Del toro al infinito: MADRID. "EL MADRILEÑO" EN LA TERTULIA TAURINA 'LA GIRALDA' DEL CÍRCULO BIENVENIDA

De pie: Tito Blázquez, Alberto Sánchez, Eladio Galán, José Luis Núñez, José Ramón García, Antonio José Galán, Francsico González, y Ángel Alonso. Sentados: Juan Lamarca, Jesús Pérez "El Madrileño"

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Madrid, Noviembre / 2019

De entrañable se puede calificar la reunión con el matador de toros Jesús Pérez "El Madrileño" a la vez que de muy ilustrativa. Pasajes de su vida familiar y profesional, sus sueños, sus logros y decepciones, calaron hondo entre los tertulianos que mostraron su interés e inquietud entablando un más que interesante coloquio.

Sobre la mesa y mantel del Restaurante la Giralda, cubierto con las delicias de fogones y bodega del bueno de Carmelo Espinosa -también ejemplo de torería- fue desgranando el relato de un hombre sencillo que atesora un torero de los pies a la cabeza, el propio Jesús Pérez "El Madrileño", y también "más bueno que el pan" según apostillaba su leal amigo y siempre partidario, Juan José Guerrero, un genuino extremeño que le apoyó, dijo, desde su presentación de luces con 16 años de edad,

-'Con 10 años ya me puse delante de un becerro apuntó Jesús muy sonriente- prosiguiendo con el recuerdo a la figura de su padre como el aliento que le inició en el mundo de los toros: 'Mi padre ha sido aficionado, me hablaba mucho de toros y me llevaba a Las Ventas y a Carabanchel'.

'El toreo prendió en mí como una vocación y les dije a mis padres que quería ser torero. A mi padre le encantaba la idea; en cambio a mi madre no la gustaba nada', dijo elevando la mirada.

Jesús refiere con orgullo su origen humilde y la firme decisión de su origen a su entrada en la Escuela de Tauromaquia "Marcial Lalanda" de Madrid donde torea su primera becerrada y precisamente con José Miguel Arroyo "Joselito", 'luego las carreras serían bien distintas', puntualiza "El Madrileño".

Y cómo no, le viene a la mente su entrañable apoderado Miguel Flores, que se nos fue siendo uno de los últimos románticos de la Fiesta, y cuyo recuerdo y gratitud aflora en las sentidas palabras de El Madrileño: 'Con él alcanzo buena fama de bien torear aunque no se reflejaba en el escalafón a pesar de mis triunfos en Las Ventas, con puerta grande incluída en 1992. Y así me llegó en la monumental madrileña mi alternativa en un cartel lujo, dos años más tarde, con Palomo Linares y Enrique Ponce, con toros de Atanasio Fernández, aunque de ingrato recuerdo, aquello no saló bien y resultó un calvario, ¡uuuff...! yo nunca me había puesto delante había visto una corrida como aquella, exclamó el Madrileño -un corridón de "marrajos" muy grandes y astifinos que amargaron la tarde a la terna, comenta Juan Lamarca que presidió ese festejo- y tan grande fue mi decepción como el parón que sufrí en la temporada al no conseguir el éxito esperado. ¡Así es el toro!, afirmó Jesús Pérez, pero no deja ser injusto', concluyó.

'Diez años de dura profesión, cada vez más alejado del circuito "oficial y de los despachos", y con escasos contratos se me van marchitando las ilusiones -comenta "El Madrileño" con un rictus de tristeza- y ello me impulsa a tomar la decisión de cortarme la coleta, y fue precisamente en la plaza de Maracay, dijo dirigiéndose expresamente a nuestro invitado especial, el venezolano Francisco González, rector emérito de la trujillana Universidad del Valle de Momboy, cariñosamente conocido como "Morocho" 1, puesto que el "Morocho" 2 es su hermano gemelo, Fortunato -nuestro presidente nacional del Capítulo de Venezuela del Círculo Bienvenida- y respondiendo a la pregunta jocosa de José Eladio Galán sobre la bondad de cada uno de ellos, exclamó Francisco con media sonrisa y la ceja levantada: de los morochos yo soy el bueno...pero ¡Fortunato es el mejor!.

En primer plano José Ramón García, seguido de Eladio Galán, y su hermano José Ángel.

Dicho sea de paso, pero dicho queda, el Juez, Galán, se llevó una clamorosa ovación del respetable allí reunido por el hecho de su reciente jubilación tras su brillante carrera en la magistratura judicial.

El cambio del oro por la plata no le causa mayor problema, proseguía "El Madrileño", 'puesto que yo me sentía torero y torero iba a seguir siendo', afirma con contundencia, y cuenta como pasa a formar parte de cuadrillas de toreros como José Pedro Padros 'El Fundi', Juan Mora, Gabriel Picazo o Morante de la Puebla.

"Cierto es que me costó hacerme un sitio como banderillero pero en solo dos años me llevé trofeos en la Feria de San Isidro", y de verdad que me sentía orgulloso, dice Jesús Pérez,. Los matadores confiaban en mí y venían a buscarme para entrar en sus cuadrillas. También así, era cuando me sentía como lo que era, torero'.

"El Madrileño", Francisco González, y Juan José Guerrero

El momento mas emotivo llega cuando, con gravedad en el gesto, "El Madrileño" rememora su percance definitivo: 'fue en la mañana del 24 de julio del 2007, en la francesa plaza de Mont de Marsan, que cuando estuve bregando a las órdenes del entonces novillero, Rubén Pinar, sufrí una grave cornada que cambió radicalmente mi vida. Pero son los designios de Dios, -soy hombre de fe- y así pude dedicarle mi tiempo a cuidar a mi querida madre en su enfermedad y hasta su muerte.

Y cambiando el tercio hacia el concepto de su toreo, su estilo, los referentes que tuvo, o encastes preferidos, "El Madrileño" reconoce haber sido un torero fino, de clase, y que siempre pensó que tuvo condiciones para haber llegado a lo más alto, pero... ¡...!

'Hay que respetar y valorar todos los estilos, manifestó, pero en mi aire de torear, y para los toreros de mi corte, el toro más adecuado es el de encaste Domecq, y mi referencia siempre fue mi admirado Morante de la Puebla...'. Esto animó a los tertulianos y ya salieron a relucir lo del arte del "Faraón" Romero, que si el valor y personalidad de José Tomás, o el capote de Paula y su duende; total, a comparar y discutir..¡como Dios manda!

Y de este modo coloquial discurrió largamente la reunión hasta su término, con expresiones de gratitud al querido y respetado Jesús Pérez "El Madrileño". Todo un lujo de torero y amigo.