sábado, 1 de diciembre de 2018

ECUADOR. EL JULI A HOMBROS EN LATACUNGA


Julián López salió a hombros en la Plaza de Toros San Isidro Labrador de Latacunga.

Gran Juli, en plan, grande

Gonzalo Ruiz Álvarez,  
EL COMERCIO de QUITO / Fotos: Glenda Giacometti
La celebración de sus 20 años de matador de toros en América la saldó Julián López, ‘El Juli’, con la salida a hombros tras un cerrojo triunfal. Con plaza llena en tarde nublada se lidiaron toros de Huagrahuasi, a dos de ellos se les pidió el indulto y sus restos fueron ovacionados en el arrastre. Las dos orejas que cortó al tercer toro supieron a poco y el premio pudo ser mayor por la gran faena al cuarto que tardó en doblar y marró el diestro con el verduguillo. 

El Juli dejó una pinturera tarjeta de presentación con su primero, noble y que humillaba, pero que no terminó de romper. Buenas verónicas de recibo, buenos pares de Milton Calahorrano y Hernán Torres y un inicio de faena de muleta con desparpajo para llevar el toro a los medios. Las series con la mano derecha fueron tan templadas como cortas y los remates, toreros. Tras un natural en circular el torero siguió por ese pitón en medio de ovaciones. Fácil matando, dejó tres cuartos de estocada caída, leve petición y saludos desde el tercio. Leves pitos al toro. 

El segundo resultó huidizo con tendencia a las tablas, Verónicas genuflexas y lances a pies juntos de Julián. Buen par de ‘El Patatas’ y faena porfiona de corte derechista intentando que el toro no se vaya a su querencia de las tablas. Estocada entera y pitos al toro.

El tercero cantó su nobleza de principio a fin, tuvo gran fijeza y humilló en los lances a la verónica rematados con la serpentina pinturera. Buen par de Gabriel Caza, y un susto cuando Torres tropezó y cayó en las tablas. Zapopinas en el quite y faena de temple. 
Brindis al director de EL COMERCIO, Carlos Mantilla, y tres excepcionales series con la mano derecha donde el pulso y el bajar la mano en la medida que el toro lo pedía fueron la fórmula. Por naturales hubo calidad de trazo aunque la embestida no era igual y el retorno a la mano derecha puso la faena en cotas culminantes en tres series más, salpicadas de pases circulares. Naturales de rodillas cuando ya había pañuelos que solicitaban el indulto. Un pinchazo y tres cuartos de espada, que derribó sin puntilla, fueron el preámbulo de las dos orejas y la vuelta al redondel de los despojos del toro. 


Lleva 20 años de haber tomado la alternativa. El cuarto, recibido por el madrileño por verónicas apretó en el caballo y la faena fue de corte inteligente, de aquellas en que el sabio diestro enseña al toro a embestir y saca partido de una condición que inició como incierta hasta romper humillando y repitiendo para convertir al toro en un ejemplar que perseguía los engaños hasta el final. Gran faena de inteligencia y poder y un toro al que una parte del público pidió indultar. Una espada trasera y un fallo con el verduguillo privaron a El Juli de los máximos trofeos pero la salida a hombros tras la vuelta al anillo al toro, supo a festejo de relieve, 20 años después de su alternativa y 20 años como figura grande. ​ 


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