lunes, 1 de octubre de 2018

1º de Octubre en Cataluña. ¡Franco, Franco, Franco! / por Jesús Laínz




Porque la muy franquista Cataluña se destacaba en su devoción por quien, tras cinco años de creciente caos republicano y tres años de guerra y crímenes en la retaguardia gobernada por Companys, había restaurado el orden, la paz y la prosperidad.


 ¡Franco, Franco, Franco!

Jesús Laínz 

¡Ah, aquellos 1 de Octubre en Cataluña! ¡Menudas celebraciones se organizaban cada año cuando llegaba el Día del Caudillo!

Porque la muy franquista Cataluña se destacaba en su devoción por quien, tras cinco años de creciente caos republicano y tres años de guerra y crímenes en la retaguardia gobernada por Companys, había restaurado el orden, la paz y la prosperidad.

Cada aniversario de la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado fue celebrado por el pueblo y las instituciones catalanas con todo tipo de ceremonias, recepciones, discursos, concentraciones, manifestaciones, paradas militares, festejos y desfiles. Las banderas españolas adornaban edificios y balcones, así como los barcos atracados en los puertos. Las instituciones públicas y las corporaciones privadas –cabildos, academias, cámaras, colegios profesionales, escuelas, universidades, etc.– se sumaban a los festejos y enviaban sus testimonios de adhesión

De todo ello dio cumplido testimonio durante décadas la prensa catalana, con su buque insignia, La Vanguardia de Carlos de Godó Valls, refugiado en la Italia fascista durante la guerra y posteriormente procurador en Cortes, a la cabeza.


El primer 1º de octubre tras la guerra, el de 1939, La Vanguardia encabezó la portada con un contundente "¡Dios guarde al Caudillo, como a España misma!". Y su editorial declaró lo siguiente:

La Vanguardia, en este día –que es el primero de la conmemoración de referencia que se celebra, a la luz vibrante y orientadora de las antorchas de la paz, ya que las del triunfo la iluminaron desde el primer año–, rinde el homenaje, no sólo cordial de todos sus sentimientos entrañables, sino de su razón reflexiva puesta en el supremo fin de la salud de España, al hombre providencial que en la paz como en la guerra resume en su persona y en su misión la unidad del mandato histórico que la Patria le confiere (…) Ésta es, pues, la esencia de la fiesta que celebramos al conmemorar el Día del Caudillo: la Unidad de España. Unidad con Franco. Unidad bajo el mando de Franco. Unidad para los Destinos de que Franco es indiviso custodio y depositario ante la Historia.

En la catedral se celebró un solemne oficio durante el que los coros interpretaron la Misa de Nuestra Señora de Montserrat. Y en el desfile posterior, junto a soldados y organizaciones del Movimiento, participaron entusiastas el Real Club Deportivo Español y el Fútbol Club Barcelona.

El año siguiente, 1940, la prensa informó sobre una Ciudad Condal engalanada con cientos de miles de banderas, sobre la enorme multitud que llenó el Paseo de Gracia por la mañana y sobre la magna corrida de toros celebrada por la tarde.

La Vanguardia resumió así la celebración de 1941:

Barcelona entera vibró ayer, al unísono, de emoción española. Una vez más, esta bella capital mediterránea quiso reiterar su fervor y su devoción y su amor a la figura del Caudillo. La ciudad, asociándose de corazón a la fausta fecha, vistió desde el alba sus mejores galas y exornó sus edificios y embelleció sus calles con colgaduras y, sobre todo, con el símbolo sagrado e inmortal de los inmarcesibles colores patrios.

Y así la de 1942:

Barcelona entera fue ayer una ciudad en fiesta, manifestada no solamente en el asueto de fábricas, talleres y despachos, sino también en la nota patriótica que colgaduras y banderas pusieron en los balcones de todas las casas, tanto en el centro de la urbe como en las barriadas, y que fueron una patente demostración de la gratitud que todos guardamos para el que nos redimió de la esclavitud comunista y antinacional.

Especialmente solemne fue la celebración de 1955, pues Barcelona contó con el privilegio de la presencia del homenajeado, que presidió el acto central en el salón del trono del Palacio de Pedralbes mientras miles de barceloneses se agolpaban en las cercanías para aclamarle. Así lo reflejó La Vanguardia:

Que el Caudillo haya querido conmemorar en Barcelona el aniversario de su exaltación a la jefatura del Estado buscando precisamente en las vísperas de ese día su llegada a nuestra ciudad para que tal fecha adviniese durante su estancia aquí, es una nueva prueba de emocionado cariño y de alta consideración que Barcelona debe agradecer entrañablemente a Franco. La solemnidad del día, festejado siempre aquí con el lucimiento y el júbilo que merece, tuvo ayer caracteres verdaderamente nacionales que permiten sin hipérbole decir que en Barcelona estuvo ayer, como estará mientras el Caudillo se halle entre nosotros, la capitalidad del reino.

Los fastos del 1º de Octubre ocuparon durante cuarenta años la portada de La Vanguardia con una sola excepción, la de 1970, debido a la llegada a España, precisamente aquel mismo día, del presidente Nixon.

El año siguiente volvió a ocupar la portada, dedicada a la gran manifestación de apoyo a Franco celebrada en la plaza de Oriente de Madrid y titulada "Casi sin palabras":

Casi sin palabras tenemos que acompañar estas fotos del homenaje que ayer le fue rendido a Franco. Casi sin palabras, porque es imposible encontrar las frases capaces de expresar lo sucedido, de contar con un verdadero realismo lo que fue la explosión del fervor popular que tuvo por escenario la madrileña plaza de Oriente. Allí, dos protagonistas se encontraron frente a frente. Uno de ellos, el Generalísimo; el otro, el pueblo español. No creemos que ya nunca en futuras ocasiones puedan superarse horas de tan intensa emoción como éstas, en las que el entusiasmo desbordado de más de un millón de personas demostraba en el presente y otorgaba como un legado a la historia, que Franco siempre estuvo al servicio de España y que España, desde hace treinta y cinco años, siempre lo tuvo como único Caudillo.

El último 1º de Octubre celebrado por La Vanguardia antes de su oportuna deriva hacia el separatismo fue el de 1975, con la última aparición de Franco en la plaza de Oriente un mes antes de su fallecimiento. Éste fue su título: "Impresionante manifestación patriótica de homenaje a Franco. España por encima de todo".

Cataluña, siempre leal. Al poder.


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