viernes, 20 de diciembre de 2019

Descanse en paz el VAR / por Juan Manuel Rodríguez



Ayer, en el avión de regreso del Madrid a Barajas, el comentario era Hernández Hernández. En el vestuario del Real tienen la impresión de que están jugando al póker con Dedos Mágicos, el tahúr del cómic de Lucky Luke. Creen, y no sin motivo, que la baraja está marcada y, añado yo, el VAR anda herido de muerte. 

Descanse en paz el VAR

No recuerdo que se criticara por parte del periodismo de bufanda arbitral, que también lo hay, el que José María Bartomeu se dirigiera por carta a Luis Rubiales para insinuarle que, de no utilizarse correctamente el VAR, se estaría comprometiendo la pureza de la competición, ahora sin embargo sí se critica al Real Madrid, y no por dirigirse por carta al presidente de la federación, que no lo ha hecho, sino por mostrarse extrañado por la no aplicación de la tecnología en dos jugadas, las de los dos penaltis sobre Varane, que son clarísimas por cierto, y por mostrar su indignación a través de la página oficial del club. Parece como si, para criticar al sacrosanto Barcelona, hubiera que esperar a que el Real Madrid hiciera algo parecido, que no igual.

Pero aquí el orden de los factores sí que altera el producto final, que fue, en primer lugar, la designación de Hernández Hernández y de De Burgos Bengoetxea, y en segundo término su previsible desastrosa actuación, más aún teniendo en cuenta que ambos colegiados, tanto el que estuvo abajo como el que sesteó arriba, han protagonizado capítulos ciertamente vergonzantes con el club blanco. Y digo que el orden de los factores alteró el producto puesto que el primero en quejarse, y de forma y manera oficial, fue el Barcelona, ni más ni menos que poniéndose en contacto con el presidente de la federación, y no mediante una página web o una declaración en el palco sino a través de una carta. Se quejó el Barcelona en vísperas del partido contra el Real Madrid y el Real Madrid salió muy perjudicado por los árbitros, luego no parece en absoluto descabellado deducir que alguna influencia tuviera la protesta oficial azulgrana.

El VAR, y lo decía este mediodía en Fútbol EsRadio, sale herido de muerte del Camp Nou. La cornada es de treinta centímetros de profundidad y ha alcanzado la vena y la arteria femorales. El fútbol español se desangra por ahí porque un sistema que estaba diseñado para reducir los errores los incrementa y, además, lo hace a la vista de todos. Ya no quiero ni hablar de la toma televisiva que se nos ha ofrecido del fuera de juego de Mendy, que es más falsa que el beso de Judas, pero si Hernández Hernández no vio la patada de Lenglet sobre Varane y luego el agarrón de Rakitic de nuevo sobre el defensa central del Real Madrid, entonces Hernández Hernández tiene que dejar de arbitrar durante un tiempo para reciclarse. Y si De Burgos Bengoetxea no fue capaz de presenciar en un monitor, cuando su trabajo consiste única y exclusivamente en estar pendiente de una pantalla, la claridad de ambas jugadas, entonces a De Burgos Bengoetxea le tienen que dar vacaciones... salvo, por supuesto, que Velasco Carballo designara a ambos para que hicieran ese trabajo.

En lo que sí tiene razón Bartomeu, pero no por lo que él lo dice, es en que la competición sale alterada del Camp Nou. Del campo del Barcelona debió salir líder, y con tres puntos de ventaja sobre el segundo, el Real Madrid, y sin embargo el Real Madrid continúa segundo con los mismos puntos que el primero, pero el domingo que viene el Barcelona recibe al Alavés y el equipo de Zidane se mide con el Athletic Club de Bilbao. Que el presidente del club que rompió la disciplina de voto de la Liga de Fútbol Profesional para apoyar en solitario la candidatura de Villar en detrimento de la de Gerardo González hable de la pureza de la competición es un sarcasmo. Que el presidente del club a cuyo antecesor en el cargo pillaron en frenética conversación con el citado Villar diciéndole eso de "Qué más quieres que te dé, Sandro, si ya te lo he dado todo" hable de la pureza de la competición es como para troncharse de la risa. Que el presidente del club en el que hubo un vicepresidente con Joan Laporta que tuvo el cuajo de hablar delante de las cámaras de La Sexta de "saldo arbitral favorable" hable ahora de la pureza de competición es un ejercicio de cinismo a la altura de muy pocos. Ayer, en el avión de regreso del Madrid a Barajas, el comentario era Hernández Hernández. En el vestuario del Real tienen la impresión de que están jugando al póker con Dedos Mágicos, el tahúr del cómic de Lucky Luke. Creen, y no sin motivo, que la baraja está marcada y, añado yo, el VAR anda herido de muerte. 

Entre todos lo han matado en España y él solo se murió un 18 de diciembre de 2019 en el Camp Nou. Descanse en paz.

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