lunes, 26 de agosto de 2019

Ya ni la crítica taurina.../ por Antonio Portillo



Ya ni la crítica taurina... 

Antonio Portillo
Historiador taurino
Córdoba, Agosto / 20919
Llevo sesenta y cinco años viendo toros, recuerdo haber visto desde Pepe Luís Vázquez hasta hoy a centenares de toreros. Guardo en mis recuerdos actuaciones inolvidables de Antonio Ordoñez, de Luís Miguel, de Rafael Ortega, de Paco Camino, Curro, Paula, El Viti... 

He visto picar toros de 430kg que recibían cuatro puyazos antes de implantar la cruceta, cuando tras las cuerdas la puya se remataba con una arandela que entraba en la musculatura del toro con un palmo más de vara, cuando éste metía los riñones y el picador tenía que defenderse él y una cabalgadura que no superaba los 400kg.
Picadores como El Hiena, El Avispa, Barroso, o estilistas como Pepe "Zurito"... 

Me he emocionado viendo correr los toros a una mano a "Michelín", o con la sabiduría de Chaves Flores y la discreta elegancia de Tito de San Bernardo, así como poner banderillas al Vito y Luís González, a Paco Honrrubia, qué grande!!!... 

A lo largo de estos años he visto como ha evolucionado la Fiesta hasta nuestros días, en los que lamentablemente compruebo como la tauromaquia está prácticamente liquidada.

Pese a ello, viajo para ver toros, siempre y cuando prevea que se vaya a lidiar el toro íntegro y encastado, el que transmite peligro al tendido, el que puede emocionar. En definitiva el toro que los supuestos figuras no quieren ni ver. Sólo en esos casos "paso por taquilla". Cuando sale el toro "artista" del "monoencaste" lo veo en la "tele", sufriendo los bochornosos comentarios de Emilio Muñoz, Cristina Sánchez y tres más que osan orientar al telespectador hacia un abismo de desconocimiento taurino, influyendo de forma clara en la carencia de exigencia de los públicos, cada vez más escasos, que asisten como "peleles asustadizos" a las plazas hoy día.

He disfrutado leyendo las críticas de Díaz Cañabate, de  Barico, de D. Ventura e incluso de Navalón.
Ahora sólo leo con asiduidad a Antonio Lorca en El País, porque, cuando evita su favoritismo por determinados toreros, como es el caso de Paco Ureña o Ferrera, suele hacer críticas de buen aficionado. Pero lo que nunca debe pasarle a un crítico taurino es cegarse con un torero porque sea ese torero, sin valorar con objetividad cada actuación concreta de dicho torero, y eso le ha pasado hoy al buen crítico de El País. 

He visto muy buenas actuaciones de Paco Ureña toreando al natural en redondo, rematando atrás y ligando muy bien colocado, enróscandose en el embroque con el toro. Toreando con pureza y clasicismo en tandas de cinco muletazos. Como lo hizo en Sevilla el día que Escribano indultó un Victorino. Pese al indulto, ese día el que toreó "de verdad" fue Ureña.

Pero los malos derroteros que está tomando la Fiesta se muestra evidente en la crónica de Lorca sobre la actuación de Ureña hoy en Bilbao. Las de otros críticos (?) no las valoro, porque apenas las leo...
Dice que hay que volverla a ver, pues bien señor Lorca vuelva a ver las dos faenas a sendos toros fundamentalmente nobles, de extraordinarias embestidas de "carril", y podrá comprobar como, salvo un par o tres de naturales en cada toro, el resto de sendas faenas las ejecuta el torero murciano toreando "en la línea" SIN rematar los pases por atrás, ni por la pala del pitón. Es más con la derecha abriendo la embestida del toro y rematando a media altura y siempre con las dos manos en tandas cortas de no más de tres pases ligados antes del remate. Faenas bonitas pero sin rematar como hay que hacerlo para que se concedan dos orejas en una plaza de la categoría que tuvo Bilbao, que ya no tiene, como ha ocurrido prácticamente en todas. 

Me parecen muy exagerados los calificativos que utiliza en su crónica (que no critica), tanto como los trofeos tan generosamente concedidos por la presidencia, que el día anterior había tenido un criterio totalmente distinto con Adame. Se ve que los presidentes de hoy también tienen toreros favoritos como los críticos (?). Me imagino que tanto el presidente como Lorca oyeron como yo los pitos discrepantes con la concesión de la segunda oreja a Ureña en su primer toro. Todavía queda alguna decena de aficionados en Bilbao.

Ureña, en base a su calidad contrastada, tuvo sendas actuaciones por debajo de la calidad de sus dos toros, pese a ello, y sobre todo por sus buenas estocadas, fue merecedor de una oreja en cada toro, pero no de dos, teniendo en cuenta que del resto de orejas concedidas en Bilbao hasta el viernes, solo se debía haber concedido otra a Adame por su buena actuación en el sexto toro del jueves. El resto de trofeos sobraron. Fueron concedidas tras petición de un público que confunde la estética con la emoción, la espectacularidad con la pureza y la nobleza con la bravura, y que además se asusta cuando sale un toro encastado, que pone en peligro la integridad de los toreros. 

Ahora un revolcón se premia con media oreja... Y si el torero es guapo y/o mediático con oreja y media, porque si no que alguien me explique las cuatro orejas regaladas a Cayetano en Pamplona y otras más  también regaladas en ese coso a otros matadores, u otras también regaladas en Las Ventas... y qué decir de otras plazas!!! 

¡¡¡Cuanta razón tenía Rafael de Paula cuando criticaba públicamente la concesión de trofeos (orejas y rabos) y la falta de exigencia de los públicos de hoy día. Otro día trataré este tema que ha convertido los toros en un espectáculo "resultadista" como el fútbol, y esa lamentable realidad se la debemos al periodismo taurino.

¡¡¡Qué pena, sólo me voy quedando con los recuerdos!!! 


No hay comentarios:

Publicar un comentario