domingo, 16 de febrero de 2020

Los arios del separatismo catalán. Por Eduardo García Serrano



Una fräulein del separatismo catalán con vocación de aria de las Juventudes Hitlerianas, donde jamás la hubieran admitido por fea y por ordinaria, acaba de pedirle a sus compatriotas de la adoración nocturna a la sardana y la barretina que siempre se dirijan en catalán a todo bípedo antropomorfo que no tenga pinta, aspecto o apariencia de catalán nativo patanegra ¿Se puede ser más miserablemente tonto?

Los arios del separatismo catalán

Eduardo García Serrano
El Correo de Madrid, 16 Febrero 2020
Son aún más bestias que Sabino Arana y más analfabetos que Adriana Lastra, la mucama socialista que friega las deposiciones verbales de Pedro Sánchez y le hace el menú de disparates tóxicos con los que el PSOE ensucia los telediarios en el Poder y en la oposición; porque los telediarios son siempre del PSOE aunque quien pernocte en la Moncloa sea el PP tarado, emasculado y envilecido por sus complejos y su cobardía. Son los arios del separatismo catalán, ridículos en esencia, imbéciles ideológicos y estúpidos en sus proclamas pero engrandecidos por una democracia sin sistema inmunológico en la que cualquier cretino, infradotado para ganarse el pan, sienta plaza de diputado con unos cuantos votos tan despreciables como él mismo.

Con sus mentiras baratas y la bisutería de sus agravios inventados, los arios del separatismo catalán han dado un paso más (en este caso de la oca) en la búsqueda de la pura raza catalana, algo tan falso como su nación, su pedigrí y el tebeo de su historia; derechos que hasta aquella acémila vizcaína bautizada por los veterinarios de la Historia como Sabino Arana les negaba por considerar, despectivamente, a los catalanes como “hijos del romano” al igual que los castellanos, los andaluces y los murcianos. Es evidente que los separatistas se pasan las alpargatas ideológicas como las mulas de cuatro patas las coces y las de dos la coca, que llevan a buen recaudo en la faltriquera que les alimenta como a los chaperos, el culo.

Una fräulein del separatismo catalán con vocación de aria de las Juventudes Hitlerianas, donde jamás la hubieran admitido por fea y por ordinaria, acaba de pedirle a sus compatriotas de la adoración nocturna a la sardana y la barretina que siempre se dirijan en catalán a todo bípedo antropomorfo que no tenga pinta, aspecto o apariencia de catalán nativo patanegra ¿Se puede ser más miserablemente tonto? Sí, lo son, aún más que ella, todos los que la han votado para que eructe bellotas desde la alcaldía que las urnas le han otorgado. La volverán a votar yendo al colegio electoral al paso de la oca, con un calsot en la boca y una estelada en los calzoncillos. Los arios del separatismo catalán son así de acémilas, y aunque sean mulatos de castellano y murciano todos quieren ser tan patanegra como Lluís Companys y su Rufián charnego.
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