Todos quieren ganar, todos; cuando arranca una temporada todos quieren ganar, y no sólo el Real Madrid. Pero, al menos en Europa, últimamente sólo lo hace uno y va de blanco. Samuel Beckett decía eso de "fracasa otra vez, fracasa mejor"
El Real Madrid fracasará mejor el próximo año
El Real Madrid ganó la sexta Copa de Europa en 1966 y La Séptima en 1998, así que tardó 32 años en volver a ganar la más prestigiosa competición de clubes. Varias generaciones de madridistas, entre los que yo me encuentro, creímos sinceramente que jamás volveríamos a ver a nuestro equipo ganar otra Copa de Europa y en España se instaló aquello de las Copas de Europa en blanco y negro y hasta se hizo un anuncio de todoterrenos en el que salía un abuelo que preguntaba aquello de "y el Real Madrid, ¿qué? ¿Otra vez campeón de Europa". Hubo un Real Madrid que ganaba Ligas a espuertas, como si no costara, pero la Copa de Europa no llegaba. Hasta cinco Ligas consecutivas ganó el Real Madrid de la Quinta del Buitre que luego, sin embargo, acababa estrellándose, bien con el Milan, bien con el PSV.
No hubo que esperar tanto para La Octava ni tampoco para La Novena y en 2014 llegó La Décima; luego, en 2016, 2017 y 2018, Undécima, Decimosegunda y Decimotercera, tres Copas de Europa seguidas y cuatro en cinco años. Y Liga y Champions en 2017, cosa que no sucedía desde hacía un montón de años. En 2018 ocurrió algo que no había ocurrido jamás hasta la fecha y que no sabemos si volverá a suceder, o sea que un club que sólo tiene dos secciones se proclamara campeón de Europa tanto de fútbol como de baloncesto; en más de un siglo de existencia no había sucedido nunca y hace un año ocurrió; todo esto aderezado con una Liga, cuatro Mundiales y tres Supercopas de Europa. Si hiciéramos un pequeño esfuerzo por contextualizar lo que está consiguiendo el Real Madrid, yo me atrevería a decir que, después de la de Alfredo Di Stéfano, esta es sin lugar a dudas la etapa más brillante a lo largo de la historia del club.
Para los enemigos del Real Madrid esto es pasado, no se puede hablar de ello y, como hace un año y hace dos y hace tres, resulta casi ofensivo que se maneje siquiera la posibilidad de que estos jugadores se conviertan en los primeros en ganar cuatro Champions consecutivas después de haber sido los primeros en ganar dos y luego tres, pero, más allá del componente filosófico, los éxitos del Real Madrid no son en blanco y negro, no, sino en color; son tan actuales que el Real Madrid es vigente campeón de Europa tanto en fútbol como en baloncesto. Esto quiere decir lo que quiere decir. No quiere decir, por ejemplo, que un madridista pueda estar feliz porque el Barça haya ganado en el Bernabéu por 0-3 en la Copa y por 0-1 en la Liga, no quiere decir eso en absoluto.
Lo que quiero decir con este esfuerzo por contextualizar el momento deportivo por el que atraviesa el club blanco es que cualquiera mataría por uno solo de los cinco últimos años merengues, cualquiera; también el Barça, que en los últimos cinco años ha ganado cuatro Ligas, cuatro Copas y una Champions que, al lado de cuatro Champions, cuatro Mundiales, tres Supercopas y una Liga, quedan empequeñecidas; de ahí justamente que Leo Messi insistiera tanto en la necesidad (porque ya se trata para el Barça de algo tan necesario como respirar) de ganar esa Copa que últimamente sólo gana el Real Madrid. Esto no es autocomplacencia, no; por supuesto que el Real Madrid tiene que trabajar para mejorar, claro que sí; naturalmente que no es plausible que el equipo se descuelgue de la Liga en noviembre, como sucedió la temporada anterior, la de La Decimotercera, o en marzo como ahora; claro que no resulta agradable que tu máximo rival en España, porque en Europa lo son otros, te gane dos veces en tu campo en tres días, y a lo mejor ha habido un error de planificación, pero en vez de disfrutar el madridismo va por ahí danto tumbos. Y yo me pregunto: ¿Qué tendrían que haber hecho los madridistas que se tiraron 32 años sin ganar una Copa de Europa?
Jonathan Barnett es un patán, tiene la lengua más larga que un camaleón y perjudica más que ayuda a Gareth Bale, pero reducir los casi seis años que Bale lleva vistiendo la camiseta del Real Madrid a los últimos seis meses es tan injusto y tan reduccionista como deducir que, por haber perdido en Copa contra el Barça, el club atraviesa por una de las crisis más graves de su historia; no es cierto, no lo es. Probablemente Bale no haya dado ese paso hacia adelante que hoy exigía Modric tras la venta de Cristiano, pero Bale ha sido un jugador fundamental en los éxitos más recientes del equipo. Barnett no tiene razón cuando dice que la afición debería besarle los pies a Bale ni tampoco cuando afirma que deberían avergonzarse de ellos mismos, pero sí la tiene cuando asegura que esta generación de madridistas hablará de los goles del galés con el paso de los años. Este esfuerzo por contextualizar resulta inútil y a nadie interesa salvo a aquellos que conocen bien lo difícil que es ganar. Todos quieren ganar, todos; cuando arranca una temporada todos quieren ganar, y no sólo el Real Madrid. Pero, al menos en Europa, últimamente sólo lo hace uno y va de blanco. Samuel Beckett decía eso de "fracasa otra vez, fracasa mejor". El Real Madrid, que lleva fracasando desde 1902, seguro que lo hará mejor (a lo de fracasar me refiero) el próximo año.
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