Con la afición de D. Íñigo Sánchez-Urbina como pilar fundamental, y cumplido el objetivo de refrescar (que no cruzar), la ganadería salmantina está preparada y a la espera de más oportunidades.
Sepúlveda de Yeltes, despacio pero con buena letra
José Porcar
Pureza y emoción, X/2019
Fotos: José Porcar
Se dice que los dos ríos más ganaderos y taurinos de España (y, por defecto, del mundo) son el Huebra y el Yeltes, ya que gran cantidad de dehesas bravas bañan estos dos ríos. Y nos vamos a detener en el Yeltes, de donde toma parte de su nombre la ganadería protagonista de este reportaje y cuyas aguas atraviesan la finca.
Nos atienden el propio ganadero D. Íñigo Sánchez-Urbina Chamorro, y su mayoral, D. Ángel Rodríguez Ingelmo. Ambos rebosan afición. Tras un largo paseo por el campo, donde hemos podido fotografiar a los bonitos toros salmantinos, pasamos a uno de los salones con los que cuenta la casa ganadera. Por cierto, una joya. De sus paredes cuelga toda la historia de la ganadería y de la familia, además de tener una decoración preciosa. La casa data del año 1840 y se dice que fue la residencia de verano del Obispo de Ciudad Rodrigo. Comenzamos nuestra conversación, y el ganadero nos habla de la procedencia de la ganadería, que podemos decir, al igual que reza en el libro de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, que es “Sepúlveda de Yeltes”. Es decir, propia. El por qué se debe a tener la misma procedencia desde 1942.
Han ido refrescando sin perder lo antiguo. Explica D. Íñigo, apasionadamente, que sobre el año 1930 los ganaderos Sánchez Rico de Terrones y Atanasio Fernández se desplazaban a la localidad de Zafra para comprar cerdos ibéricos. Ganaderos muy listos, de paso asistían a los tentaderos de Juan Contreras y del Conde de la Corte, donde tomaban sus propias notas y apuntes, así que trascurridos unos años decidieron comprar ganado. Sánchez Rico lo hizo a Contreras y Atanasio al Conde, haciéndose con animales que más o menos tenían en la cabeza. A todo esto, el padre de D. Íñigo decide hacerse ganadero de bravo y en 1942 adquiere ganado de Contreras, mal dicho, ya que Contreras es Murube. Recordemos que la familia Murube es la que hace la venta del ganado a Juan Contreras, que por cierto era tío de D. Íñigo.
En un principio, con el ganado de Murube-Contreras las cosas les iban rodando bien, pero llegó un punto en que aquel ganado se quedaba pequeño y decidieron refrescar dentro del tronco Vistahermosa. Por ello, en 1970 fueron a casa de Atanasio Fernández para adquirir reproductores. Lo hicieron por diversos motivos. En primer lugar, por proximidad, ya que las fincas ganaderas casi se tocan. En segundo, el saber que lo que iban a adquirir era ganado muy bien comprado y seleccionado por Atanasio. Y, en tercer lugar, era un ganado más grande que lo que tenían, y así podrían dar más tamaño a sus reses, que es lo que buscaban. Refrescar les funcionó estupendamente, llegando una época dorada para la ganadería entre 1982 y 1994, cuando lograron estar en casi todas las ferias y con carteles estrellas.
Desafortunadamente, tras estar en la cima ganadera unos años, les vino un bajón genético. Las vacas y sementales no trasmitían la bravura a sus descendientes. Decidieron, allá por el año 2001, echar 100 vacas la mitad al Limousin (consumo de carne) y a otras 100 les echó un semental de Daniel Ruiz. “Rebujino” se llamaba. A partir de entonces, decide comprar vacas puras de la línea Conde de la Corte, aprovechando la amistad con ganaderos como el Conde de Mayalde, Javier Sánchez-Arjona y Juan Pedro Domecq.
