sábado, 5 de enero de 2019

AÑO NUEVO. 2019, DECISIVO PARA LA FIESTA NACIONAL / por Jose María Moreno


MARCIAL RODRÍGUEZ Y “MADROÑITO”

Esperanza, ánimo de lucha y una miaja de optimismo. Y si los aficionados nos volcamos el éxito será mayor. Yo pido para 2019 que los amantes de la Fiesta Nacional sepamos al fin defender su rico patrimonio y la libertad de disfrutar de él tanto cuanto nos pete.


AÑO NUEVO. 2019, DECISIVO PARA LA FIESTA NACIONAL

Jose María Moreno
La Suerte de Varas / Enero / 2019 
A todos los aficionados nos espera un 2019 excitante, decisivo, denso y… peligroso. La Fiesta Nacional se ve protegida por la Ley 18/2013, que declaró la Tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial de los españoles, ofreciéndola un escudo sólido, aunque algunos, muchos, han pretendido lacerarla luciendo el cinismo más descarado, y otros, como los políticos, la mayoría, que aprovechan la ocasión cuando otean un voto, que aún oliendo a podrido degluten con fruición sin pudor ni vergüenza, con la solvencia errática de la hipocresía actual que nos rodea y que a nosotros nos produce alipori. 

Uno de los baluartes que se han situado en primera linea para legitimar nuestra Fiesta es la “Fundación del Toro de Lidia”, organización formada por un diverso conjunto de defensores de la Fiesta Nacional de amplio espectro en la que, al fin, el aficionado tendrá activa significación. Esperemos que ahora no nos echemos para atrás los siempre melifluos y acobardados defensores del Toreo y colaboremos debidamente, aún censurando a los del “taurineo” interesado que, aunque también adscritos a la Fundación, y aportando su óbolo correspondiente, no dudarán en ir a su interés, primero. En realidad, el momento es tan crucial que nadie en su sano juicio puede ignorar la espada de Damocles que se cierne sobre la Fiesta, sobre la Corrida principalmente, objetivo primero de los atacantes de la Tauromaquia.

Siempre fueron los festejos populares los que defendieron nuestros juegos con el TORO. Las prohibiciones reales y papales fueron “toreadas” por la infatigable afición popular que lograba burlarlas, y burlarse de ellas. Recordemos lo que nos narra D. Gonzalo Santonja Gómez-Agero en “La justicia del Rey” sobre las cartas de Felipe II a los próceres de El Burgo de Osma instándoles a cumplir su mandato de permitir la celebración de los festejos taurinos populares que tradicionalmente se organizaban en esa ciudad soriana. O la que escribió el propio Rey “Prudente” a Pío V para explicarle por qué no promulgaba su bula “De salute gregis dominici”, apoyándose en el gran arraigo popular de “el correr los toros” en España.
Y luego, cuando al final del XVII los caballeros dejaron sus corridas caballerescas, fue también el pueblo el que cogió las riendas de los festejos taurinos y dio el cambio crucial de la Fiesta de toros potenciando los festejos populares y formalizando las corridas en plazas. A lo largo de los últimos tres siglos la Fiesta se ha ido reglando debidamente, adecuando su tradición a las sensibilidades que iba adquiriendo la sociedad y sin perder su esencia. Hoy no se celebran capeas, sueltas de toros en calles o campos o corridas de toros en la forma cruenta en que se hacía anteriormente. Y esto es muy bueno para la Tauromaquia, la que engloba la Corrida y los demás festejos que  suponen los juegos del hombre y el toro. 

Sin embargo nunca hemos conseguido los aficionados y los taurinos formar un grupo que conteste a los ataques que la Fiesta ha ido soportando durante los últimos cinco lustros, principalmente. Grupos perfectamente organizados, generosamente financiados por empresas interesadas en la alimentación animal, principalmente, y políticos interesados en destruir todo aquello que suponga una identidad del pueblo español, están vertiendo en la opinión general su más abyectas críticas-basura sin pararse en calibrar la verdad, la riqueza, la tradición y la nobleza de un divertimento hispano ancestral, mítico, único, al que muchos intelectuales han dedicado su juicio y un luengo  estudio, algunos aún no gustando de él.

Es hora de que empecemos a actuar de forma contundente. La “Fundación del Toreo de Lidia” ha comenzado a quitar de la cabeza de los políticos mezquinos ese afán de prohibir lo que no es de su gusto o de su interés, denunciando sus tropelías en los juzgados, exhibiendo la Ley 13/2018. Ahora ha formalizado grupos de trabajo para combatir en las redes sociales desmontando las mentiras de los antitaurinos y explicando las verdades de nuestra Fiesta. Ha nacido WIKITAURO con la decisión de mostrar la realidad de nuestros juegos con el toro; informar sobre los que estudiaron la Fiesta antes que nosotros, los que la pintaron, esculpieron, glosaron en verso y prosa; aquellos que la pusieron música y la escenificaron en bella danza. También de aquellos que gastaron sus riquezas en mejorar las castas de las reses bravas, que acondicionaron su hábitat y preservaron las especies autóctonas de fauna y flora evitando la desaparición de muchas de ellas en esa dehesas que constituyen hoy un patrimonio de altísimo valor ecológico. Habrá que explicar también que los más de 17.000 festejos que se celebran hoy en España suponen una riqueza inmensa para nuestro PIB, y más de 200.000 puestos de trabajo. También diremos que es un divertimento que ofrece deleite a 25 millones de espectadores (2017) en plazas de toros; habrá que incidir en que los festejos populares son más de 15.000 al año y que el público que los disfruta es muchísimo. Y deberemos preguntarles si están autorizados en privarnos a los aficionados de la libertad de asistir a nuestra predilecta diversión.

Para consumar con la mayor honradez nuestras explicaciones debemos exigir a los que no están haciendo bien las cosas dentro del mundo del toro que se esmeren al máximo en cambiar sus malos hábitos. No podemos consentir que nuestras explicaciones se contradigan con las acciones de los del “taurineo”, aquellos que se están sirviendo del toreo para sus propios intereses sin reparar en el mal que le hacen: los que no respetan al toro bravo y exhiben cadáveres renqueantes, a veces, demasiadas, privados de sus defensas. Los que no abonan debidamente los haberes de toreros y ganaderos. Aquellos que organizan festejos en los que torean sus poderdantes o los de sus colegas en intercambio vergonzoso de “cromos”. Los que ajustan sus precios a su libre albedrío sin cavilar lo que interesa a la plaza, al aficionado, a la localidad… Digamos al fin: los que manejan a su antojo los hilos de las marionetas en que han convertido a la mayoría de los profesionales taurinos. Y los toreros de “arriba” que no son capaces de luchar contra el monopolio de los cuatro mandones. Y que torean cuando pueden toros desmochados. Y los que no pagan a los subalternos ni el mínimo exigido (vergüenza de la Unión de picadores y banderilleros por no saber defender los derechos de sus asociados), que hay muchiiisimos… Y…

Especial cuidado debemos observar en el control de la Suerte de varas, exigiendo a toreros, banderilleros, ganaderos, presidentes y picadores que se ejecute de forma ortodoxa y adecuada. La forma actual es inadecuada y heterodoxa, por lo que su crítica sirve de acicate a alguna de las tesis de los detractores de la Fiesta, incluso es indefendible para los que amamos el toreo.

Esperanza, ánimo de lucha y una miaja de optimismo. Y si los aficionados nos volcamos el éxito será mayor. Yo pido para 2019 que los amantes de la Fiesta Nacional sepamos al fin defender su rico patrimonio y la libertad de disfrutar de él tanto cuanto nos pete.

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