miércoles, 1 de enero de 2020

Año nuevo, fraude viejo / por Pla Ventura



Comenzamos un año pletóricos de ilusiones porque, en realidad, dentro del mundo de los toros quisiéramos que hubiera justicia, equidad en sus actuantes, nada de prebendas y que siempre saliera el toro para que dirimiera las cuestiones artísticas de cada cual.

Año nuevo, fraude viejo

Pla Ventura
31 diciembre, 2019
Desdichadamente, el mundo de los toros y la política van unidos de la mano para desencanto de todo el mundo pero, la realidad es incuestionable. En uno u otro ámbito todo son promesas que, al final acaban siendo grandes mentiras porque todo el que dice algo que no cumple es un vil mentiroso. Los taurinos y los políticos, con sus excepciones, todos prometen el mundo idílico que todos soñamos para, más tarde, encontrarnos con la maldita realidad de las promesas incumplidas y el desencanto general.
Comenzamos un año pletóricos de ilusiones porque, en realidad, dentro del mundo de los toros quisiéramos que hubiera justicia, equidad en sus actuantes, nada de prebendas y que siempre saliera el toro para que dirimiera las cuestiones artísticas de cada cual. El toro sale, pero siempre para los mismos, para los desposeídos de la fortuna que, sin más bagaje que sus ilusiones se enfrentan a dichos bicornes, algunos sin la experiencia necesaria, otros porque no queda otro remedio y, los más, atendiendo aquella máxima que nos dice, lo que tienes son lentejas, las tomas o las dejas.

Las cornadas, como siempre, las seguirán sufriendo los mismos que no son otros que todos los que se enfrentan al toro de verdad, sin mácula, sin fraude, sin engaño y con toda la verdad por delante. Siendo así, claro, las figuras que saben mucho de los que estoy diciendo son remisos a la hora de enfrentarse a un toro de verdad porque, como siempre sucede, los percances son para los desgraciados mientras que, los señoritos acaban la temporada sin el menor rasguño.

¿Dónde está el fraude si siempre sale el toro? Esta sería la pregunta que nos haría el bobo de turno que no alcanza a ver más allá de sus pobres retinas. Digamos que, la parte triste y negra de lo que entendemos como el fraude en los toros, todo está rociado de una aparente verdad que no deja de ser una gran mentira. En cualquier plaza, donde fuere, siempre que se anuncie una corrida de toros sale el toro, faltaría más. Pero es ahí donde tiene que nacer el análisis de la cuestión y, por lógica, entendemos que los toros que se lidian en los pueblos nunca se parecerán a los de las grandes ferias pero, es ahí, justamente en esos circuitos donde aparece el fraude del medio toro en que, como es público y notorio no hacen falta ni picadores para que una corrida de toros se lleve a cabo.

¿Os parece poco fraude que no hagan falta ya los picadores? Vamos que, hasta un niño de primaria entendería la cuestión sin el menor esfuerzo. Para colmo, los ganaderos que lidian el toro aborregado y sin fuerzas, dada la dulzura que le han imprimido a sus toros, santos hasta los límites de los altares, siempre, para regocijo de los toreros llamados artistas, no contentos con lo que nos ofrecen, para colmo, hasta piden la abolición del reglamento. ¿Para qué querrán estos tipejos reglamento alguno si hacen lo que les viene en gana? Eso sí, si un presidente se le ocurre aplicar el reglamento ya tenemos otro terrorista en ciernes.

Desdichadamente, el año será nuevo, tanto como nuestras ilusiones pero, como comprobaremos a lo largo de la temporada, el fraude seguirá siendo el mismo para desencanto de los que amamos esta bendita fiesta que, en manos de gentes honradas podría ser, sin duda alguna, la mejor fiesta del mundo.

 Ahora, en los toros, como en cualquier ámbito de la sociedad, a los honrados los vemos como tontos del capitore; que lo son porque no tienen más remedio que serlo. ¿Cabe más necedad en el mundo en que vivimos? Yo creo que no.

Fijémonos como está la cuestión que, hasta periodistas de “relumbrón” por aquello del medio en que trabajan, ante sus amos, es decir, para los medios de comunicación donde laboran, para ellos, la fiesta de la mentira es lo más emocionante del mundo. Eso sí, para que veáis la falsedad con la que estos individuos se ganan el pan a base de mentir, en ocasiones, esos mismos que vemos por televisión, en la barra de un bar, son capaces de coincidir con nosotros, es decir, hasta darnos la razón ante todo aquello que promulgamos.

Es ahí, justamente ahí, donde encontramos la primera gran mentira del mundo del toro, la que emanan sus protagonistas acólitos a los medios que les mantienen. O sea que, no miente solo el sinvergüenza de Pedro Sánchez puesto que, para desdicha de la sociedad en que vivimos, como quiera que el vil metal todo lo pudre, es por ello que, como decía, al tal Sánchez se le unen decenas de tipejos que, bastante desgracia tienen con tener que mentir para ganarse la vida, o sea, exactamente como el nefasto Pedro Sánchez. Por cierto, a modo de anécdota, que no les pase nada a todos los que votaron a este tipo que, con el gobierno que nos tiene preparados, no sólo llorarán los que le votaron, es que todos, sin distinción, iremos a parar al abismo.


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