sábado, 18 de enero de 2020

Españoleando por el mundo. Carlos Sainz gana su tercer Dakar



Sainz y su copiloto Lucas Cruz, barcelonés de 45 años encargado de la navegación por el tremendo desierto árabe, se llevaron el Dakar con una solvencia poco común. 

Carlos Sainz, la historia del campeón inoxidable

José Carlos Carabias
ABC / 18/01/2020 
Prodigio de longevidad y pasión por su deporte, Carlos Sainz levantó en el desierto de Arabia Saudí un homenaje a la dedicación y el esfuerzo. Ganó su tercer Dakar, el más duro de los últimos tiempos según sus pasajeros, después de 8.000 kilómetros por dunas, rocas y riscos, de los cuales 5.000 fueron cronometrados. Lo hizo a los 57 años, edad venerable a la que no llegan la mayoría de los deportistas de su especie, que disfrutan las rentas de la vida o se dedican a ver crecer a los hijos. Sainz también lo hace como padre de piloto de Fórmula 1, pero no descuida su ilusión: mantenerse joven a través del deporte. Así lo demuestra su preparación física. En el Dakar 2020 se impuso con un Mini, la tercera marca con la que gana (antes Volkswagen y Peugeot), a Nasser Al Attiyah (vencedor el año pasado) y a Stephane Peterhansel, trece veces dueño del Dakar.


Sainz y su copiloto Lucas Cruz, barcelonés de 45 años encargado de la navegación por el tremendo desierto árabe, se llevaron el Dakar con una solvencia poco común. Líderes desde la tercer etapa y el rally casi sentenciado un día antes de la conclusión. Nasser Al Attiyah, gran favorito y primo del emir de Qatar cuya relación le otorga el tratamiento de jeque, fue el primero en esperar la llegada de Sainz a la meta para aplaudir su hegemonía en esta edición.

Su hijo, piloto y asesor

En este tramo de su vida, a Carlos Sainz le ocupa por encima de todas las cosas la trayectoria deportiva de su hijo, Carlos Sainz junior, en la Fórmula 1. Nadie vive con más intensidad las carreras del joven Sainz que su padre y mentor, nadie disfrutó más con el podio del piloto de McLaren en el último Gran Premio de Brasil que el doble campeón del mundo de rallys (1990 y 1992). El Sainz de 57 años es, ante todo, un progenitor que no tiene objeción en reconocer que prefiere una victoria de su hijo Carlos en la Fórmula 1 a su tercer Dakar. Ni hablamos de la posibilidad de que fuese campeón del mundo de F1...

La complicidad entre ambos representa un modelo para los manuales de convivencia entre padres e hijos. Siempre próximos, siempre educados incluso en alguna discrepancia, siempre conectados por la pasión de las carreras. Sainz jr asesora a su padre en la distancia, desde Londres donde reside, con observaciones, indicaciones y datos relacionados con el Dakar.

«Las canas tienen que servir de algo», había advertido Carlos Sainz antes de coronarse campeón del Dakar por tercera ocasión. En un reciente encuentro con la industria del deporte en los Desayunos de Europa Press, el piloto se pasó una hora disertando sobre las opciones de futuro de su hijo, sobre la viabilidad de los patrocinios en el mundo del motor, sobre la Fórmula 1 y sus cuitas, y a última hora recordó: «Y no os olvidéis, también aspiro a ganar el Dakar», dijo cuando no se hablaba de ello.

Sainz tiene una hernia discal, la rodilla reconstruida, una dolencia crónica en el hombro y 57 años, pero su preparación para el Dakar es digna de un veinteañero. Cada septiembre empieza un programa de entrenamiento específico, que en años anteriores incluía concentraciones en altitud o cámaras de hipoxia como los ciclistas o los atletas para hacer acopio de glóbulos rojos en las montañas de Sudamérica. Según cuentan en su entorno, suele hacer tres tipos de sesiones: pesas, ejercicios aeróbicos de resistencia y tiradas anaeróbicas de fuerza. Trabajos encaminados a vigorizar las zonas lumbares, abdominales y el cuello. El casco pesa y en el Dakar el piloto pasa muchas horas sentado recibiendo impactos de toda clase. Sainz ha incorporado hace tiempo el entrenamiento de la bici estática en la sauna.

En ese mismo Desayuno Deportivo se desnudó de alguna manera: «Cuantos más años tienes, más cuesta prepararte físicamente para estar a tope, pero también te da la vida y la motivación de levantarte cada día con ilusión. A veces ven en el gimnasio a un tipo con el pelo blanco y pensarán, ¿qué hace aquí este tío? Pues intentar ganar el Dakar».

El propio Sainz se ha promocionado a sí mismo como candidato para el premio Princesa de Asturias, un galardón que ya tiene su amigo Fernando Alonso y que a él le hace una ilusión especial. 

Sainz, curtido en todo tipo de vivencias en el deporte, hizo un reconocimiento a su compañero. «Quiero aprovechar para dar las gracias a Lucas Cruz, a Mini, a los patrocinadores y a todos los españoles que nos han apoyado». Y habló de su edad. «Está claro que la retirada está cerca porque voy cumpliendo años, pero hay que mirar el crono y no el DNI».

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