sábado, 15 de junio de 2019

Pagar por ver pero sin oír / por Paco Mora


(Foto: Javier Arroyo)

Porque eso de que cuando las cosas no salen bien se le eche siempre la culpa a los toros, porque no se pueden defender, me parece injusto.

Pagar por ver pero sin oír

Paco Mora
He visto la corrida de Fuente Ymbro por televisión y he puesto en práctica aquello de “Al amigo todo, al enemigo ni agua y al indiferente se le aplica la legislación vigente”, bueno en vulgo se dice de otro modo más rotundo y escatológico. A partir del segundo toro he cerrado el sonido porque lo que oía no coincidía demasiado con lo que estaba viendo sobre el juego de los toros de Los Romerales y he decidido equivocarme por mi propia vista, quedándome con la imagen y prescindiendo de la palabra.

He actuado así porque, del matador de toros que acompaña al equipo narrador, tengo una gran opinión como torero y como persona, y los profesionales con los que hace collera me merecen todo el respeto, y de haber seguido oyéndolos les habría cogido tirria. Y además, ¿para qué ocultarlo? El ganadero es un gran amigo desde hace muchos años. Guiándome solo por la vista, como si estuviera más sordo que una tapia, he comprobado que el viento ha molestado mucho, pero que ha habido toros bravos con los que sus matadores no han sintonizado.

Morenito de Aranda es un matador de larga experiencia y se le ha ido el tiempo en preparación y probaturas. Pepe Moral me ha parecido un torero distinto al que recuperó el gran Manolo Cortés, y a Garrido esta tarde no le caía bien ni el traje de luces... Como todo lo que oía sobre los toros que se lidiaban era negativo, y luego en “braille” noté que algunos de ellos embistieron en ocasiones hasta haciendo el avión, creo que voy a perseverar en practicar a rajatabla el “pagar por ver”, pero sin oír.

Porque eso de que cuando las cosas no salen bien se le eche siempre la culpa a los toros, porque no se pueden defender, me parece injusto. Y que no me salga alguien con la pata de banco de que con los “cuadri” no practiqué la sordera, porque entre ayer y hoy existen grandes diferencias en bravura y presentación. Hoy ha habido toros bravos, con sus defectos pero bravos. Y algunos desorejables. Pero lo dicho, de ahora en adelante me desengañaré por mi propia vista. Sencillamente porque no voy a oír nada. Porque al fin y al cabo, una corrida de toros no es precisamente un concierto de piano.

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