domingo, 1 de marzo de 2020

BOGOTÁ /5ª DE TEMPORADA. Arcila “Orgullo colombiano” / por Jorge Arturo Díaz Reyes


José Arcila a hombros en la Santamaría. Foto: Camilo Díaz


Hubo muchos brindis y vivas a la empresa. Esta por su parte homenajeó a los novilleros defensores de la fiesta quienes se dieron una vuelta por el ruedo mostrando las placas recibidas. Hubo puerta grande, la corrida fue buena, pero hubiese podido y debido ser mejor.

Arcila “Orgullo colombiano”

Bogotá, Colombia, II 29 20
El manizaleño José Arcila se llevó la corrida del “Orgullo colombiano” corta ndo tres orejas. David Martínez quien confirmó y Moreno Muñoz fueron silenciados, este último tras tres avisos en el quinto y dos en el de regalo. Tres toros notables.

A punto de paseíllo escampó. La encapotada tarde se aclaró y el mejor de los santacolomeños Vistahermosa (siete), el de la confirmación, el de la tarde; “Alosnaro” N° 28, cinqueño, cárdeno, muy entipado y bravo, abrió plaza. Se prodigó en los tres tercios, ganó la pelea y al final con petición mayoritaria recibió clamorosa vuelta al ruedo. El segundo noble y el enrazado cuarto tras petición de vuelta, se fueron ovacionados. El resto fueron mansos, en diferentes versiones: con fondo de clase el sexto, rajados a morir el terciado tercero, el bello quinto y el feo séptimo de regalo. El conjunto fue adulto. La mayoría con cinco cumplidos, pero sin mucho calado y ligeritos de romana.

José Arcila pegó dos estocadones que por sí solos valían sendas orejas para la puerta grande que abrió. Se las dieron, pero además otra del segundo, muy pedida, que sobró. La segunda oreja es potestativa del presidente. Había llegado precedido por la fama de su soñada faena en el festival de Manizales, que si se pudiera equiparar con las de corrida (y no se puede) calificaría como una de las mejores de la temporada, sino la mejor. Bueno, pensábamos muchos, qué tal eso con un toro adulto y en puntas. Y salió, el noble Palillero, y la lidia que comenzó pinturera con cordobinas, farol, fregolina, verónicas y media belmontina, tuvo el mismo formato de la mencionada, llena de imágenes litográficas, aliños, variedad, incluyendo la silla, saleroso empaque en los embroques, temple, y ajuste, desgraciadamente careció de lo esencial; parar. No dio una sola suerte sin perder pasos veloces y recolocarse antes de la siguiente. Lo cual, siendo inmerecido por la clase del toro, castró el encanto del toreo moderno, la ligazón. Más ya lo dijimos los acabados y el compás de las acometidas taparon. La gente se disparó y cuando el gran volapié fulminó la algarabía se impuso para el desoreje.

La del emotivo cuarto, que cogió a James Peña en banderillas y lo envió conmocionado a la enfermería, fue una reedición de la anterior; templar, mandar, lucir, pero no parar. Larga de rodillas, doblones rodilla en tierra, suertes izquierdas y derechas, bella muchas, aunque no todas, pero aisladas. La raza de las embestidas enervaba la parroquia y la música se sumó al jolgorio. Tras un tercer natural una voltereta dura, y en el suelo un hachazo a la cara, impresionaron. Volvió a la brega con molinete y dos tandas de gran predicamento antes de clavar hasta los gavilanes, matar al toro, desatar la petición escandalosa, complacida y la justa ovación para el arrastre.

Moreno Muñoz, fue condenado por el sorteo y por la mala idea de regalar el sobrero. Ganas no le faltaron, pero de cuatro mansos que salieron se llevó los tres peores. Un estulto, un cobarde huidizo y uno negado a todo. Para completar usó la espada en su contra. Al quinto, tres pinchos descolocados, un feo metisaca, una estocada caída inocua y tres avisos. Al regalado séptimo, seis en hueso y mató de bajonazo chalequero cuando se insinuaba otro tercer clarinazo infamante. Pero la gente le respetó.

Daniel Martínez, dejó ir un toro de triunfo, con el que hubiese podido marcar gloriosamente su confirmación. Su tercio de banderillas no sedujo. Un par al sesgo decoroso, medio al violín desacompasado y un otro tan bajo y disociado que daba pena. Encima saludó. La casta pronto conquistó la clientela y le robó el protagonismo. El muleteo, al por mayor, pero poco exquisito. El terreno siempre perdido y el esfuerzo fallido por hacerse al mando, contrastaron con el gran pitón izquierdo y el exigente derecho. No se impuso ni por uno ni por otro. Al final fue ignorado por el respetable, volcado con la vuelta al arrastre. Con el sexto hizo lo mejor, seis verónicas y media. Cogió los palos e invitó a Carlos Garrido y Ricardo Santana recortando y luciendo. Luego el manso pareció acordarse de su alcurnia y entre renuncia y renunica regalo suaves repeticiones que daban para más de lo que recibieron. Un pinchazo bajísimo y otro por el costillar, que asesinó, acabaron en piadoso silencio.

Vino poca gente. Apretando, apretando quizá un tercio de plaza o algo más. Hubo muchos brindis y vivas a la empresa. Esta por su parte homenajeó a los novilleros defensores de la fiesta quienes se dieron una vuelta por el ruedo mostrando las placas recibidas. Hubo puerta grande, la corrida fue buena, pero hubiese podido y debido ser mejor.

FICHA DEL FESTEJO
Bogotá. Domingo 29 de febrero 2020. Plaza de Santamaría. 5ª de Temporada. Nubes y frío. Tercio de plaza. Siete toros de Vistahermosa, el último de regalo, en tipo pero dispares en todo. Vuelta al ruedo al 1° Alosnoro N° 28 cinqueño de 458 kilos, ovacionados 2° y 4° encastados y nobles todos, los otros mansos.

José Arcila, dos orejas y oreja.
Moreno Muñoz, silencio, silencio tras tres avisos y silencio tras dos avisos
Daniel Martínez, silencio y silencio.

Incidencias: José Arcila salió a hombros. Saludaron: Ricardo Santana y José Calvo tras parear al 2°, “El Piña” y Héctor Fabio Giraldo tras parear al 3°, José Calvo tras parear al 4° y Jaime Devia en el 5°. Aplaudido William Torres tras picar al 1°. James Peña “Granerito” cogido en banderillas por el 4°, pasa a la enfermería con trauma cervical y escoriaciones.

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