros, aunque él no le gustara como espectáculo; son casi diez millones de euros para su ciudad pero, repito, la economía, el bienestar de sus gentes, la paz de un pueblo, la alegría como tal, todo eso les sabe a la más horrible purga porque, como sabemos, a las gentes de izquierdas solo les interesa contar la letanía que ellos quieren para cobrar sueldos astronómicos y, eso sí, hacer todo el daño que puedan, los toros son un ejemplo de lo que digo.

En todos los sitios donde manda un tripartito, qué cosas, todos odian la fiesta de los toros; Barcelona, Alicante –y menos mal que en la capital de la Costa blanca quitaron al bobo que mandaba que, como se sabe, el tripartito lo tenía cogido por los cojones- Palma de Mallorca, Valencia, Játiva, Villena y mil pueblos más. Si levantara la cabeza el profesor Tierno Galván y viera cómo ha quedado la izquierda en la que él militó, seguro que se cortaba las venas de inmediato.

Y démosle gracias a Dios de que la plaza de Madrid es propiedad de la comunidad Autónoma regida por gentes nobles, de ser del ayuntamiento, con la tiparraca que gobierna Madrid, Las Ventas ya sería historia del pasado. Al respecto de la izquierda, ahí están Joaquín Leguina, José Luis Corcuera, Felipe González, así como una larga lista interminable de hombres de izquierdas que, ante todo, tenían sentido del país porque jamás prohibieron nada, razón por la que en sus mandatos respectivos engrandecieron al país que gobernaron y amaron.

Pese a todo, las gentes buenas de este país todavía no se han rebelado contra estos personajes con ideas criminales que, como mayor gozo, éste no es otra que la destrucción, la prohibición de todo aquello que a ellos no les guste; para ellos, esa es la democracia, hacer lo que les pase por los cojones y que calle todo el mundo. Confiemos que, al respecto de los toros, un día nos levantemos los aficionados, los toreros, los empresarios y todo el taurinismo en su conjunto y digamos ¡basta ya!

Como dije, el tipo en cuestión se llama Óscar Puente y, a este paso jamás recibirá el óscar y el que espere que tienda algún puente lo tiene clarísimo. Yo conocí a un tipo admirable llamado Óscar; Óscar Ringo Bonavena, era argentino y era capaz de enfrentarse a sus adversarios cara a cara; claro, era boxeador y no se andaba con rodeos; es decir, afrontaba los retos como un auténtico hombre, nada comparable con ciertos políticos que, cobardemente, dictan leyes para hacer daño a la sociedad en que viven. ¡Y pensar que un día hubo toros hasta en Casablanca y todavía no había llegado Bogard a dicha ciudad!

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