domingo, 7 de julio de 2019

Carta de un amigo de España: Dr. Fortunato González


Plano general del Congreso de los Diputados durante la pasada legislatura, cuando el PP estaba en el Gobierno.

Me parece que en España hay demasiada distancia entre los políticos y los ciudadanos. Pareciera que salvo algunas excepciones, los políticos y en particular sus cúpulas viven en su propio mundo, como enajenados, sin vinculación afectiva con la gente. 

Fortunato González
Catedrático de la Universidad de los Andes
Mérida-Venezuela, 6 de Julio de 2019

Querido amigo.
Me resulta muy complicado hacer un análisis de la cuestión española desde la situación de extrema gravedad de Venezuela y de Mérida en particular. No obstante trataré de decirte algunas cosas.

1.- Me parece que en España hay demasiada distancia entre los políticos y los ciudadanos. Pareciera que salvo algunas excepciones, los políticos y en particular sus cúpulas viven en su propio mundo, como enajenados, sin vinculación afectiva con la gente. De allí que su discurso luzca acomodaticio, circunstancial, alejado de los sentimientos e intereses de las personas comunes, sin que la gente sienta que hablan por ellos. De ello no escapa VOX, aunque hizo un esfuerzo en el proceso electoral pero al final cae en el torneo que huele a lo mismo: negociaciones y pactos burocráticos con algún tono programático. El más vergonzoso de los ejemplos en Podemos, que se parece a lo de aquí: una banda para vivir a toda leche del Estado y sin aportar nada que no sea el voto, que para ellos es una mercancía.

2.- Hay una enorme pobreza en el lenguaje de esas cúpulas en particular de  Pedro Sánchez, además de cínico y desvergonzado, oportunista y sinvergüenza.

3. Por contraste, una parte de los voceros del independentismo luce más coherente y me limito fundamentalmente a Junqueras. Pero Torra, Puigdemont, Mas  y compañía son como Pedro Sánchez pero revueltos con Iglesias. Unas ratas.

4. Lo lamentable es que ese escenario puede contaminar a la Unión Europea, a menos que Merkel pueda sostener su liderazgo.

5.- Creo que la salida más lógica es volver a la Constitución de España a todo costo, como el fundamento de la unidad de España, sin relativismos ni dudas. Esto último debo aclararlo:

a) El impacto de cosas importantes como la libertad debieran ser objeto de un análisis bien serio y muy profundo. La libertad mientras más amplia debiera significar más civismo, más sentido de la convivencia respetuosa. Una cosa es que seas gay o lesbiana y otra que hagas alarde de tu condición como afrenta a los demás que no lo son, y el "orgullo" se convierta en una POLÍTICA DE ESTADO

b) El hiperactivismo de esos grupos ha puesto contra las tablas a los gobiernos y los políticos, que, por carecer de solidez de principios y valores, ceden ante cosas que significan irrespeto y acoso contra otros grupos entre ellos a los heterosexuales. 

c) Lo mismo pasa con el tema de la libertad de tener hijos o perros y al final España se queda sin críos españoles, si moros y latinos, porque levantar un hijo es una gran responsabilidad mientras que pueden satisfacerse las necesidades de afecto con un perrito que lo puedes dejar en una jaula, alimentarlo con concentrado, sin ruidos ni malos olores. Amor sin responsabilidad.

6.- El discurso de VOX se ha desdibujado con el pactismo. Ha debido insistir en el combate a la corrupción, a los sueldos escandalosos a los políticos que al final lo pagan los contribuyentes. Colocar más visiblemente los símbolos de la España profunda, trabajadora, culta, la sencilla que vive de su trabajo, de su esfuerzo personal. Ser más la voz de ese país que rechaza el político venal. Los millones de españoles que están ahí y no quieren el mal menor sino el bien mayor. Su país. 
Estoy releyendo una vez más al Quijote, y leo dos veces los consejos del viejo caballero andante a su humilde escudero Sancho ya gobernador de su ínsula, y al final me quedo con los razonamientos de Sancho cuando tira su gobernación y vuelve a montar su rucio. Por allí creo que van los tiros en una sociedad que vive con intensidad los tiempos globales y aun no logra la fórmula de conciliar la libertad, no desenfrenada como algunos pretenden, sino condicionada por una convivencia sana.

En fin amigo Juan.  Espero que en un par de semanas podamos hablarlo con una cerveza fría y tu amigo Quintano y un plato de salmonetes.

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