El Real Madrid está ahora en una situación que no es desconocida, tampoco para el trece veces campeón de Europa, la del final de un ciclo. Quienes saben de esto dicen que los ciclos triunfales duran tres años como máximo, el del Real Madrid ha durado cinco; el ciclo estaba agotado y, probablemente por eso, Zinedine Zidane salió huyendo de aquí.
De dónde viene el Real Madrid,
hacia dónde va el Real Madrid...
El Real Madrid viene de conquistar tres Copas de Europa seguidas y cuatro en cinco años, probablemente la segunda etapa dorada de la historia del club por detrás de la que lideró Alfredo di Stéfano. El Real Madrid viene de un reinado continental de más de mil días y de portar una corona que cederá el próximo 1 de junio, supongo que provisionalmente porque si existe una verdad en el fútbol y en el deporte mundiales es que el Real Madrid siempre vuelve, así que el Real Madrid volverá... otra vez. La excitación generada entre el antimadridismo por el 1-4 de anoche sitúa en su justa dimensión el daño que el mejor club deportivo de la historia produce entre aquellos que odian, por un lado, y añoran y por lo tanto envidian y temen, por el otro, sus éxitos. El Real Madrid siempre provoca irritación, siempre, del mismo modo que la generan los Patriots, por ejemplo, en Estados Unidos; provoca irritación porque, a diferencia del resto, es sinónimo de éxito casi permanente, y ese "casi" es el que el antimadridismo espera año tras año, como si de una rémora se tratara. De ahí viene el Real Madrid, pero... ¿dónde está ahora?
El Real Madrid está ahora en una situación que no es desconocida, tampoco para el trece veces campeón de Europa, la del final de un ciclo. Quienes saben de esto dicen que los ciclos triunfales duran tres años como máximo, el del Real Madrid ha durado cinco; el ciclo estaba agotado y, probablemente por eso, Zinedine Zidane salió huyendo de aquí. Porque, seamos sinceros, lo que hizo Zizou fue huir; Zidane huyó, y esto no significa que no le estemos eternamente agradecidos por tres años extraordinarios, pero huyó; huyó porque se dio cuenta de que, en idénticas circunstancias a las que él había vivido, el equipo iba a dejar de ser ganador sin una remodelación de arriba abajo que él no quiso protagonizar. Zidane no quiso meter el bisturí porque probablemente no sea ese tipo de entrenador, y si no es ese tipo de entrenador es porque quizás no sea ese tipo de persona. Lo que ahora necesita el Real Madrid es sentar en su banquillo a un líder, alguien capaz de enarbolar la bandera, un técnico dispuesto a empezar de nuevo. Ahí es donde está actualmente el Real Madrid, fruto de la huida de Zidane, el orgullo herido del máximo goleador histórico del club y la idea, que ahora sabemos fracasada, que Florentino Pérez tenía acerca de lo que pudo ser pero no ha sido; a Cristiano no se le podía sustituir pero se le debía suplir.
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