Miguel Ángel Perera antes de hacer el paseíllo en la Plaza México el pasado domingo. Foto la Plaza México.
¿A qué vino Miguel Ángel Perera a la Plaza México?
Por Juan Carlos Valadez
Días antes de su presentación en la tercera corrida de la Temporada Grande 2019 – 2020 el reconocido escritor Igancio Solares le preguntó a Miguel Ángel Perera en una entrevista para El Universal ¿Qué significa para usted México?
A lo qué el torero de Badajoz le contestó: “Una asignatura pendiente, porque cuajar un toro en México, como los que he cuajado en Madrid, es un gran sueño. Además, me gustaría hacer una temporada larga en la provincia mexicana” declaraba Perera desde algún punto del Estado de Querétaro, a tan sólo unos días de regresar a la Plaza México precedido por su sexta Puerta Grande en Madrid, aunque está fuera en mi opinión como acertadamente la describió el periodista español Carlos Ilián “una puerta grande low cost.”
Entonces, ¿que fue lo que pasó con Perera el pasado domingo?
Pues resulta que el torero que entrevistó Igancio Solares finalmente no llegó a La México y en su lugar se presentó ‘otro’ Perera al que se le vio cansado, desganado e indolente…Porque mire usted, en esta vida cada quien tiene derecho a estar molesto por algún motivo, pero no cuando te vistes de luces en la Plaza México, porque la imagen que nos dejó fue la de un hombre derrotado y con dolor de cabeza. De verdad que fue un martirio verle sin ánimo ni valor durante toda la tarde, especialmente en su segundo toro en donde más que torero parecía un trabajador a destajo.
Usted se preguntará: ¿Entonces para qué vino a México?
No lo sabemos con exactitud, pero le creeríamos cualquier cosa antes que el argumento de qué vino a triunfar para hacer una temporada larga, porque después de ver su última actuación en la Monumental, me queda claro que no tiene nada que hacer en nuestro país. Pienso que la empresa de la Plaza México se hubiera ahorrado mucho dinero poniendo a un torero mexicano con más ilusión, el cual seguramente hubiera congregado la misma cantidad de público que Perera, pero por el 10% de lo que cobra el de Badajoz.
Entonces, ¿donde quedó aquel Perera de la temporada del 2011 en la Plaza México? ¿Ese torero con aires ‘ojedistas’ que algún día afirmó con júbilo y emoción que quería ser un ídolo en México tras una gran temporada?
Sinceramente no lo sé, pero lo más grave es que parece ser que ni él mismo Miguel A. Perera sabe donde quedó ese torero que alguna vez nos ilusionó.
Y con esto no quiero sonar nacionalista, porque para mi siempre serán bienvenidos en México aquellas figuras o toreros que vengan con seriedad -cómo en su momento lo hizo el mismo Perera– pero también habrá que señalar a todos aquellos que solo ven a nuestro país como un resort de lujo para sus vacaciones invernales y que ya sólo vienen a tirar la baraja.
En México tenemos muchos toreros en la banca esperando una oportunidad cómo para que venga un señor con cara de “fuchi” a hacer un papelote en la Plaza México, tan solo para llevarse una buena cantidad de euros y todo esto sin ser capaz de meter un tercio de entrada en la plaza.
En resumen y ya para terminar mi apunte, pienso que lo del torero de Badajoz ha sido un completo fiasco para la poca afición que acudió a verlo, pero también para la empresa que lo contrató.
Quisiera cerrar esta columna con algunas de las palabras que publicó acerca de la actuación de Miguel Ángel Perera el gran cronista Luis Eduardo Maya Lora en su tradicional crónica para De SOL y SOMBRA:
“Sinceramente, no parece que se vaya a extrañar a Miguel Ángel Perera por esta tierra.
Su antipatía, su falta de entrega, sumado esto a una enorme carencia de carisma, confirman lo que ya se sospechaba la semana pasada en Lima, ha venido tan solo a cubrir el expediente, “a facturar” como mucho taurino hoy se ufana de decir, como si fuera el único objetivo a alcanzar. Ausente su sentido de entrega hace ascos al feo entrepelado que abre plaza y encuentra la excusa perfecta, una vuelta de campana, del berrendo cuarto para no hacer mayor gasto. Ni siquiera tomarse la molestia de sudar el terno.
Si Perera está sobrado de valor y se queda quieto, se nota que ahora, en “Buen Fin” pone todo en abonos. Incluyendo la vergüenza, aunque, seguramente, cobre de contado. Vaya susto, de la nada, se pega ante el cuarto. Para el olvido.”
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