Cumplido el objetivo de refrescar, que no es lo mismo que cruzar, el momento ganadero lo tienen que demostrar en las plazas. Los tentaderos están saliendo muy buenos y el ganadero está muy contento, a la espera a que le den “cancha". Pero desafortunadamente el sistema que hay en la actualidad está muy cerrado. D. Íñigo tiene una afición desmedida que le permite, no sin sacrificio, el poder aguantar e ir subsistiendo. Para ello realizan los tentaderos de dos formas. Según el ganadero, “horizontal” y “vertical”. Es decir, primero los animales son examinados en la tienta, y los que son aprobados deben pasar un segundo examen en el que se estudia a sus descendientes, y si no trasmiten los genes buscados son carne de matadero.
Una cuestión que tiene muy clara es que para poder entrar en las ferias hay que triunfar en la primera plaza del mundo. En Madrid lidiaron una buena novillada hace ahora tres años, y desde entonces la empresa se interesa por adquirir una novillada o corrida, pero para ir a Las Ventas hay que ir poniendo todo en el asador y reunir una corrida o novillada pareja, con el trapío exigido, y eso con 100 vacas de vientre es muy complicado. No obstante, están luchando por conseguirlo.
En nuestro paseo por la finca, cuando estábamos en medio de un lote de vacas, el ganadero señaló la número 60 (fotografiada en el reportaje) y dijo: “recuérdame que te hable de esta vaca”. No hizo falta recordárselo. Tras una pausa en la conversación, contó una curiosa historia sobre "Argelona", una vaca que es un tesoro de la casa. Pura “Atanasia”, procede de una compra que realizó el ganadero D. Joaquín Núñez del Cuvillo, quien compró sobre 1990 unas vacas a D. Atanasio Fernández. Al ganadero gaditano le gustaron mucho las “Atanasias” que tentó y acabó aprobando a casi todas. Trascurridos unos años, quiso vender las más grandes porque pensó que los descendientes de las vacas más grandes le abastecerían la ganadería. Fue entonces cuando llamó a nuestro anfitrión y se las ofreció. Es más, le pasó toda la información posible, incluida la grabación en vídeo de la tienta de cada una de ellas. El trato se consumó y a Sepúlveda de Yeltes llegaron 9 vacas. Y, una de ellas, es "Argelona", una vaca que liga estupendamente.
Son 7 los sementales que cubren a esas 100 vacas. Una vacada que permite lidiar un número corto de festejos, en torno a 3 novilladas y 2 corridas por temporada. También venden toros para festejos populares. En concreto, este año 5 animales han sido designados para estos festejos. Esperemos que poco a poco recuperen el sitio que un día gozaron.
Para rematar la conversación, D. Íñigo quiso agradecer a la afición la confianza que demuestra tener en la ganadería. Gran cantidad de aficionados le llaman con interés, además mostrar sus deseos de comprarle algún toro, recibiendo de cada uno una bocanada de aire fresco para seguir trabajando. En especial, quiso agradecer a dos personas que le están permitiendo poder seguir luchando y trabajando por la ganadería. Una es su padre, D. Antonio Sánchez Ortiz de Urbina, quien le impregnó una afición tremenda. La otra, su señora esposa, D. Verónica Echevarría, quien tras vivir junto a él 20 años de fatigas y de ciertas dificultades del campo bravo, aún tiene palabras de aliento y esperanza para seguir con Sepúlveda de Yeltes.
"Esperemos que Dios nos ayude un poco”, dice el ganadero en nuestra despedida. Esperamos y deseamos que así sea porque este señor ganadero merece ir por la senda del triunfo.
PD: Los toros fotografiados para este reportaje fueron lidiados el 9 de septiembre en Navalcarnero (Madrid). La corrida fue un éxito para el ganadero, ya que los 3 matadores, Manuel Jesús "El Cid", Manuel Escribano y Esaú Fernández se repartieron un total de 7 orejas. Además, al toro nº 25, de nombre “Andaluz”, se le concedió el premio de la vuelta al ruedo.
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