domingo, 26 de mayo de 2019

La humillación de la Nación y las urnas de la salvación / por Federico Jiménez Losantos



Un proceso revolucionario es, por su propia naturaleza, incontrolable. Y que nadie dude de que a eso vamos de cabeza.

La humillación de la Nación y las urnas
 de la salvación

Nunca en la moderna Historia de España, ni siquiera en el Golpe del 23F, fue tan humillada la nación española como en esta semana de vísperas electorales. Nunca la sede de la soberanía nacional fue tan miserablemente traicionada como como en estos aciagos días del 20 al 24 de mayo. Dice Cayetana Álvarez de Toledo que lo ocurrido ha sido tan grave que aún no nos hemos dado cuenta del todo de la enormidad que presenciamos. Y si una ciudadanía que ve cómo su propia condición se ve menoscabada, disminuida y ridiculizada por una pandilla de maleantes no es capaz de reaccionar hoy, la última ocasión de hacerlo, merecerá todo lo que le pase, que sin duda será gravísimo, y además a muy corto plazo.

Los tontos que no votarán pero creen que se salvarán

Si tras ver al cabecilla político del Golpe de Estado en Cataluña pasar por el escaño del presidente del Gobierno en funciones, decirle de forma admonitoria "Tenemos que hablar" y responder Sánchez "No te preocupes" alguien cree que no tiene que preocuparse, estamos rodeados de imbéciles.

Si tras ver a la presidenta del Congreso Prevaritxell (antes Meritxell) Batet, prevaricando desvergonzadamente durante cuatro días, negándose a suspender a los diputados golpistas que están en la cárcel y en el banquillo del Supremo, como mandan con toda claridad la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el Reglamento de las Cortes, cree que la sede de la Soberanía Nacional lo será en esta legislatura o es muy estúpido o es muy cobarde.

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